La transferencia del ánima

Nuestra Señora de la Esperanza Macarena, bailando, caminando a pasitos quedos o irguiéndose de un solo impulso y arrancando veloz, animada por costaleros invisibles, es la encarnación de la supermarioneta con la que soñara Gordon Craig: no en vano marioneta viene de Marion: marionnettes eran en el medievo las figurillas de la Virgen María. Si alguien duda de que las procesiones de raigambre son el punto de intersección exacto entre el rito y el teatro popular, con la ciudad como escenografía, que no se pierda El alma del pueblo, espectáculo conferencia en el que Etcétera, compañía de títeres granadina, muestra unas imágenes documentales fascinantes del auto sacramental con formato procesional de Almuñécar, donde a los portadores de los pasos de una Virgen y un Cristo, se une la figura del titiritero que mueve sus brazos con varillas y le hace bendecir a la multitud.

No menos sorprendente es la procesión de los rostrillos, en Puente Genil, donde 600 ciudadanos enmascarados con el rostro de Cristo, de la Virgen o del Diablo, procesionan rígidos, como imágenes descendidas de un paso. O ver que en Mali, donde el títere encarna el alma de animales divinizados, hay pasos procesionales paganos. El alma del pueblo es un canto a la cultura de la marioneta y a las tradiciones titiriteras vernáculas que, de Vietnam a Turquía, de Nápoles a São Paulo, están en riesgo de correr idéntica suerte que la del casi desaparecido Don Cristóbal español. Punch & Judy, Pulcinella, Karaguiosis y otros personajes del acervo popular desfilan en magníficas imágenes documentales, alternando con marionetas en vivo, en el curso de este montaje didáctico, imprescindible para entender la génesis y la historia del teatro.