El festival de Málaga prepara el salto a un concurso latinoamericano
El certamen, que se inaugura hoy con ‘Toro’, de Kike Maíllo, ampliará su sección Oficial en 2017 para dar cabida a películas hechas en español no solo en España
Ya hace tiempo que el festival de Málaga, que arranca hoy su 19ª edición, se bautizó como la radiografía en primavera del cine español. Los que no van a Cannes pasean por otra playa, la de Málaga. Durante años, el certamen ha cargado con el sambenito de ser un festival de Antena 3. “Es uno de nuestros principales patrocinadores, pero en el concurso hay películas no solo de Atresmedia, sino también de Mediaset y de otras televisiones públicas, como TVE, de la que este año se proyectan siete películas”, aduce Juan Antonio Vigar, director del festival desde 2012. Puede, pero durante estos días —empezando por el estreno hoy de Toro, de Kike Maíllo— el certamen es un plató de la cadena... y una alfombra de desenfreno para las furibundas fans.
Presupuestos y visionados
El festival cuenta con un presupuesto que supone del 55% al 60% de los 2,6 millones de euros de la sociedad municipal que durante todo el año ofrece actividades cinematográficas en la ciudad de Málaga. “Dada la dimensión que hemos alcanzado, trabajamos con gran eficiencia. El Ayuntamiento hace un gran esfuerzo, pone 1,6 millones”, explica el director.
Para alimentar sus secciones, el comité seleccionador ha visto 133 películas.
El comité seleccionador ha visionado 133 películas, un número realmente llamativo. “A nosotros también nos llama la atención. Han aumentado las películas hechas con un modo de producción voluntarioso, con escasos recursos técnicos, surgidas de la democratización de las tecnologías y de triunfo digital. Hemos percibido que hay filmes de pequeño formato salvados por el talento, de vanguardia y habilidad narrativa”. Ese aumento ha hecho que este año, su segundo apartado, Zonazine, haya radicalizado aún más sus propuestas, encabezadas por la deslumbrante Esa sensación, de Juan Cavestany, Julián Génisson y Pablo Hernando.
En realidad, el gran cambio no llegará en esta edición, sino en la del año que viene, el del cumpleaños redondo, avisa Vigar. El festival cambiará su corazón para abrirse en su sección Oficial a toda la industria latinoamericana, que hasta ahora entraba en el concurso en forma de coproducciones y en la sección Territorio Latinoamericano. “Puede que la solución esté en añadir a nuestro nombre la preposición ‘en’: festival de cine en español”, asegura Vigar. “Y hay suficientes películas de 20 países como para que tengamos nuestro hueco”, en referencia a la posible competencia a los festivales de San Sebastián o Huelva.
Hasta entonces en este año vuelve, por ejemplo, su apuesta por el documental. “Estamos en un momento bueno, con creadores notarios de los tiempos complejos en que vivimos. Además hace 12 años que hicimos la última radiografía de este género, y por eso recuperamos el congreso que nos dará un buen retrato del panorama actual”. Si el año pasado no hubo tanto que gritar por las calles, y sí de disfrutar en el cine (fue la cosecha de A cambio de nada, Los exiliados románticos, Techo y comida o Requisitos para ser una persona normal, este edición está marcada por títulos como el drama La propera pell, de Isaki Lacuesta —si gana la Biznaga de Oro sería el primer director español con Biznaga y Concha de Oro de San Sebastián—; la argentinoespañola Kóblic, con Ricardo Darín como teniente de aviación de los terribles vuelos de la muerte; El rey tuerto, adaptación de la obra teatral de Marc Crehuet que el mismo dramaturgo dirige —repitiendo el reparto de los escenarios— en el cine; o Gernika, de Koldo Serra, sobre el trágico bombardeo a la ciudad vizcaína por la aviación alemana el 26 de abril de 1937.
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