Triunfa la terna ante una deslucida corrida de Juan Pedro Domecq
Con media entrada en los tendidos, Perera, José Garrido y Ginés Marín salieron a hombros
Los diestros Miguel Ángel Perera, que cortó tres orejas, y José Garrido y Ginés Marín, que obtuvieron dos, salieron a hombros en Badajoz, en una tarde en la que los desrazados toros de Juan Pedro Domecq deslucieron sobremanera el espectáculo.
Con media entrada, se lidiaron cinco toros de Juan Pedro Domecq y un sobrero -el quinto- de Domingo Hernández, desiguales de cuajo y hechuras, que ofrecieron un juego dispar. Nobles, pero de justa transmisión primero y cuarto; de pocas fuerzas el segundo; desclasado y reservón el tercero; rajado al final el quinto; y muy deslucido el sexto.
Miguel Ángel Perera: casi entera perpendicular y desprendida (dos orejas); y pinchazo y estocada trasera (oreja).
José Garrido: pinchazo hondo y estocada (oreja tras aviso); y estocada tendida y caída (oreja).
Ginés Marín: gran estocada (oreja); y soberbia estocada (oreja).
Sobreponiéndose a un encierro ayuno de casi todo, Miguel Ángel Perera, José Garrido y Ginés Marín salieron a hombros en una tarde que, especialmente para los dos más jóvenes, fue complicada, pues sus lotes ofrecieron pocas facilidades para el lucimiento.
Toro muy terciado el que abrió plaza, que tuvo mucha clase en el capote y en la muleta de Perera. Delantales y quite por ajustadas gaoneras; y faena clásica de este torero, primero con la mano diestra, para continuar al natural en tandas templadas y bien rematadas. Más toro fue el cuarto, lo que evidenciaba la desigualdad de la corrida. Fue un animal que cogió de mala manera a Santi Acevedo, pero sin consecuencias. Muy noble en la muleta de Perera, tuvo muy poca transmisión. El torero supo llevarlo por ambos pitones en una faena templada.
Bonito por reunido fue el primero de José Garrido, al que recibió con las dos rodillas en tierra, aunque pudo tener un disgusto al trastabillarse. Bien con el capote, en especial en el quite por chicuelinas. Toro de justas fuerzas al que Garrido toreó con temple y ajuste, voltereta incluida. Sacó aspereza al final el astado en la corta distancia, lo que no impidió que el torero paseara un apéndice.
Buenas hechuras mostró el sobrero de Domingo Hernández, aunque no se empleó en el capote, hizo sonar estribos y transmitió a la muleta de Garrido. que lo llevó en redondo,con firmeza. El animal terminó rajado.
Al grandón tercero lo recibió Ginés Marín con cadenciosa verónicas de mano baja. Toro complicado y desclasado, con el que el torero estuvo muy firme, siempre bien colocado, para concluir en cercanías en un arrimón de gran sinceridad. El sexto fue el peor de un encierro. Lo más destacado fue el vibrante recibo capotero, en el que alternó Marín tres largas cambiadas con verónicas de mucho fuste. Magnífico también el quite por chicuelinas. Y poco más porque el toro se quedaba en el embroque. La estocada fue soberbia y valía la oreja que paseó el torero.
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