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PROYECTO SOLIDARIO #REFUGIODELSONIDO

La guerra lleva a los sirios a un exilio incierto

El primer libro-CD de la colección #REFUGIODELSONIDO mañana domingo por 2,95 euros con EL PAÍS Los beneficios irán destinados a la organización Médicos Sin Fronteras

Natalia Sancha
Un grupo de inmigrantes que viajaban en zodiac arriban a la costa de la isla de Lesbos.
Un grupo de inmigrantes que viajaban en zodiac arriban a la costa de la isla de Lesbos.NATALIA SANCHA

Tras 62 meses en guerra, a los sirios les sobran motivos para huir al exilio. Un cuarto de los 23 millones que habitaban la Siria previa a esta guerra han buscado refugio fuera de su país. Cinco millones lo han hecho en los países vecinos (un millón en Líbano, 2,7 millones en Turquía y unos 650.000 en Jordania), y otros 800.000 en Europa. Empujados por unos frentes bélicos volátiles, otros ocho millones de sirios han abandonado sus hogares para recorrer un periplo marcado por múltiples desplazamientos dentro de su propio país. Huyen de la muerte en un conflicto que se ha cobrado 290.000 vidas, según cifras oficiales, y más de 500.000, según organizaciones locales. Empujados por la guerra, cientos de miles han emprendido la peligrosa travesía de cruzar el Mediterráneo, vendiendo sus casas y conservando de sus vidas lo que cabe en una mochila de 20 litros.

Ninguna familia siria se libra de llorar a un muerto en este conflicto. La guerra ha dividido a Siria en cuatro capitales. Al noreste, Raqa se impone como corazón del autoproclamado califato del Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés). Los vecinos huyen del martilleo de un cielo concurrido por las aviaciones de más de una decena de países. En tierra, recurren a traficantes de personas para escapar de una represión marcada por latigazos, crucifixiones o amputaciones que impone ISIS en su acérrima lectura del islam. Al norte, Kobane simboliza la capital kurda de Rojava, donde los civiles huyen de múltiples frentes amontonándose en una frontera turca, fortificada tras la construcción de muros.

Al noroeste del país, el Frente de la Conquista (paraguas que engloba desde facciones rebeldes moderadas a yihadistas de Al Qaeda) se hizo un año atrás con la capital de provincia Idlib. Acosados por cambiantes frentes entre tropas regulares y rebeldes así como bombardeos por el régimen, los sirios de esta región también sufren la ausencia de unas infraestructuras básicas como el acceso a agua o electricidad, pero sobre todo de atención médica y escolarización. De ahí que el 60% de los 18 millones que aún permanecen en Siria hayan buscado refugio en las zonas controlados por el Gobierno de Damasco. Una extensión que abarca poco más de un tercio del territorio nacional.

Cuatro discos, cuatro mares

Mar Egeo, el primer disco de la serie, saldrá a la venta mañana por 2,95 euros. Está compuesto por 13 canciones tituladas con nombres de pueblos mediterráneos como Bratica, Cadaqués, Gamasa, Calafat... Está marcado por las cuerdas árabes, el arpa celta, las flautas o los metales de las calles de algún pueblo siciliano, arropados por la percusión turca o la del norte de África.

Las próximas entregas serán Mar Adriático el 29 de mayo, Mar de Libia y Mar Jónico el 5 de junio y el 12 de junio respectivamente.

Los sirios están psicológicamente exhaustos. Con la vertiginosa devaluación de la lira, los 2.000 euros ahorrados en preguerra valen hoy 170. Los sueldos del 1,5 millones de funcionarios (de entre 50 a 100 euros mensuales) junto a la economía de guerra permiten que parte de la población sobreviva, evitando una avalancha mayor de refugiados. Sin embargo, muchos desplazados ya no tienen un hogar al que regresar. Abdulá al Dardari, Secretario Ejecutivo Adjunto de la Comisión Económica y Social para el Oeste Asiático de la ONU (ESCWA), y antiguo viceministro de economía sirio, estima en 160.000 millones de euros el coste de la reconstrucción en Siria.

Niños indocumentados

A las dinámicas geográficas del éxodo forzoso se suman también las generacionales. Varones en edad de ingresar en el servicio militar desertan en masa de una guerra que hoy ven ajena con la progresiva injerencia extranjera. Más de 70.000 soldados regulares han desertado, según datos del Observatorio Sirio. Ante la falta de escolarización, los padres de la generación perdida han de elegir entre nutrir las filas de niños trabajadores en Siria o migrar en busca de un futuro mejor para ellos. En el exilio y condenados al limbo, cada mes se suman más recién nacidos a la generación bastarda de la guerra, con más de 50.000 niños indocumentados nacidos de refugiados sirios solo en Líbano. El número de desplazados aumenta cada día con el desmoronamiento de una tregua que pende de un hilo en la provincia de Alepo. Pero en lo más bajo del escalafón, a la cola de refugiados y desplazados, se consumen las vidas de aquellos que no disponen siquiera de recursos para huir de las zonas de combate. Entre ellos, dos millones de personas, según datos de Médicos sin Fronteras, sobreviven al filo de la hambruna en los cercos impuestos por múltiples bandos.

Con la llegada del verano y un mar en calma, las mujeres sirias, convertidas en cabeza de familia, se disponen a hacer la maletas y desafiar al Mediterráneo junto a las verjas y muros que proliferan tras el acuerdo auspiciado por Alemania y firmado entre la Unión Europea y Turquía. Quieren reencontrarse con sus maridos que escaparon de la guerra y lograron llegar a Europa en pequeñas barcazas, pero fracasaron en proveerles de un pasaje seguro con una reunificación familiar que nunca lograron materializar.

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