Los fantasmas de la torre Windsor salen a escena
El dramaturgo Antonio Rojano escarba en los enigmas que aún siguen abiertos en torno al incendio del rascacielos madrileño
La investigación sobre el incendio que destruyó el rascacielos Windsor de Madrid, en febrero de 2005, se cerró dejando abiertos muchos enigmas. ¿Quiénes eran las dos personas que se veían en un vídeo casero deambulando por el edificio en llamas? ¿Qué contenía la caja fuerte que el Ministerio de Defensa quiso recuperar entre las cenizas? Decenas de teorías, incluidas historias de fantasmas, se han vertido en la prensa desde entonces, sin que ninguna pueda considerarse cierta. No más cierta, en todo caso, que la inventada por el dramaturgo Antonio Rojano en su obra Windsor (o el fuego).
Rojano utiliza uno de los acontecimientos más mediáticos de los últimos años en Madrid para poner en cuestión el “relato mediático”. O, como la denomina el dramaturgo, “la ficción mediática que vivimos diariamente”. “El caso de la torre Windsor, como quedó sin explicación oficial, es perfecto para abordar este asunto. Todas aquellas especulaciones que aparecieron en la prensa, aquellas teorías de conspiraciones y malignos ocultos, conformaron una realidad alternativa que acabó estableciéndose en nuestra memoria”, afirma el autor.
La obra, que se estrena mañana viernes, 10 de junio, en Madrid con dirección del cineasta Max Lemcke (Casual Day, Cinco metros cuadrados), se desarrolla en torno a una investigación periodística sobre la misteriosa identidad de las dos personas que estaban en el rascacielos durante el incendio. A través de esa trama, el autor crea un relato alternativo de lo que ocurrió aquella noche. “No pretendo ofrecer la enésima versión de los hechos, sino subrayar la existencia de verdades que quedan siempre ocultas”, destaca.
No es la primera vez que este dramaturgo utiliza un acontecimiento real como recurso en sus obras. La anterior, Dios K, se centraba en la detención de Dominique Strauss-Kahn, exdirector del Fondo Monetario Internacional, tras abusar supuestamente de una camarera en un hotel de Nueva York. Y el año pasado estrenó en el Centro Dramático Nacional otro texto, La ciudad oscura, que recrea el intento de golpe de Estado del 23-F en España. “Todos son hechos muy conocidos por el espectador y a la vez llenos de incógnitas. Eso me permite obligar al espectador a cuestionar sus certezas”.
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