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Entrevista:ANITA NAIR | Escritora

"La danza del 'kathakali' me sirve para escribir sobre las emociones escondidas"

Aurora Intxausti

Una danza ancestral, el kathakali, le ha permitido a Anita Nair (Shoranur, Kerala, 1966) construir un mundo repleto de magia en el que los personajes se ven obligados a recordar emociones y sentimientos que se encuentran dormidos y que van aflorando en las historias que ha ido imaginando en Las nueve caras del corazón (Alfaguara). El libro está dividido en nueve capítulos que llevan por nombre cada una de las nueve emociones que se expresan con gestos en la danza kathakali: amor, desprecio, tristeza, furia, valor, miedo, repugnancia, asombro y paz. Nair narra en este libro, en el que ha trabajado durante cuatro años, la historia de Chris, un periodista que viaja al sur de la India para entrevistar a Koman, conocido maestro de danza kathakali. El periodista se enamora de la sobrina de Koman, cuyo marido es ambicioso, conservador y machista. Nair había trabajado previamente como directora creativa de una agencia de publicidad de Bangalore hasta que pudo dedicarse en exclusiva a la literatura.

"He querido hacer una reflexión profunda sobre el arte, el amor y las elecciones constantes a las que todos nos sometemos"

Pregunta. Escribe en sus libros sobre sentimientos y relaciones que no son muy bien aceptados en su país.

Respuesta. En esta novela he querido hacer una reflexión profunda sobre el arte, el amor y las elecciones constantes a las que todos nos tenemos que someter. He intentado contar diferentes historias de amor para indagar sobre qué es lo que pasa cuando la realidad que vivimos nos escamotea la pasión, nos escamotea el amor, y te das cuenta al final de que todo era mentira. Sé que la sociedad en la que vivo es contraria al divorcio, a las relaciones entre personas del mismo sexo, pero yo no me puedo callar. Es una realidad que está ahí y no puedo por ello dejar de denunciar aquello que repruebo, como el maltrato a las mujeres. En las sociedades urbanas se empiezan a aceptar determinados comportamientos rechazados hasta ahora, pero en las rurales eso es impensable a corto plazo. Es cierto que la mujer ha tenido un mayor protagonismo en el mundo de la cultura, pero su papel social sigue siendo menor en cuestiones sociales y familiares.

P. ¿Qué le llevó a utilizar el kathakali como hilo conductor de su novela?

R. La tristeza que me provocó ver a un bailarín de esta danza actuar en la calle. Se necesitan ocho años de estudio para poder desenvolverse con elegancia en ese mundo, ocho años de mucho sacrificio, y verle bailar por unas cuantas monedas me llenó de desolación. Una buena parte de los hombres que se dedican a interpretar esta danza terminan alcoholizados y formando parte de los decorados de Bollywood. Un final bastante patético para un artista. El kathakali es un baile muy poético, sensual y bello en el que las cosas no son blancas o negras sino que están llenas de matices. En definitiva, se parece bastante a la vida, y a mí me sirve para escribir sobre las emociones escondidas del individuo, que siguen ahí aunque vivamos en una sociedad cada vez más robotizada. Escondemos nuestros sentimientos y tenemos miedo a utilizar palabras, las cubrimos con un velo y tratamos de que su uso no nos haga daño.

P. En esta novela cobran protagonismo personajes que aparecían en su primer trabajo literario, Un hombre mejor.

R. Me resultaba divertido utilizarlos. Me gustan y los quiero tanto que no deseo que desaparezcan. Necesito que sigan sobreviviendo en la ficción, y jugar con ellos en otras novelas me permite seguir teniéndoles vivos. Eso no significa que esto sea una segunda parte de Un hombre mejor porque los personajes y las situaciones son totalmente independientes y apenas guardan relación. Las historias que cuento creo que están muy bien armadas y han sido construidas con mucho cuidado para reflejar diferentes mundos, como la mitología de la India, la India de los años treinta y la actual.

P. En Las nueve caras del corazón el tiempo está fragmentado y hay un constante viaje del pasado al presente.

R. Es lo que me ha permitido darle un ritmo más ágil al texto. Y a través de la vida de Koman se van abriendo las puertas a personajes, tiempos y situaciones muy diferentes, con lo que he podido crear un relato casi laberíntico que se asemeja a las sagas mitológicas indias.

Anita Nair, ayer en Madrid.
Anita Nair, ayer en Madrid.BERNARDO PÉREZ

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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