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‘The Birth of a Nation’, cine curativo

La ganadora del festival de Sundance es una llamada de acción y justicia que confronta directamente el discurso racista de la película homónima de D.W. Griffith

Nate Parker, actor y director, de 'The Birth of a Nation'
Nate Parker, actor y director, de 'The Birth of a Nation'

Antes de empezar la primera proyección de The Birth of a Nation el pasado lunes por la tarde en Sundance, el teatro se levantó en una ovación. Conocían la historia que iban a ver y aplaudían el valor de su productor, guionista, director y protagonista Nate Parker de llamar a su hazaña como la película sobre la que se creó el cine y Hollywood. Porque la elección del nombre no es una casualidad, lejos está de ser un homenaje al filme fundacional y homónimo de D.W. Griffith, tampoco es el ego de un cineasta imponiéndose a la historia del cine, para Nate Parker es un acto de justicia y una llamada a la acción.

“Hollywood como organización fue construida sobre el racismo. Fue construida sobre la idea de que para mantenerse debía existir un opresor y unos oprimidos. Esa era la idea de D.W. Griffith. Esa era la idea del Ku Klux Klan. Y como no estemos dispuestos a sacudir esos cimientos, vamos a seguir tratando con este problema durante años”, explicó Parker tras la proyección, cuando el teatro volvió a entregarse a una ovación, la mayor que ha vivido Sundance este año.

The Birth of a Nation llegó en el momento adecuado. En pleno debate sobre la falta de diversidad en Hollywood. Un problema que, según Parker, sólo se solucionará si se mira de frente. “Cuando llegué a Sundance estaba nervioso, no por si se vendería o no –al final lo hizo marcando un récord, por 17,5 millones de dólares–, sino por si la gente aceptaría mi idea de que si queremos curarnos, necesitamos confrontar nuestro pasado oscuro”, dijo. “Yo he echado todo lo que soy en hacer esta película. Y lo hice por una razón, con la esperanza de crear agentes de cambio, conseguir que la gente la vea y le afecte”.

La película cuenta la historia de Nat Turner, un esclavo que aprendió solo a leer a través de la Biblia y se convirtió en un predicador. Aprovechando su habilidad, su dueño le hacía recorrer otras plantaciones del Sur cobrando a otros esclavistas por sus sermones. En esos viajes de fe, Turner descubrió la injusticia y dirigió, en 1831, una de las rebeliones de esclavos más importantes de la historia americana. Importante pero desconocida. “Si me hubieran dado un dólar por cada persona que me ha dicho que no conocía la historia de Nat Turner, podría haber distribuido la película yo solo”, bromeó Parker en LA Times. “Me di cuenta de que hemos esterilizado desesperadamente nuestra historia, sobre todo el periodo esclavista. No queremos hablar de ello”.

Parker, actor desde hace una década en títulos como Red Tails o Non-Stop, se pasó siete años investigando, escribiendo y buscando financiación. En 2013, abandonó la interpretación, tras protagonizar Beyond the Lights, su mayor éxito hasta la fecha, y se centró en The Birth of a Nation, aunque así estuviera arriesgando su carrera. Pero inspirado por la revolución de su personaje, Parker quería llevar una revolución al cine. Por eso no la diseñó para el éxito comercial, aunque ahora Fox se lo asegura estrenando cerca de los próximos Oscar, sino para “impactar”. “Porque es una historia sobre un hombre que lucha contra la injusticia. No es sólo para gente negra. Es una película sobre la libertad de todos. Sí, desafía tu situación privilegiada y confort. Pero promueve curación”.

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