Parquet Courts, reticentes al éxito que se aproxima
Su nuevo álbum, 'Human Performance', podría impulsarles a dar el salto a primera línea, por lo menos en el universo 'indie'
Su nuevo álbum, Human Performance, podría impulsarles a dar el salto a primera línea, por lo menos en el universo indie. Llevan un lustro siendo una de las bandas neoyorquinas más celebradas por la crítica rock, que les señala como último episodio en una saga urbana cuyos ancestros, desde Velvet Underground hasta Strokes, mantienen similares coordenadas: guitarras nerviosas, vocalistas nasales, áspera literatura, tensión rítmica, estudiado minimalismo. Se obvia que Andrew Savage, letrista y portavoz del cuarteto de Brooklyn, proviene de Texas, donde tocaba en Teenage Cool Kids. Y tejanos eran Red Crayola, cerebrales disidentes de la psicodelia en los sesenta, que también impregnan la praxis posmoderna de Parquet Courts.
‘’Soy consciente de ese legado, cada vez que me entrevistan se menciona a esos grupos’’, se lamenta Savage al otro lado de la línea telefónica. ‘’Los Velvet son ya como los Beatles, una banda icónica y canónica, no hay mucho que yo pueda añadir. Quizás provengamos de ellos, pero intentamos concentrarnos en el sonido de 2016. Es un error ver el rock’n’roll como algo tradicional y la electrónica como música contemporánea. Eso no es cierto, puedes ser ambas cosas y tocar rock. La electrónica es también una tradición, se viene haciendo desde los años cuarenta; y el rock no es algo anticuado, fijado en el pasado. Lo que hacemos sigue estando vigente, no somos un grupo nostálgico. Parquet Courts suenan a rock contemporáneo’’.
Oblicuos pero accesibles, parten de la idea de que las palabras son importantes y la música debe arroparlas: ‘’Las letras surgen de anotaciones en una libreta. Luego las reviso con la guitarra, busco ritmos y melodías. Vale la pena leerlas, pero si no entiendes inglés, puedes simplemente disfrutar de las tonadas’’. Tiene sentido que den prioridad a lo que cantan, entre guitarras que raspan o acarician, en una sintaxis musical que igual bebe de los angostos The Fall que de los esqueléticos Talking Heads de sus inicios, presentes en la titánica One Man No City. Perfiladas desde un mordaz desapego, estas canciones forjan una retorcida visión del presente, también de la propia condición humana vista con perplejo distanciamiento por jóvenes millenials.
Además de las habituales construcciones dislocadas —el lamento existencialista sobre el modo en que nos invade el polvo que es Dust o la crispada Paraphrased— Human Performance se abre al pop en Outside, Captive of the Sun o Steady on my Mind, y a la charanga retro en Berlin Got Blurry. El título del álbum —la actuación humana— lo clarifica. ‘’Sí, es una autocrítica’’, reconoce Savage. ‘’Las letras más críticas se refieren a mi mismo. Son una suerte de autoexamen que puede extrapolarse al comportamiento humano en general. La única abiertamente política sería Two Dead Cops, basada en un incidente real del que fui testigo’’.
Entonces, ¿son una banda típica de Nueva York, como lo fueron Ramones o Sonic Youth, o sencillamente usan un lenguaje cuyas órbitas alrededor del planeta lo han convertido en ilustre subgénero? ‘’Quizás sonemos típicamente neoyorquinos, pero no es algo a lo que prestemos atención. No tratamos conscientemente de que sea así. Cualquier otro lugar en el que vivas moldea tu música; no puedes evitar dar salida a las cosas que absorbes. La vida en Nueva York es ajetreada y estresante, y seguramente esto influencie el modo en que ejecutamos las canciones. Algunas concentran mucha tensión y han de tocarse con frenesí’’.
Pese a que regurgitan un idioma ya canónico, Parquet Courts viven al día. Parecen intuir que la desazón de estos tiempos es ya crónica y, en consecuencia, plasman su elaborado angst entre asimetrías rítmicas, chorreantes teclados, fogonazos de electricidad bien temperada, fibrosa exuberancia musical. Un sonido que armoniza con los ingenuos diseños gráficos, del propio Savage, en portadas y carteles.
Human Performance, su quinto álbum, es el primero para el legendario sello independiente británico Rough Trade. ‘’Han publicado algunos de mis discos favoritos’’, explica Savage. ‘’Allí grabaron Cabaret Voltaire o Buzzcocks, pero no están interesados en su pasado. Como a nosotros, les interesa la música que define su propio tiempo. Por ello nos planteamos el disco simplemente como otro más. No nos impusimos hacer un álbum mejor o que pudiese sonar por la radio. Publicamos lo que nos sale, y esto es lo que no salía en ese momento, algo más melódico’’.
Quizás haya llegado la hora de su confirmación mediática, o tal vez no lograrán emerger desde el subsuelo. A ellos tales futuribles no parecen quitarles el sueño: ‘’Nuestros discos necesitan un tiempo para revelarse. No me preocupa la mala crítica de alguien que solo lo ha escuchado un par de veces. Deben ser más pacientes’’. Buen consejo en estos tiempos musicalmente vertiginosos.
Babelia
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