La villana casi desconocida de Lope
La Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico lleva a escena, por segunda vez en la historia, una de las obras del autor del Siglo de Oro
Malvada, pérfida, vil... No, aquella villana de Lope de Vega no era una mujer perversa, o al menos no a eso se refirió el rival de Miguel de Cervantes cuando le dio nombre. Era una habitante de la villa de Getafe, que es el significado primigenio de esa palabra: vecina, habitadora. La historia de Inés, que persigue su objetivo sin concesiones, la escribió tras La Dama Boba, y sus entresijos, los de los dos mundos que retrata Lope (los olvidados y el poder), fueron representados una única vez, en un corral de comedias. Ahora los personajes de La villana de Getafe volverán a reencarnarse en los actores de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico.
'La villana de Getafe'
Autor: Lope de Vega.
Versión: Yolanda Pallín.
Dirección: Roberto Cerdá.
Intérpretes: Ariana Martínez, Mikel Aróstegui, Marçal Bayona, Raquel Varela, Paula Iwasaki, Carlos Serrano, José Fernández, Almagro San Miguel, Alejandro Pau, Migual Ángel Amor, Loreto Mauleón, Nives Soria, Marina Mulet, Alfredo Noval, Pablo Béjar, Sergio Otequi y Pepa Pedroche.
Esta versión de la obra de Lope de Vega podrá verse del 20 de mayo al 12 de junio en el Teatro de la Comedia (calle del Príncipe, 14, Madrid).
Helena Pimenta, sentada en una mesa negra sobre el escenario del Teatro de la Comedia —donde se estrenará la obra este viernes 20 de mayo— bromea sobre la acepción de villana. "Deberíamos avisar de que no es lo que la gente piensa". A su lado, Roberto Cerdá, el director, y los protagonistas de un elenco de 17 personas (y 32 personajes), Ariana Martínez y Mikel Aróstegui. A Pimenta no le parece extraño que Marsillach se planteara una escuela de formación en su momento, hace casi 30 años. "Adolfo y su equipo estarían ahora orgullosos de los logros de esta compañía expresando los clásicos de acuerdo con la sensibilidad contemporánea".
A un lado del escenario más de una docena de jóvenes se ríen, cuchichean o asienten según Pimenta va contando. Los denomina no solo como un recambio natural y una fuente de energía, sino como un grupo voraz por el aprendizaje: "El esfuerzo físico y mental para trabajar en verso es tremendo. Decía Juan Mayorga que qué envidia del lenguaje. Se multiplica, si diversifica en voces apasionadas y finas". En este caso las que nacen de las letras de Lope. "Es directo, fresco, más joven, obras con elencos más numerosos y personajes más jóvenes. Lope encaja con La Joven", termina Pimenta, que quiere dejar paso a Cerdá.
"Después de asaltarme a la cabeza", dice él con una mueca divertida, "me llamó y me asaltó". Fue entonces cuando el director —de Éxodo, de Pared, de Vida y muerte de Pier Paolo Pasolini— puso en marcha esa cabeza asaltada para dar el paso entre la formación y la exhibición. "Era pasar la frontera y lo hicimos con dos conceptos: mucho tiempo juntos y rigor, para alcanzar un nivel artístico y técnico muy alto". Está convencido de haberlo logrado con esta versión de Yolanda Pallín, aunque no le guste usar ese término. "A veces se utiliza en sentido peyorativo. Es más encontrar la temperatura con la realidad social sin olvidar el estilo de la comedia".
Todo en esta Villana parece reconfortarle si lo piensa: "las líneas claras" de Ana Garay en la escenografía y el vestuario, la "elegancia" de la composición musical de Mariano Marín, la "evolución" lumínica de Pedro Yagüe, el movimiento que comienza dentro y acaba en danza de la mano de Marta Gómez, la "potencia" de la creación audiovisual de Tolo Ferrà y el "bote salvavidas" que supuso Vicente Fuentes, maestro de voz y verso.
Y con todo eso, la obligación que cree tener Cerdá, y que extiende a la CNTC: "Renovar y mantener la lengua castellana y en concreto la poesía. Por el bien común del arte, del teatro y de la sociedad. Veremos en unos años si de esto se hace algo normal en colegios, institutos, universidades, escuelas de teatro... Es la herencia y hay que aceptarla. Herencia y futuro". En esta pieza, que se convertirá en herencia cultural y pública en cuanto pise las tablas, se habla de lucha de clases, de cortesanos, de villanos, de mentiras y engaños. De pasión. Dos espacios enfrentados: la nada y el todo. El Getafe del siglo XVII dibujado en una gasolinera de carretera nacional.
Dos elencos para la cuarta promoción
La directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Helena Pimenta, califica a La Joven como "una necesidad" —que nació en 2007 por iniciativa del anterior director de la CNTC, Eduardo Vasco—. Esta cuarta promoción ha colmado esa necesidad muy por encima de sus expectativas. "En esta ocasión tuvimos 998 candidatos... La selección fue complicadísima, así que, por primera vez, decidimos tener dos equipos", explica la directora.
Uno de ellos, el que ahora ultima detalles en el Teatro de la Comedia, estrena La villana de Getafe, de Lope de Vega este viernes 20 de mayo.
El otro ya está en marcha con Préstame tus palabras. "Han indagado en otros caminos, estos son unas veladas pedagógicas teatrales en colaboración con Institutos de Educación Secundaria".
El proyecto se adentra en Lope y Calderón con alumnos y profesores de esos institutos a lo largo de dos horas de trabajo en común. Este mismo elenco también participará en el montaje de Pedro de Urdemalas, de Miguel de Cervantes, que se estrenará en el Festival de Almagro con dirección de Denis Rafter.
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