Muere Ken Adam, el diseñador de la iconografía de la saga Bond
El alemán ganó dos ‘oscars’ con ‘Barry Lyndon’ y ‘La locura del rey Jorge’
James Bond siempre necesitó un escenario a su altura. Y el alemán Ken Adam se los dio. Aquellos decorados imponentes de bases secretas dieron un empaque a las historias de 007 como no lo hicieron los guiones. Es más, algunos de aquellos libretos se escribieron alrededor de los escenarios previamente diseñados por Adam, que murió el jueves en Londres a los 95 años. El diseñador de producción curiosamente ganó dos oscars, por Barry Lyndon (1975) y por La locura del rey Jorge (1994), y no por mejores trabajos como fueron su labor en la saga Bond o la impresionante sala de guerra de ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú. Fue también candidato a los premios de la Academia de Hollywood por La vuelta al mundo en ochenta días (1956), La espía que me amó (1977) y La familia Adams: la tradición continúa (1993).
Adam trabajó en más de 70 películas, incluidos siete bonds. Suyas son la increíble guarida del doctor No en la primera película de 007, de 1962; la reproducción de Fort Knox en Goldfinger; la base secreta en el volcán de Solo se vive dos veces; toda la iconografía pop de Chitty Chitty Bang Bang (especialmente el coche)… Adam y Alexander Trauner (que concibió decorados geniales como la oficina de El apartamento) cambiaron la concepción del trabajo del diseñador de producción: de ser un mero constructor de decorados devino en el responsable de la imagen en conjunto de cada una de sus películas, logrando que los looks de sus filmes obtuvieran una imagen uniforme. Como aseguró su biógrafo Christopher Frayling a la BBC al día siguiente de su muerte, “Adam era un genial creador de mundos que nunca seremos capaces de visitar por nosotros mismos”. “Roger Moore dijo una vez sobre él que su vida era aún más interesante que las películas que había diseñado”, añadió el biógrafo. El propio Moore, a través de su cuenta de Twitter, calificó a Adam de “amigo” y “visionario”. “Definió cómo debían ser visualmente las películas de James Bond”.
Porque Adam también diseñó las armas y los artilugios que usaba el agente secreto y sus enemigos, uno de los grandes aciertos de la saga. Por ejemplo, en Goldfinger, la primera película en la que tuvo plena libertad, creó el asiento eyectable del Aston Martin recordando su pasado de piloto e inventó el láser (en aquellos tiempos una tecnología incipiente) con el que Goldfinger quería partir en dos a Bond.
Efectivamente, la vida de Adam fue una concatenación de aventuras. Nacido en Berlín en 1925 con el nombre de Klaus Hugo Adam, su padre dirigía una tienda de ropa de alta costura, que quebró el mismo año en que los nazis llegaron al poder. Así que la familia Adam, judíos, emigraron a Reino Unido, donde su hijo estudió Arquitectura. Durante la Segunda Guerra Mundial, Adam no solo fue uno de los pocos alemanes que lucharon en el ejército británico, sino que además voló en los bombarderos de la Real Fuerza Aérea británica (RAF). Tras la contienda, comenzó a diseñar decorados para el teatro, y empezó a trabajar en el cine con This is a woman (1948), en cuyo rodaje en Italia conoció a su esposa. Su primer crédito como responsable de diseño de un filme llegó en 1956 en Soho incident. Trabajó como parte de los equipos de La vuelta al mundo en ochenta días y de Ben-Hur, pero su talento hizo que fuera escalando posiciones en el mundo del cine.
En Los juicios de Óscar Wilde (1960) colaboró con el productor Albert Cubby Broccoli, que quedó tan satisfecho que le contrató para su adaptación de las novelas de Ian Fleming. Y así llegaron sus siete bonds (lo dejó con la delirante Moonraker), sus colaboraciones con el director Robert Aldrich, su creación del mundo del espía Harry Palmer (encarnado por Michael Caine) en Ipcress y Funeral en Berlín, y su labor en películas de todo tipo: además de las ya mencionadas y de las ganadoras de los Oscar, Adam realizó el diseño de producción de La huella, Adiós, Mr. Chips, Agnes de dios, Rey David, El novato, In & Out, fue consultor del diseño de la serie Dinero caído del cielo… hasta que su carrera finalizó con Taking sides (2001), de István Szabó. Amigo de Stanley Kubrick, Adam sin embargo renunció a trabajar en 2001: una odisea del espacio porque había demasiados asesores científicos y sospechó que no le dejarían margen para su imaginación.
En 1999 el museo Victoria & Albert le dedicó la exposición Ken Adam – Diseñando la Guerra fría, y en 2003 fue nombrado Caballero por su trabajo en la industria cinematográfica y su ayuda en la mejora de las relaciones británico-germanas. En 2012 Adam donó todo su archivo (formado por 4.000 objetos entre fotografías, dibujos, piezas, medallas militares e incluso sus dos oscars) a la Deutsche Kinemathek.
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