Diez (o doce) libros de noviembre

El año editorial termina en noviembre, que se convierte cada temporada en el mes del “no va más”. En diciembre las librerías apenas admiten novedades y se preparan para eso que llaman campaña de Navidad. De ahí que en estas semanas se acumulen los premios literarios, los libros ilustrados y los volúmenes para impresionar a las visitas. También, a veces, la literatura, atraída sobre todo por el premio Nobel –que se falló en octubre- y, algo menos, por el premio Cervantes –que se falla el jueves 12-. Estos son algunos de los títulos que empiezan a aterrizar en las mesas de novedades.

Franco y alrededores. El día 20 se cumplen 40 años de la muerte del dictador que durante casi otros 40 salía en las pesetas “por la gracia de Dios”. Lo que pasó antes, durante y después de su golpe de Estado, fallido y convertido en guerra civil, ocupan la gran biografía de Paul Preston, ahora actualizada (Franco, Debate); la novela inédita, ahora rescatada, de Pío Baroja (Los caprichos de la suerte, Espasa) y La Guerra Civil contada a los jóvenes (Alfaguara), escrita por Arturo Pérez-Reverte e ilustrada por Fernando Vicente. Contra los que se empeñan en legitimar la dictadura de Franco deslegitimando la Segunda República, ahí está el “microhistórico” 14 de abril. Crónica del día en que España amaneció republicana (Catarata), con prólogo de Ángel Viñas, que tiene reciente La otra cara del Caudillo (Crítica). Curiosamente, la que ha hecho un alto en sus “episodios de una guerra interminable” es Almudena Grandes, que esta vez se ha centrado en la crisis de la España actual en la novela Los besos en el pan (Tusquets). Otra guerra y por otros medios.

Nueva York y alrededores. Dicen que Nueva York es el símbolo de la desigualdad mundial. Lo mejor y lo peor si cambias de acera. Por eso la antología que lanza la editorial Nórdica (con prólogo de Antonio Muñoz Molina) se titula Nueva York: Historias de dos ciudades. Entre los 30 antologados están Junot Díaz, Teju Cole, Lydia Davis y Zadie Smith. Una autora que podría haber estado es Elvira Lindo, que el martes 24, a 48 horas del Día de Acción de Gracias, publica Noches sin dormir (Seix Barral), el diario de su último (en los dos sentidos) invierno en la ciudad que nunca duerme. Otro que hubiera tenido gracia como cronista neoyorquino es el neurólogo Oliver Sacks, que murió el 30 de agosto en su casa del Greenwich Village. Tenía 82 años y unas memorias recién aparecidas en inglés. Anagrama las publica este mes con el título de En movimiento. Una vida.

Cataluña y alrededores. Sí, ya sabemos que en Cataluña están pasando cosas. También se están escribiendo libros. Algunos se traducen al castellano. Entre otros, dos que merecen mucho la pena son La piel de la frontera (Acantilado), de Fancesc Serés, -historias de inmigración en la franja catalano-aragonesa convertidas en gran literatura- y El arte de la fuga (Cátedra), de Narcís Comadira, antología bilingüe de la obra de uno de los grandes poetas catalanes vivos.

El Nobel y alrededores. Tenemos hasta el 10 de diciembre, fecha de entrega del premio Nobel, para aprender a deletrear (o para ponernos de acuerdo en cómo se escribe) el nombre de Svetlana Alexiévich, última galardonada. Para entonces estarán en la calle, amén de sus recuperadas Voces de Chernóbil (Debolsillo), La guerra no tiene rostro de mujer (Debate) y El fin del ‘Homo sovieticus’ (Acantilado). Literatura testimonial cosida a base de preguntas sobre esas pequeñas cosas (el amor, el baile, los peinados) que explican las grandes (ya se trate de la Segunda Guerra Mundial o del comunismo). Para conocer el Telón de Acero en sus años inoxidables y desde la mirada de un caribeño merece la pena volver a García Márquez, del que se publica ahora De viaje por Europa del este (Literatura Random House). También salen peluquerías.

Planeta Tierra y alrededores. De viaje por todas partes –y no precisamente de placer- han estado durante años algunos de los más inquietos periodistas del momento. Volvieron y lo contaron en Crónicas de un país que ya no existe. Libia, de Gadafi al colapso (Sexto Piso), de Jon Lee Anderson; Lacrónica (Círculo de Tiza), de Martín Caparrós; Cartas a Lola desde USA (Renacimiento), de Ignacio Carrión; y Todos Náufragos (Ediciones B), de Ramón Lobo (este con memoria familiar al fondo). Para lo cuota de clásicos, un inédito: Constantinopla (Renacimiento), de Julio Camba, uno de los primeros que habló del genocidio armenio, del que se cumple ahora un siglo.

El yo y alrededores. Seré duda (Pre-Textos) es el título de la 19ª entrega de los diarios de Andrés Trapiello, que hace ya 25 años se estrenó en el género con El gato encerrado y hoy es la referencia absoluta en un negociado que ha dejado de ser una rareza en España (como no es una rareza insuflar nueva vida a los clásicos; el propio Trapiello publicó este año una versión del Quijote al castellano actual y en breve publicará en el mismo formato y en un solo volumen sus dos secuelas de la aventura cervantina: 'Al morir Don Quijote' seguido de 'El final de Sancho Panza y otras suertes' (Destino). Por su parte, Salvador Pániker también se suma a la fiesta de la primera pesona con Diario del anciano averiado (Literatura Random House). Entre los clásicos, otros dos llenos de inéditos: Diario del Nuevo Mundo (Fundación Banco Santander), de Juan Larrea, y Diarios 1956-1985 (Lumen), de Jaime Gil de Biedma. Si los cinco ponen el foco en la propia intimidad de sus autores, Fernando Savater se adentra en la de los otros en Aquí viven leones (Debate), un viaje a los escenarios de la vida y la obra de escritores como Leopardi, Flaubert, Alfonso Reyes o Valle-Inclán. El pensador donostiarra firma el libro con Sara Torre, su mujer, fallecida cuando trabajaban en él. Esa muerte hizo que nombres como Isak Dinesen o Emily Dickinson quedaran fuera de este volumen ilustrado. “De corazón para tu alma”, dice la dedicatoria. Lleno de lecturas (de María Zambrano a Giorgio Agamben) y, sobre todo, de ideas está también lleno Filosofía inacabada (Galaxia Gutenberg), el nuevo ensayo de Marina Garcés, uno de esos nombres a tener en cuenta dentro de la (inacabada) filosofía contemporánea.

Canallas, raros y alrededores. “Uno pasa a ser un desconocido para uno mismo cuando sale de su lugar habitual”, dijo el uruguayo Jorge Varlota, que odiaba viajar y que firmaba sus novelas con su segundo nombre y su segundo apellido: Mario Levrero. Literatura Random House recupera ahora varios de sus libros, entre ellos Diario de un canalla + Burdeos 1972, una historia íntima de oficina y amor que termina con un dictamen sobre Levrero recogido por él mismo: “Sos raro como gente”. De “gente rara como gente” (teatreros, artistas plásticos) tratan, por cierto, las inminentes novelas de Marta Sanz –Farándula - y Miguel Ángel Hernández –El instante de peligro-, que Anagrama publica como ganadora y finalista del Premio Herralde. De otro raro (un librero en vías de desaparición), trata también la nueva novela de Manuel Rivas, El último día de Terranova (Alfaguara). Su narrador dice que, cuando salen de paseo –y él pasea con muletas-, los libreros se dedican a ver librerías. Ya tienen plan para el mes de noviembre.