El teatro para niños que se ha hecho adulto
La Feria Europea de Artes Escénicas para Niños y Niñas de Gijón cumple 25 años con un programa muy diverso en géneros y temas
Para ver esta obra de teatro hay dos requisitos: quitarse los zapatos…y dejarse de vergüenzas. Los espectadores de Tripula, de la compañía catalana Farrés Brothers i Cía, tienen que descalzarse para entrar en el globo aerostático que se transforma en escenario y espacio para sentarse. En su interior, dos hermanos científicos iluminados pilotan la nave con la ayuda del público, para que, a lo largo de los 45 minutos de función, no se pierda en el mar de Dudas o no choque contra el asteroide Cruasán. Esta divertida y original propuesta está entre las más de 160 representaciones que la Feria Europea de Artes Escénicas para Niños y Niñas (FETEN) —que cumple su 25ª edición— ha desplegado en Gijón desde el pasado domingo, 21 de febrero, hasta mañana viernes.
A la ciudad asturiana acuden estos días cerca de 900 profesionales del sector. Unos 600 son programadores, distribuidores y productores, que representan desde pequeñas salas alternativas a teatros nacionales. Todos acuden como espectadores para, si ven algo que les guste, negociar su contratación. El resto son los miembros de las compañías, que en torno al 80% salen de Gijón con un contrato para mostrar su repertorio. Unos 30.000 espectadores acudirán a los espectáculos, calculan los organizadores.
La primera edición de FETEN, en 1991, congregó a 15 compañías. En esta edición, en la que cumple un cuarto de siglo, "son 72, de las que 64 vienen de 15 comunidades autónomas y las otras ocho de seis países: Argentina, Francia, Chile, Finlandia, Holanda e Irlanda", detalla Marián Osácar, la directora artística de este evento, organizada por el Ayuntamiento de Gijón y con el patrocinio del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) —dependiente del Ministerio de Educación y Cultura— y la Consejería de Cultura del Principado de Asturias. El presupuesto es de 239.000 euros. Números aparte, en esta cita se combinan "teatro, títeres, magia, clown, circo, danza... Es una oferta para niños de 0 a 12 años y para sus padres". Durante las seis jornadas conviven "el tradicional teatro de sombras con espectáculos multimedia, pasando por una orquesta de cámara".
A su vez, desfilan compañías veteranas junto a novatos. Entre las primeras, la madrileña La Canica Teatro, que ha acudido a Gijón una decena de ocasiones. Esta vez, con una adaptación de La sirenita, de Hans Christian Andersen, en el que los personajes están representados por botellitas de agua y palanganas y la protagonista canta Bésame mucho. Esta obra es uno de los nueve estrenos de la 25ª edición y se representó el martes en una sala del Centro de Cultura Antiguo Instituto. Este es el espacio principal de los 13 que acogen la feria, entre ellos el teatro Jovellanos. Antes del comienzo de Sirenita, alguno de los espectadores dormita, otro se arrastra por el suelo. Después, esos niños se sientan cerca de los actores y sus padres los vigilan varias filas atrás.
"Buscamos montajes que traten con respeto y sensibilidad a los niños, hablándoles a la altura de su capacidad crítica, y de cualquier tema, sin tabúes". Como ocurre con Óscar, el niño dormido, de la compañía malacitana El Espejo Negro, que aborda con humor y ternura la historia de un niño que pasa nueve meses en coma.
"Lo que ha quedado desfasado es el teatro de la risa fácil y gomaespuma, esa idea de que, como es para niños, vale cualquier cosa improvisada". Osácar subraya que en el género del teatro familiar, España estaba un escalón por debajo de Europa hace veinte años. "Hoy es al revés, hay muchas compañías españolas que hacen giras internacionales porque asumen riesgos en sus propuestas". Entre ellos, el dúo intérprete de Tripula, que ha llevado su globo aerostático al público alemán, francés e italiano.
Aunque FETEN es una feria de sala, también hay representaciones y juegos en la calle para los pequeños (si el cielo gijonés lo permite). Una exposición conmemora el cuarto de siglo de la feria con trajes, fotos y decorados que recuerdan pasadas ediciones. Y en la estela del microteatro, este año se ha incorporado el espacio Petite Caravane: seis compañías asturianas muestran sus obras en una caravana, decorada como las barracas de feria de comienzos del siglo XX, en funciones para 25 personas en las que los actores sienten la respiración del espectador.
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