_
_
_
_

Gala más que Real

Lejos han quedado las inauguraciones en las que un buen puñado de foco internacional acudía a dar cuenta de las provocaciones propias de Gerard Mortier

Jesús Ruiz Mantilla
Una escena de la ópera 'Roberto Deveraux', de Donicetti.
Una escena de la ópera 'Roberto Deveraux', de Donicetti.javier del real

Al principio se confrontaron los himnos. Primero, el español, para recibir a los reyes en el palco. Después el Dios salve a la reina británico que apunta tímidamente la Obertura de Roberto Deveraux (Donizetti). Por las notas, podría tratarse de dos territorios ajenos. Pero no hay ópera, por muy vacua, belcantista y demodé que sea, que no ofrezca guiños y espejos en los que mirarse.

Esta historia de un hombre de acción política y guerrera por quien suspira una rendida reina Isabel de Inglaterra, descompuesta en su proverbial austeridad sexual, parecía a veces el descarado reflejo de un patio de butacas que no podía evitar sus paralelismos con la acción. Estaba poblado de exministros amortizados, lideresas crepusculares y valores emergentes, como Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, en discreto segundo plano.

Una lástima que Esperanza Aguirre no pudiera controlar su adicción al móvil desde el comienzo del primer acto. Cuando el coro tronaba El soberbio pagará sus errores, no fue capaz de contener su ansia de bombardear con mensajes a quien quiera que fuese. Perdió lo que podría parecer toda una alusión directa. La ópera siempre le aburrió. Aunque la cabeza del PP madrileño bien pudiera parecer un trasunto de Lady MacBeth en connivencia con una Carmen poderosa y castiza. Cuánto podría aprender.

Sí en cambio permanecían atentos Ana Botella, Elena Salgado, Carmen Calvo y Alberto Ruiz Gallardón. El sacrificado exministro de Justicia, expresidente de la Comunidad de Madrid, exalcalde faraónico, disfruta ahora, de una melomanía relajada y austera con que deleitarse ante la imponente línea vocal de Mariella Devia y Gregory Kunde.

No más en cuanto al espectáculo, porque la plúmbea negrura de la orquesta y una escena que iba de la mano en su competencia por el sopor, sólo sirvieron para acompañar el tono oscuro que eligieron para el vestuario las dos figuras más esperadas de la noche: doña Letizia e Isabel Preysler.

Los Reyes, en la inauguración de la temporada de ópera en el Teatro Real.
Los Reyes, en la inauguración de la temporada de ópera en el Teatro Real.chema moya (efe)

Cuando la Reina apareció diez minutos antes del inicio junto a don Felipe, una protocolaria fila poblada de patronos, les recibía a la entrada. Allí, al final de la cola, discretamente, esperaban Mario Vargas Llosa y su pareja para saludar sin que en las barandillas de los dos pisos se perdiera detalle del momento.

Un nutrido photocall animó los tumultuosos prolegómenos. Empieza la celebración de lo que en 2018 será el segundo centenario del teatro y una avalancha de medios disparaban flashes a la entrada. Medios nacionales, porque lejos han quedado las inauguraciones en las que un buen puñado de foco internacional acudía a dar cuenta de las provocaciones propias de Gerard Mortier. Estas parecen haber pasado a la historia en pos de una paz social y una reconciliación con el más bien irritado abonado.

El nuevo ambiente creado para una tranquila pero continua recuperación de voces y una pequeña inflación de repertorio —con títulos que este año irán desde La flauta mágica a Rigoletto—, se dejaba sentir ayer con bravos a los 25 minutos de la representación. Todos contentos, pues. Joan Matabosch, director artístico, el primero. Gregorio Marañón, todo un aglutinador de apoyos públicos y privados como presidente del patronato, más aún. El centenario calentando en máquinas y grandes exenciones fiscales a la espera de nuevos patrocinadores que lo hagan posible, con los brazos abiertos para que estos dos años supongan otro hito en la historia de un teatro donde resulta muy difícil vivir periodos continuados de paz. Ahí está precisamente su encanto, por otra parte.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_