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Ojo por ojo en la España del siglo XXI

‘El rey tuerto’, de Marc Crehuet, llega a los cines tras más de 300 representaciones teatrales con su enfrentamiento entre un antisistema y un antidisturbios

Gregorio Belinchón
El equipo de 'El rey tuerto', con su director, Marc Crehuet (segundo por la derecha), hoy antes de presentar la película en el Festival de Málaga.
El equipo de 'El rey tuerto', con su director, Marc Crehuet (segundo por la derecha), hoy antes de presentar la película en el Festival de Málaga.CARLOS DÍAZ (EFE)

Un policía antidisturbios le revienta el ojo a un manifestante con una pelota de goma. Hasta aquí, por desgracia, todo suena a normal, a conocido en la España del siglo XXI. Pero lo anormal es que  ambos se sienten cara a cara en una cena, cuando sus novias decidan reencontrarse tras seis años distanciadas. Así arrancaba la obra de teatro El rey tuerto, escrita y dirigida por Marc Crehuet, con Alain Hernández, Miki Esparbé, Ruth Llopis, Xesc Cabot y Betsy Túrnez. Más de 300 representaciones después y de gira por toda España, una conversación de Crehuet con Joaquín Oristrell —que le advirtió que allí había una película— empujó a la adaptación cinematográfica, realizada por el mismo quinteto de actores, el mismo director y rodada en una dificilísima carambola de 17 días de filmación y dos versiones, en catalán y en castellano. Es decir, hay dos películas: El rey tuerto y El rei borni.

Y con ella Crehuet ha competido hoy, domingo, en el festival de Málaga, y la ha colocado entre las tres o cuatro apuestas a tener en cuenta en el palmarés. En este camino, el antidisturbios Hernández (Palmeras en la nieve) y el documentalista antisistema tuerto Esparbé se han hecho famosos (Esparbé aparece, por ejemplo, en los dos largometrajes que se estrenan hoy en la sección Oficial), pero España no ha cambiado tanto. “Es cierto, no ha perdido actualidad”, cuenta el dramaturgo y cineasta. “En Cataluña se vuelve a hablar de las pelotas de goma, y la crisis sigue ahí. Hay un cambio de valores, de sistema, en el que la crisis está asentada. También me parece que vivimos un momento de incomunicación, porque la película insiste en que abandonemos nuestros roles sociales para comprender al otro. Si no, no hay salida posible”. Los personajes quieren cambiar, necesitan cambiar. “Sin embargo, como escritor, sé que con un mero encuentro con la víctima, a un represor no se le abren los ojos”. De ahí la línea de comedia romántica que en el centro de la trama impulsa El rey tuerto. Solo un despecho femenino puede hacer temblar el mundo de un macho alfa.

Crehuet sabía que en el salto cinematográfico tenían que estar sus protagonistas: “Una vez que das el texto a los actores y se están dos años con él de gira, ya es de ellos. Es un parto larguísimo de un proyecto que en realidad se ha convertido en un todo”. Para su suerte, Crehuet ha estado escribiendo otras cosas, y a veces, solo a veces, se acercaba a ver los bolos de la obra. “Al final, sueltas un poco de lastre, y el estreno en cine cierra el ciclo”. Y la conclusión de “dos años de ensayos”, confiesa entre risas.

Para “disfrute” del director, el teatro y el cine usan lenguajes muy distintos. “Hay monólogos que en el escenario se gritan para que lleguen al público. Delante de la cámara tienes que modular esos momentos, y ser espabilado y filmar pequeños gestos, matices en los rostros del cuarteto que no existían antes. Haces todo más pequeño, si vale como resumen”.

De fondo, frases como “especialistas para la gestión de masas”, “la resistencia pacífica, al ser resistencia, ya no es pacífica” o “siempre habrá daños colaterales”. O la imagen de ese político (encarnado por Cabot) como sombra alargada mortuoria. También el chorreo de las explicaciones huecas de por qué las empresas han empujado a los gobiernos a la crisis actual. “Todos se aprovechan de este ruido casi ininteligible, y más aún el poder”. El rey tuerto, que llegará a salas comerciales el 20 de mayo, emite sensación de amargura sobre el momento actual. “Yo diría más bien tristeza, un sentimiento provocado por esa incomunicación a la que me refería. Intentas salir de tus concepciones del mundo y nunca lo logras, dejándote con la sensación. Es un reto que todos debemos encarar”.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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