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Apoteósico regreso de Raimon a Valencia

Medio Gobierno local y el empresario Juan Roig arropan al cantante en su retorno al escenario en el que estuvo vetado durante años por el PP

Miquel Alberola
Raimon, durante su actuación de ayer en Valencia.
Raimon, durante su actuación de ayer en Valencia.MÓNICA TORRES

El cantante Raimon se reencontró este viernes con su público en Valencia, la ciudad en la que debutó en 1961, y en cuyos escenarios públicos ha estado vetado durante los sucesivos gobiernos del Partido Popular, especialmente el del Teatro Principal, al que no ha podido acceder ni contratándolo como empresario.

El largo período de proscripción, sin embargo, no mitigó la intensidad de los aplausos de un público ferviente que esperaba su reaparición en el Teatro Principal tras 15 años de ausencia. “No aplaudáis tanto”, ironizó ante el estruendo con el que fue recibido, “que cuando cante no os quedarán fuerzas para aplaudir”.

En el primero de los tres conciertos, que terminan este domingo y cuyas entradas se agotaron nada más salir a la venta, Raimon estuvo arropado por el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, la mayoría de su Gobierno, el alcalde de la ciudad, Joan Ribó, y el presidente de las Cortes Valencianas, Enric Morera. Pero más allá del ámbito político, el cantante de Xàtiva contó entre su público al presidente de Mercadona, Juan Roig, y al de los empresarios valencianos y vicepresidente de CEOE, José Vicente González.

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Con su habitual cuarteto y su identitaria camisa roja, el cantante de Xàtiva prescindió de cualquier alusión a los motivos que lo han mantenido alejado de la ciudad y, durante cerca de dos horas de recital, se concentró en una propuesta muy definitoria de su diversidad y evolución creativa.

Estuvo sugerente, evocativo, tierno, incandescente y se marcó unos pasos de baile en el final de Solil.loqui solipsista. Incluso cantó una canción nueva, I nosaltres, amb ells, en la que aborda el paso de los años y las cosas que pudieron ser y no fueron. La preocupación por el transcurso del tiempo estuvo presente en otros temas como Mentre s’acosta la nit, en la que el autor de Al vent, que ha cumplido recientemente 75 años, afronta una realidad en la que tiene “más pasado que proyectos” y “más recuerdos que futuro”.

Raimon inició su actuación con temas de su último disco, Rellotge d’emocions, que por razones obvias no pudo presentar en Valencia, y mostrando su lado más melódico y lírico, como A l’estiu quan són les nou, Si miraves l’aigua o Punxa de temps, en la que incluye unas notas de La Internacional en versión cáustica popular.

No fue hasta después de Quan jo vaig nàixer y para introducir De nit a casa, una canción que relata la angustia del tiempo de las detenciones nocturnas de la dictadura, cuando se mostró más locuaz. Y no fue hasta iniciar el bloque de canciones con referencias a su pueblo, Xàtiva, cuando tomó la guitarra y dobló la rodilla con el pie sobre la silla, recuperando su característica postura de cantante maldito.

Tras Molt lluny, L’única seguretat y La nit, llegó el turno del poeta Salvador Espriu. Sin la guitarra y con brazos muy expresivos, Raimon esbozó una coreografía muy explícita del poema He mirat aquesta terra y luego recuperó la guitarra y encendió el patio de butacas con Indesinenter, cuyo ritmo fue acompañado de forma masiva por el público con palmas.

Així com cell qui es veu prop de la mort, de Ausias March, abrió el apartado de los clásicos, que cerró con una canción con textos de la novela escrita en verso de Jaume Roig, Espill, en los que narra las peripecias de un restaurante de París en el que cocinaban carne humana con un óptimo resultado gastronómico.

No faltó en su repertorio Andreu, amic, la canción en homenaje al escultor Andreu Alfaro, al que define como “intérprete de metales” y evoca su energía creativa en “una ciudad difícil, indiferente y secularmente puta”. Ni He passejat per València sol, con la que se reconcilia con una ciudad cuya relación ha sido discontinua y nunca fácil.

Raimon tuvo que interpretar cuatro bises ante la insistencia de un público insaciable puesto en pie. Empezó con su emblemática Veles e vents, del poeta medieval March, en cuyas primera estrofas sufrió un lapsus que le llevó a interrumpir la canción y a pedir disculpas en medio de una explosión de aplausos. “Perdonad, me he puesto nervioso”, justificó.

Luego logró una correspondencia total con los asistentes con Jo vinc d’un silenci y D’un temps, d’un país, y los llevó al cénit con Al vent, con la que culminó su reencuentro con Valencia.

El cantante, que fue distinguido el pasado octubre con la Alta distinción del Gobierno valenciano junto a las víctimas del accidente del metro, cerrará el Any Raimon, que organizado por la Generalitat le lleva de gira por la Comunidad Valencia, con otro recital en el Palau de la Música de Valencia el próximo diciembre.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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