La fusión de rock y rap
Intenten situarse: hace 30 años, el rock y el rap se despreciaban. No, mejor decir que se ignoraban. Apenas se veían vídeos de hip hop en MTV. Y los raperos desconocían la existencia de un público potencialmente inmenso: los chicos blancos que aspiraban a cierta negritud en actitud, look, lenguaje.
Sin embargo, esa muralla estaba siendo horadada. Jam Master Jay, disc jockey de los neoyorquinos Run DMC, huía del reciclaje de temas de funk o disco music; apostaba por sonidos duros, reforzando sus bases con riffs extraídos de discos de rock. Por ejemplo, Walk this way, de Aerosmith. Para hacerse una idea de la distancia cultural: Jay creía que los autores eran unos tales Toys in the Attic (título del elepé donde se incluía Walk this way).
En vez de usarlo como un sampleo más, el productor Rick Rubin sugirió sumar a los dos grupos en una nueva versión de Walk this way, con letras frescas. Una herejía posibilitada por el hecho de que Aerosmith estaba en horas bajas. De hecho, las restricciones presupuestarias (y el miedo a que la banda bostoniana se desmadrase en Nueva York) limitaron la participación al cantante, Steven Tyler, y el guitarrista Joe Perry.
Se abría una brecha en la muralla que Rick Rubin derribaría con los Beastie Boys. Al poco, el rap rock sería tendencia de alta visibilidad, gracias a movimientos como el nu metal y algunos discos guitarreros de Tone Loc o Public Enemy, sin olvidar a francotiradores tipo Rage Against the Machine.
Vídeo de Jon Small que escenifica el encuentro entre Run DMC y Aerosmith
No debería sorprendernos, es la historia más vieja del negocio musical: los que menos se beneficiaron del híbrido fueron los pioneros. Sintiéndose estafados, llevaron a juicio a su discográfica, Profile, y perdieron. Protagonizaron una película lamentable (dirigida por Rick Rubin, que manifestaba síntomas de su egolatría). Se descubrieron endeudados con Hacienda. Run DMC se fue desintegrando.
Sin embargo, las semillas de Run DMC prendieron en Los Ángeles: su sonido hardcore inspiró a Niggaz Wit Attitudes (NWA), aunque los californianos añadían la estética gansta. Y alardeaban de poder adquisitivo, mientras los neoyorquinos lucían una imagen ascética en comparación. Aparte, Run DMC había moderado su discurso: Joseph Run Simmons redescubrió la religión y fue ordenado reverendo; Darryl DMC McDaniels quiso reciclarse en cantautor y sufrió una depresión.
El único que se mantuvo en primera línea del hip hop fue el pinchadiscos, Jam Master Jay. En su barrio, en Queens, abrió un estudio por donde pasó Curtis Jackson, luego conocido como 50 Cent. Y allí, una tarde de 2002, fue asesinado por un pistolero. Una de esas nebulosas muertes del rap, nunca aclaradas
Vuelven a hablar ahora de llevar la leyenda de Run DMC al cine. Ayuda que Straight outta Compton, el biopic de NWA, haya funcionado en taquilla. Si las historias del rock suelen resumirse con la moraleja de Too much, too soon (Demasiado y demasiado parte), las de la música negra tienden al Too little, too late (Demasiado poco, demasiado tarde).
Babelia
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