¿Qué poema desea esta tarde?
Una palabra o una idea y el artista se pone manos a la obra. Cuatro jóvenes autores regalan versos en el estand de EL PAÍS de la Feria del Libro
Javier se acerca con una idea: ruido. La poetisa que tiene enfrente duda ante a un folio en rojo, juega con el boli y empieza: "aprendo a caer sin ruido/muy despacio/entre rastros temblorosos/como si supiéramos qué es aquello/ que nos nombra/como si no nos quedara más silencio/suspendido, aquí entre los ojos". La autora es Gema Palacios y junto a Alberto Guirao, Marcus Versus y Claudia González Caparrós ha protagonizado este domingo la mesa de improvisación en el estand de EL PAÍS, una actividad en la que los cuatro se han convertido en autores a la carta y han regalado poemas a los visitantes a partir de palabras o ideas.
Palacios acaba de publicar su tercer poemario, "llevo escribiendo desde los 18 años, pero creo que a muy pocos les da para vivir la poesía", le cuenta a una clienta que se acerca para pedirle una pieza. La palabra escogida en esta ocasión: hoy. "He caminado hasta el borde/ de la palabra más breve", comienza este segundo texto.
A su lado Alberto Guirao se encuentra con una pareja fácil. María y Aitor solo le piden que les sorprenda con "algo original". "¿Qué habrá sido vaticinar/recordar a los que se quedaron es vaticinar/ María y Aitor en una caseta periodística", comienza a escribir en una hoja verde con una letra minúscula. Guirao estudió periodismo, le cuenta a la siguiente en la cola, que también está en esa carrera y que ahora escribe en una revista de viajes. Otro, le cuenta que él también escribe y que se intercambian sus nombres en las redes sociales para seguirse.
Toca relevo. A Palacios la sustituye González Caparrós y a Guirao, Marcus Versus. Álvaro y Patricia llegan decididos y son muy concretos: "viaje a Roma". Se van allí este verano. La autora se alegra: "¡Habéis dado en el clavo!". Se pone a ello sin dudar: "Iba a ver las ruinas, ipsa docet/ Quanta fuit/Y al final fui a ver los árboles/No sé/Por dónde se filtra mejor la luz". Hay peticiones para todo, la siguiente en la fila pide que el folio sea rosa en lugar de rojo. A mandar.
Marcus Versus también se encuentra con un requerimiento muy concreto pero algo más difícil: la felicidad inalcanzable. "¿La felicidad inalcanzable?", repite algo sorprendido el poeta. "Sí, ¡es que no la alcanzo! Cuando parece que la voy a tener se me escapa", explica Aída, la visitante. Dicho y hecho, comienza a escribir: "Las manos existen anillos de oro/ para ser felices/las bocas necesitan rojos besados/para ser felices/ los oros. Los rojos/se apagan". El autor se lo entrega, esperando que contribuya un poquito a que llegue a esa felicidad.
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