El cine extranjero, cada vez más cerca
La Academia entra en la recta final para elegir a las candidatas a mejor película extranjera
En 2001 Alejandro González Iñárritu se daba a conocer en Hollywood con su primera película, Amores Perros. Defendía la candidatura mexicana a mejor película extranjera en los Oscar. Casi tres lustros más tarde el director mexicano tiene todas las papeletas para repetir su hazaña y volver a ganar la estatuilla que obtuvo hace unos meses con Birdman, esta vez con The Revenant. Guillermo del Toro también aspiró al Oscar a la mejor película en lengua no inglesa con El Laberinto del Fauno (2006). Desde entonces no ha dejado de trabajar en Hollywood. Y el argentino Juan José Campanella, que se llevó el Oscar en la misma categoría con El secreto de sus ojos (2009), ahora es el productor ejecutivo de la adaptación hollywoodiense de la misma cinta con la que Julia Roberts intenta posicionarse en la carrera por la preciada estatuilla.
Los ejemplos se repiten con Paolo Sorrentino, Dennis Villeneuve, Susanne Bier, Florian VonDesmark, directores nominados o incluso ganadores del Oscar en lo que durante años se consideró una categoría menor, la de películas en lengua no inglesa, y que como han demostrado con su trabajo en la última década se han convertido en la mejor cantera de la industria.
Mark Johnson, productor y presidente del comité que se encarga de esta rama de la Academia, es consciente del cambio, de esa evolución desde los años en los que salían siempre nominadas historias de las que “hacían sentir bien, a ser posible con niños”, o historias del Holocausto a la variedad que ofrece la categoría en la actualidad. “La categoría es ahora más relevante que nunca”, aseguró a la prensa.
En total en esta edición de los Oscar se presentan a competición 81 títulos. Todos los académicos están invitados a formar parte del comité de selección pero para poder escoger los cinco candidatos tendrán que haberse visto al menos 16. Como Hollywood es una ciudad de costumbres, el parón de esta semana con las celebraciones del día de Acción de Gracias es el mejor momento para ponerse al día: los estudios facilitan proyecciones y pases (a veces incluso acompañados del consabido pavo) para que los miembros de la Academia puedan ver el mayor número posible de cintas postulantes.
La categoría se sigue llamando de lengua extranjera pero cada vez es más difícil saber cuál será el idioma. Si la frontera entre Hollywood y el resto de los profesionales de otros países está desapareciendo, lo mismo ocurre entre el resto de los países donde abunda el cine fruto de coproducciones internacionales. De ahí que la película irlandesa Viva está enteramente rodada en español en Cuba. La finlandesa, The Fencer, en Estonia y sin una palabra de finlandés. La francesa, Mustang es en turco; la española, Loreak, en euskera, y la postulante por Suiza, Iraqi Odyssey, es un documental que sigue a una familia iraquí en su periplo por Rusia, Francia, Nueva Zelanda y Estados Unidos.
Johnson reconoció en la misma conversación que cada año es más difícil delimitar cuál es la nacionalidad de las aspirantes. Especialmente desde que la Academia eliminó en 2006 la regla por la que exigía que cada país estuviera representado por una película hablada en su idioma oficial. “No podemos penalizar a una película por su idioma o negaríamos la internacionalidad que esta categoría quiere mostrar”, recordó. Una ironía cuando la película afgana Utopia quedó este año descalificada de los Oscar porque más de un 50 por ciento del lenguaje utilizado era inglés. Posteriormente la misma cinta presentó un nuevo montaje a la Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood con una mayor presencia del idioma local que fue aceptada a los Globos de Oro en esta misma categoría.
Babelia
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