El regreso ‘africano’ de St. Germain
El músico francés vuelve con ‘Real blues’ tras 15 años de silencio
Ni más ni menos que 15 años, el tiempo transcurrido desde la publicación de Tourist hasta este nuevo desembarco musical con Real blues. St. Germain es el alias de Ludovic Navarre (París, 1973), creador del deep house, un personaje vital para entender la transformación de la música electrónica. Boulevard, editado en 1996 (en el sello F Communication propiedad de Laurent Garnier) es una obra que está en todas las estanterías de los seguidores del house, en Francia es un incunable. Al cabo de cuatro años Tourist figura como su nueva conquista, y Rose Rouge es el single que le aúpa con sorprendente sample de Marlena Shaw, perfeccionando esa fusión de jazz y electrónica. Desde entonces, St. Germain tiene a África en el punto de mira. “Para mí es un redescubrimiento, mantengo el espíritu original del deep house, mientras percibo otras sensaciones. Eso sí, procuro dejar intacta la personalidad de las mezclas. De todos modos, siempre me han gustado esos sonidos, desde que tenía 12 años, el uso de la kora es un ejemplo. El hecho de haber dejado pasar tanto tiempo es porque son estilos difíciles de ejecutar”, apunta el músico.
Su silencio discográfico ha durado tres lustros, una eternidad. La complejidad y el grado de perfección que requiere un proyecto de estas características aconsejaban tomarlo con calma. “En 2004 participé en el proyecto de mi trompetista Soel (alter ego de Pascal Ohsé). Al año siguiente estuve en China dando un concierto con Tony Allen como batería, y del 2006 al 2013 trabajé en este disco. Empecé en Nigeria, pero no acabé contento con los resultados, después seguí mezclando sonidos en Ghana, y me pasó algo parecido, hasta acabar en Malí. Allí capté más sonidos, los adapté, afortunadamente empecé a ver la luz otra vez. Desde 2009, mi objetivo era reunir a los músicos que tocaron en Tourist, lo cuál era complicado. Al final conseguí reclutar a tres”, recuerda.
Dee Dee Bridgewater también montó su centro de operaciones en Malí para grabar Red Earth en 2007, algún secreto debe esconder esa tierra que hipnotiza a los músicos. El blues allí funciona como elemento sedante, en ese terreno Ali Farka Touré era un maestro (Keith Richards, en una entrevista reciente para El País Semanal aseguraba que cualquier género musical surge a partir del blues). Siente devoción por Lightnin´ Hopkins y en Real blues incluye un sample de You caused my heart to weep, según apunta. “Yo también opino que al final todo viene de África, y en parte del blues. Por eso he necesitado tanto tiempo, tenía que hacer bien mi trabajo. Para mí es una cuestión de buen gusto, si no tienes cuidado corres el riesgo de caer en lo vulgar, y ese no era el objetivo. Los ritmos son siempre compatibles, lo difícil es darle forma dentro de un contexto sonoro y que sea coherente”.
“Al final todo viene de África, y en parte del blues. Por eso he necesitado tanto tiempo
La portada de Real blues es fruto de la colaboración con el artista callejero Gregos, su historia merece una mención. “Es obra de una artista callejero que descubrí en París. Vive en el barrio de Montmartre, hace máscaras de yeso con su propia cara y las pega en las fachadas. Había una enfrente de mi casa, la veía todos los días. Me fascinaba, era mágico, así que decidí ponerme en contacto con él. Su obra me parecía muy interesante. Para la portada de Real blues no tenía duda, él iba a ser el elegido. El único cambio era que en vez de su cara como es habitual, utilizaríamos la mía”, explica Ludovic Navarre.
Con sus compatriotas Air han compartido era y el éxito inmediato, The Cinematic Orchestra y Jazzanova les siguieron el rastro. Phoenix, aunque están dentro de una escena distinta, la del indie-rock, también han mamado la influencia dance de St. Germain, aunque el músico le resta importancia. “No pienso mucho en si he sido un espejo para otros músicos. Me llena de orgullo, no lo voy a ocultar, pero tampoco creo que sea tan importante. Yo sólo quiero seguir mi propio camino, me suelo mantener al margen”.
“No pienso en si he sido un espejo para otros, no creo que sea tan importante. Sólo quiero seguir mi camino
Ha firmado contrato con Nonesuch tras formar parte del sugerente catálogo de Blue Note. No en vano, ahora no sería difícil imaginar a Miles Davis creando piezas en la misma onda que St. Germain, sus universos no están tan alejados. “Tuve el deseo de grabar con Blue Note, y cumplí ese sueño, es un honor para mi. En cuanto a Miles Davis, era imprevisible, un músico muy abierto pero con una personalidad fuerte. En 2001 invité a uno de sus pianistas a tocar conmigo. En principio iba a participar en cinco canciones, después de probar con nosotros no se quería ir, disfrutaba de esa nueva experiencia”. A Björk le hizo un remix en sus inicios, aunque concluye que él prefiere a otro tipo de cantante. “Estos años me he centrado en la música negra, no he estado muy atento a los movimientos de nadie. Sin embargo, me gusta mucho más lo que hizo Amy Winehouse que lo que propone Björk”.
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