Memoria acuática de la culpa
La ayuda del cineasta Chris Marker fue decisiva en 1973 para que se hiciera realidad La batalla de Chile (1972-79), obra capital en la carrera de Patricio Guzmán y uno de los grandes hitos del cine de no ficción en su variante más comprometida. Quizá por entonces no eran conscientes de ello, pero Guzmán y Marker compartían algo más que una ética profesional y una ideología: la capacidad de descifrar la realidad a través de la visionaria inteligencia del poeta. El chileno considera el documental como el ejercicio de "filmar la puesta en escena que está adentro de la vida, sabiendo de antemano que la realidad es también una ilusión”. Sus últimos trabajos –Nostalgia de la luz (2010) y El botón de nácar- subliman la síntesis entre sus dos rostros: el documentalista que levanta acta de la realidad y el poeta empeñado en detectar un discurso subterráneo capaz de explicarlo todo.
EL BOTÓN DE NÁCAR
Dirección: Patricio Guzmán.
Documental.
Género: Ensayo cinematográfico.
Chile-España-Suiza-Francia, 2015.
Duración: 82 minutos.
Si en Nostalgia de la luz, el desierto de Atacama se mostraba como el territorio de una paradoja –el lugar donde los astrónomos miran los confines del Universo y las madres de los desaparecidos durante la dictadura hurgan bajo la arena-, El botón de nácar intenta resolver otra contradicción anclada en lo geográfico: el hecho de que el país con la costa más kilométrica viva de espaldas al mar quizá tenga que ver con la negación de una culpa colectiva –o dos: la colonial y la dictatorial-. La rima a través del tiempo entre dos botones –dos evidencias de exterminio- dispara el sentido de este trabajo lúcido y magistral.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.