“En México, las mujeres inteligentes somos un problema”

La escritora Juana Inés Dehesa (Ciudad de México, 1977) notó que en la literatura mexicana no abundaban las heroínas que se salvan a sí mismas. Inspirada en las historias de Elizabeth Bennet (Orgullo y Prejuicio) y de Bridget Jones, Dehesa plantea en Socorro (pero me dicen Coco) (Océano, 2015) la diatriba de una mexicana que vive entre el rol tradicional de las mujeres y la libertad de elegir el propio destino fuera de los estándares.

Dehesa construye una historia con trozos de su entorno: mujeres que presionan a la protagonista para que llegue al matrimonio y consiga por fin su lugar en la sociedad, así como hombres que no respetan sus decisiones. La escritora sitúa la historia en la ciudad de Querétaro (centro de México) para mostrar “el cliché de la sociedad cerrada” en México. Una contradicción en el país donde la poeta Sor Juana Inés de la Cruz consiguió hace más de dos siglos desprenderse de la inercia del papel de la mujer mexicana.

A mi generación le contaron que las mujeres teníamos que hacer todo Juana Inés Dehesa, escritora

“Lo que planteo en esta novela es que no hemos explorado otras opciones, no hemos explorado que se puede ser feliz y se puede entender la vida plena de una mujer desde otro modelo que no sea el marido, los hijos y la familia convencional. Una mujer plena, realizada y contenta con su vida puede ser de muchas formas distintas, no nada más una”, explica Dehesa en entrevista durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

En las giras de promoción de otros de sus libros, la escritora se encontró con mujeres en crisis ante el cambio de paradigma en el rol de la mujer en México. “A mi generación le contaron que las mujeres teníamos que hacer todo: la carrera profesional, tener hijos y mientras trabajar; entonces estamos todas enloquecidas”, comenta. Y también halló un entorno en el mundo editorial en el que los hombres escriben de temas de actualidad y las mujeres libros para niños.

Al final, reconoce, su novela busca reflejar los conflictos que las mujeres tienen con los estereotipos sobre ellas mismas, así como reflexionar sobre su papel en el futuro. “Hay que decirles a las niñas y a las adolescentes que hay otras opciones y que se vale pensar que hay mujeres muy inteligentes que se salvan solas, que pueden plantear otro modelo de pareja y otra manera de ver el mundo. En México, las mujeres inteligentes somos un problema, y seguimos pensando que las mujeres inteligentes no son mujeres”.