El amor truncado de Mondrian por una joven de Ámsterdam

El aspecto mostrado en 1899 por Piet Mondrian engaña a medias. Inevitablemente, la moda de la época, bigote y perilla incluidos, avejentan al entonces veinteañero. Pero la mirada del pintor holandés, que acuñó el término neoplasticismo para describir la abstracción extrema, desvela ya al artista en busca de un lenguaje diferente. La ruta hacia el rígido orden geométrico que le hizo famoso no fue nada fácil, y apenas incluía trazos íntimos. El Instituto para la Historia del Arte ha llenado ahora ese vacío con la adquisición de un archivo epistolar personal. Entre las misivas, destacan 22 escritas a la que fue su novia, Willy Wentholt. La relación no cuajó, pero el material añade interés humano al próximo centenario de la fundación de la revista De Stijl (1917). La legendaria publicación cuya cabecera es sinónimo del movimiento vanguardista encabezado por el propio Mondrian, y el diseñador y arquitecto Gerrit Rietveld, para crear una arte y una sociedad nuevas apoyados en el rigor de su lenguaje visual.

Las cartas enviadas por Mondrian a Willy (Guillermina) datan de entonces y reflejan su visión del amor. De la corta trayectoria de lo que pudo ser una gran pasión y descarriló por el camino. La pareja mantuvo entre 1918 y 1923 lo que el Instituto califica educadamente de “relación que supera una mera amistad”. Algunos pasajes revelan a un hombre cortés y muy duro consigo mismo, que hablaba de lo “buenísimos amigos” que eran. Una descripción decepcionante, si es que ella albergaba planes de futuro. La pareja se conoció en Ámsterdam y bailaron juntos a menudo. Profesora de francés, ambos compartían su querencia por la cultura gala, pero su auto exigencia vital era de tal calibre que desbarató la posible unión. O como él mismo escribió: “No estoy desengañado de ti. Solo es que tuve al principio la ilusión de un gran amor. No estoy seguro de que ese gran amor al que aludo llegue contigo. Y por eso es mejor así”, dice. A continuación, se despide de la siguiente manera: “Muchos recuerdos de Piet. No tenía otro papel (para escribir)”.

Una selección de las cartas se expone en estos momentos en TEFAF, la feria de Arte de Maastricht, y según el historiador Léon Hanssen, que las ha revisado para su biografía sobre Mondrian, “él buscaba el absoluto en todo, el arte y la vida”, ha señalado, al rotativo De Volkskrant. Así debió ser, porque nunca se casó (ella tampoco), ni tuvo una relación estable con otras mujeres. Lo malo es cómo recalcó a la pobre Willy las razones de su abandono. “Para ser razonable, he decidido apartarme de ti. ¿No es lo mejor?”, anotó. No se conservan cartas de ella porque Mondrian las quemó.

El Instituto para la Historia del Arte, “que espera transcribir, estudiar, digitalizar y traducir al inglés cerca de 1650 misivas y 70 escritos teóricos del artista” en el marco del Proyecto Mondrian, recuerda que en el nuevo archivo hay fotos de la pareja. También figuran notas remitidas a amigos y conocidos donde desvela la sensación de aislamiento experimentada en París. A finales de la I Guerra Mundial, cuando él estaba enfrascado en la abstracción, lo popular era el naturalismo.

Mondrian (1872-1944) era hijo de un director de escuela y profesor de dibujo, y uno de sus tíos pintaba como profesional. Inmerso desde niño en un ambiente artístico, su educación fue muy estricta en el seno de una familia protestante. Interesado de adulto en la filosofía y la teosofía (movimiento que busca la sabiduría divina en la fusión de diversas religiones) la enorme influencia ejercida por el cubismo le llevó a ir reduciendo las formas hasta su esencia: líneas verticales y horizontales. El centenario de la revista De Stijl, fundada por Theo van Doesburg, enlazará en 2017 el movimiento con el siglo XXI: el lema de las celebraciones será De Mondrian al diseño holandés, porque la geometría perdura en sus colegas actuales.