Consuelo Colomer, una pianista excepcional
Intérprete y compositora, su especialidad fue el repertorio romántico y el nacionalismo musical español
A comienzos de este mes nos ha llegado la noticia de la muerte en Creixell (Tarragona) de la pianista Consuelo Colomer Francés. Con el magisterio de su arte, recorrió medio mundo, actuando en las mejores salas de concierto. Aunque desde su juventud realizó infinidad de recitales en los que gustaba de interpretar música española del siglo XVIII, su fuerte eran los románticos -Chopin y Schumann especialmente- y la música de los grandes del nacionalismo: Albéniz, Granados y Falla.
Nacida en Alcoy en 1930, tras estudiar con Carmen Alberola, a los catorce años ya ofreció un concierto en el Circulo Industrial de Alcoy, donde interpretó una sonata de Beethoven. Fue a Valencia y empezó a estudiar con el maestro Leopoldo Magenti, pianista retirado por un accidente y compositor en activo. Magenti se dio muy pronto cuenta de hallarse ante una joven con grandes posibilidades.
Ella sentía cuanto tocaba, entregándose con rigor y entusiasmo sin límites a la música. La lectura de dos libros sobre el piano escritos por Frank Marshall, continuador de la labor pedagógica de Enrique Granados, suscitó en Consuelo el deseo de trabajar junto a él. Marshall era un convencido de que el buen uso de los pedales es fundamental en la ejecución al piano de cualquier partitura. Consuelo acudió a Barcelona y en la Academia Granados comenzó a recibir clases de Mercedes Roldós y Frank Marshall. Todo lo absorvía y pronto llegaron las becas y un Primer Premio del Conservatorio de Valencia. Sus versiones de Chopin llamaban la atención a los aficionados. Enseguida comenzó a ser una autoridad del piano no solo en Alcoy, también en Valencia y Alicante. En diciembre de 1950 llamó la atención un recital en Madrid dentro del paraninfo del Instituto Internacional de Boston. Su repertorio creció deprisa y ya vemos en los programas obras de Bach, Mendelssohn, Beethoven, Schubert, Schumann, Liszt… y comienzan a aparecer obras españolas, Turina, Falla.
Y muy pronto Barcelona, Paris, donde recibe clases de la gran Marguerite Long. La crítica parisiense se hizo eco inmediatamente de su emotividad como intérprete y lo depurado de su técnica. Además, tan bello y bien matizado sonido , le conduciría, con un recital a la Sala Chopin-Pleyel el año 1953 y en el 67 a la Sala Garveau. El de la Sala Pleyel lo inició con Scarlatti, siguió con la Sonata Apassionata de Beethoven, el Carnaval de Schumann, tres piezas de Chopin y tres de Ernesto Halffter. Finalizó con El pelele de Granados. En 1968, recién casada, Consuelo Colomer se instaló en los Estados Unidos, donde llevó a cabo numerosas giras, llegando a dar un recital en el Lincoln Center de Nueva York,
Por entonces tocó con orquesta diversas, numerosos conciertos de piano: los cinco de Beethoven, el de Schumann, el de Grieg, el número 20 de Mozart, el de Joaquín Rodrigo, las “Noches de Falla, las Variaciones sinfónicas de Cesar Franck, el Segundo de Rachmaninov, los primeros de Chaikovski y Liszt, las Impresiones de Altisent…
Realizó luego varias giras por Egipto, Irak, Siria, Libano y Grecia, tocando en Italia, Gran Bretaña, Austria y Alemania…
Actuó en le Wigmore Hall de Londres y grabó un disco dedicado a la obra pianística del compositor y sacerdote catalán Antonio Massana.
Casada con el ilustre arabista vasco Julio Cortés Soroa, fallecido hace pocos años, ambos se retiraron a la población mediterránea de Creixell. Ella había escrito en su juventud obras para piano y reanudó la composición en estos últimos años, llevando a cabo nuevas obras pianísticas, de cámara, para voz y piano y corales.
La excelente biografía que de la gran pianista alcoyana realizó Juan Javier Gisbert en 2011, da completa noticia de esta artista impar y bellísima persona que puso muy alto el nombre de España allá por donde pasó.
Babelia
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