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EL DISCO DE LA SEMANA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Nanas para trotamundos y guardafrenos

El disco del dúo de música 'folk' y 'blues' recibe una calificación de 6 sobre 10

EL DISCO DE LA SEMANA: Billy Bragg & Joe Henry - Shine a Light: Field Recordings From The Great American Railroad

Artista: Billy Bragg & Joe Henry.

Disco: Shine a Light: Field Recordings From The Great American Railroad.

Sello: Cooking Vinyl-PIAS.

Calificación: 6 sobre 10.

Que Chuck Berry convirtiese en poesía mundana las ventajas de la automoción en los risueños años 50 no debe hacernos olvidar que el transporte fundamental en las raíces del blues y el folk fue el ferrocarril. Los trenes que recorrían la vasta geografía de Estados Unidos delinearon el trayecto de estas músicas populares, odisea que a principios del siglo pasado señaló la masiva emigración desde el sur hasta las industriosas capitales norteñas, diáspora que en los años de la Gran Depresión empujó a quienes habían visto convertirse en polvo sus cosechas a enfilar el camino de la tierra prometida californiana. Es una saga que han documentado el novelista John Steinbeck o el radiofonista Studs Terkel, una cartografía hecha de vías y andenes que tiene entre sus figuras míticas a Woody Guthrie, a Jimmie Rodgers, el Guardafrenos Cantante, o al incorregible Lead Belly.

Esta es la premisa de la que parten Billy Bragg (Essex, Inglaterra, 1957) y Joe Henry (Carolina del Norte, Estados Unidos, 1960). ‘’Quisimos explorar el poder transformador que la llegada del ferrocarril tuvo en las vidas de la gente común y devolver estas canciones a los lugares que inspiraron su creación’’, explica Bragg, consciente de que fue Rock Island Line la canción que empujó a los Beatles a tomar una guitarra y ponerse a chapurrear americanismos. Es precisamente el tema que abre Shine a Light, álbum registrado mientras viajaban en lustrosos vagones desde Chicago, en su día el nudo ferroviario más activo del mundo, hasta Los Angeles. En las salas de espera y pasillos de antiguas estaciones de St. Louis, San Antonio o Tucson, interpretaron estas trece canciones con el único acompañamiento de guitarras acústicas y sus voces entrelazadas en sobrias armonías. Solo el uso de micrófonos actuales moderniza la función.

Bragg, capacitado para hacer bailar a su público recitando un manifiesto socialista, ya adaptó letras inéditas de Woody Guthrie junto a Wilco en dos discos espléndidos, y Henry conjura en sus propios trabajos —y en los que produce a otros artistas— el cavernoso eco del pasado. Sin embargo, no todo son tonalidades sepia en estas recreaciones adustas pero sentidas, se cuela la polución sonora del presente, lejanas puertas que se cierran, trenes que aúllan en la distancia. Y, a los clásicos inapelables del folclor sobre railes —The Midnight Special (Lead Belly), Lonesome Whistle (Hank Williams), Waiting for a Train (Jimmie Rodgers) o Hobo’s Lullaby (Woody Guthrie)— se añade un linaje que va de los ancestrales The Carter Family al cantautor de los 60 Gordon Lightfoot.

El efecto en el oyente es tan veraz que la mente olvida el significado del término virtual. Este realismo implica en si mismo una impertinencia: ¿cómo hubiesen resonado estas baladas viajeras arregladas de modo más contemporáneo? Ganó la idea de visitar enclaves que hace más de cien años, al trazarse las líneas, fueron importantes y hoy han sido olvidados. Una intención de calado social acorde con la fidedigna interpretación de estos relatos de antiguos itinerarios y el traqueteo de las vías al fondo.

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