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¿Quién mató a la muxe Daniela?

La película mexicana 'Carmín Tropical', alabada por la Academia, convierte un pequeño pueblo de pescadores en una ciudad 'noir'

David Marcial Pérez
José Pecina, protagonista de la película 'Carmín tropical'
José Pecina, protagonista de la película 'Carmín tropical' Saúl Ruiz

Un detective nuevo llega a la ciudad para resolver un crimen. Una enigmática mujer se cruza en su camino. Mucho humo de cigarrillos y Dry Martinis. Noche. Sombras que se agigantan en exagerados ángulos de cámara. Reflejos de neón en los charcos del asfalto. Traición. Hermetismo. Soledad.

Así es el esqueleto clásico de cualquier thriller. Ahora imagínense que el detective no es un hombre, ni una mujer, sino un muxe. La ciudad es un pequeño pueblo de la costa de Oaxaca. La mujer misteriosa es un taxista. Las sombras se reflejan en la arena mojada de la playa y en vez de sofisticados cócteles los protagonistas beben Coca-Cola. Así es Carmín Tropical, la nueva película de Rigoberto Perezcano. Un thriller mexicano de autor.

La cinta se estrenó la semana pasada después de recoger las alabanzas de la academia: mejor film en el festival de Morelia y mejor guión en los Arieles. Es la segunda obra de Perezcano, uno de esos directores del nuevo cine mexicano que está estirando los límites de lo posible en el celuloide de su país. “Quería salir de mi zona de confort. Corría el riesgo de que con un thriller no me aceptaran en los festivales. No hay tradición del género negro en el cine mexicano. Pero quise exigirme y además entendí que era la mejor forma de tratar lo muxe”, explica por teléfono. Los muxes son una comunidad transgénero de origen prehispánico, bendecida por la cultura zapoteca y visibilizada en décadas recientes por el movimiento LGBT.

El director ha convertido el soleado Juchitán, un pueblo de pescadores y la cuna muxe, en su particular ciudad noir. Si los clásicos del cine negro pulsaban el violento subconsciente de las ciudades estadounidenses de postguerra, Carmín Tropical destripa los sueño y pesadillas de un pequeño pueblo zapoteca en el siglo XXI. “Me parece fundamental la tolerancia, la capacidad de Juchitán de convivir y aceptar las diferencias sexuales. Es una cultura milenaria que ha evolucionado y que me permitía tocar muchos temas, no solo el de género. Quería entrar en lo universal a través de la tensión dramática del thriller”.

Fiel a los cánones noir, los personajes son dibujados entre el desamparo y la búsqueda de redención

Por eso buscó y rebuscó en el casting de actores hasta encontrar a su protagonista, Mabel, una joven muxe que primero escapa del pueblo por amor y después regresa tras la pista del asesinato de su amiga, la también muxe Daniela, con la mochila repleta de desengaño, duelo y decepción.

Perezcano no quería que el actor fuera muxe, ni travesti, buscaba otra tipo de referencia femenina. El elegido fue José Pecina, un joven defeño recién salido de una escuela de teatro. Había interpretado a una reina del carnaval de Rio en una obra de la escuela y los rasgos afilados de su rostro coincidían con el prototipo que el director tenía en la cabeza.

Pecina comenzó a documentarse sobre la tradición muxe. “Me fui a Juchitan una semana antes de empezar el rodaje. Rigo me dijo que pasease por todo el pueblo, que fuera al mercado, que comiese en la calle, que hablese con las muxes”. La inmersión definitiva la consiguió gracias a Amaranta Gómez Regalado, el frontón de las Intrépidas Buscadoras del Peligro, un grupo de muxes activistas que desde los años setenta han logrado subir la persiana y presentarse orgullosas como un tercer sexo. “Los zapotecas tiene la tradición de que el primer hijo varón es el que le hacían muxe. Pero en principio no tenía que ver con homosexualidad sino con asumir un rol femenino. Son los que cuidan de los padres cuando son mayores y los que ayuda a la mama en casa. Las intrépidas se imponen y dicen: “Somos esto. Valemos no solo por el rol sino porque tenemos una identidad”.

Pecina conoció muxes trabajando en las cafeterías, en los bancos, en las tiendas. Una integración natural que empieza en las palabras. En zapoteco los artículos no tiene concordancia de género. No existe la división binaria de 'el muxe' o 'la muxe' . Solo, ti muxe.  Fiel a los cánones noir, los personajes de Carmín Tropical son dibujados entre el desamparo y la búsqueda de redención. Sin embargo, esa desubicación aparece más marcada en los personajes laterales como el policía, el carcelero, las bailarinas del club; no tanto en los muxes. El director, oaxaqueño y zapoteco, se aparte de las reglas del género negro para luego volver. El suyo es un thriller clásico y heterodoxo a la vez.

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Sobre la firma

David Marcial Pérez
Reportero en la oficina de Ciudad de México. Está especializado en temas políticos, económicos y culturales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en El País. Antes trabajó en Cinco Días y Cadena Ser. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y máster en periodismo de El País y en Literatura Comparada por la UNED.

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