El beso y las mujeres del Prado

Toda feria que se precie tiene al menos una obra de la que todo el mundo habla. Bien o mal. Eso es secundario. Ayer, las recomendaciones pasaban por ver El beso, performance de Tino Sehgal (Londres, 1976). Se representa ininterrumpidamente en la galería londinense Marian Goodman, una de las integrantes en el espacio en el que se celebran los 35 años de Arco. El visitante entra en una sala oscura en la que se percibe que algo se mueve por algún punto. Transcurridos los ocho minutos de la pieza, una luz azul situada en el techo permite percibir que, primero en el suelo, luego en cuclillas y finalmente de pie, hay dos personas desnudas que se besan y contorsionan sin parar. Una persona de la sala se ocupa de apartar a quienes entran en el espacio de los actores. La obra finaliza cuando en el suelo interactúan cuatro personas: la pareja que se va y la sustituta. Y vuelta a empezar.

La obra está inspirada en los besos más famosos de la historia del arte: Klimt, Courbet, Munch, Rodin o Brancusi. Por deseo del artista, no se pueden tomar fotos, rodar vídeos ni facilitar ninguna documentación escrita. La performance, como todo lo que se ve en la feria, se comercializa. El precio depende del destino de la obra y, por supuesto, no se facilita a los periodistas. Lo que sí explican son las condiciones de la compra: el coleccionista público o privado deberá representar la obra sin pausas durante la jornada de apertura del centro con un mínimo de dos parejas de actores para que alternen; una medida imprescindible a juzgar por el estado de las rodillas de una de las actrices que salía del escenario a primera hora de la tarde.

 Más terrenal y fácil de asimilar es lo que se puede contemplar y adquirir en el espacio que ocupa la Fundación de Amigos del Museo del Prado con obra gráfica de doce artistas españolas contemporáneas. Las autoras son Isabel Baquedano, Carmen Calvo, Naia del Castillo, Cristina García Rodero, Cristina Iglesias, Carmen Laffón, Ouka Leele, Eva Lootz, Blanca Muñoz, Isabel Quintanilla, Soledad Sevilla y Susana Solano. Los precios varían entre los 700 y los 3.000 euros.

Hoy, ya con el público supliendo a los coleccionistas invitados (40 euros la entrada), se empezará a conocer el balance económico de la feria que quieran explicar las galerías, ya que la suma de ventas es un dato que no facilita Ifema. También se anunciará el país invitado el próximo año, nada menos que Argentina, un auténtico hervidero creativo y con grandes coleccionistas de importancia mundial.