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CRÍTICA | PUNTADAS SIN HILO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El miedo guarda la puerta

Oti Manzano y Miguel de Juan ponen el alma en el empeño dirigidos por José Piris

Javier Vallejo
Miguel de Juan y Oti Manzano, en un momento de la obra.
Miguel de Juan y Oti Manzano, en un momento de la obra.

Una comedia impresionista, de escenas sueltas (como aquellas Historias de amor, muerte y pasión, sin ninguna conexión de Cocktail Teatro Pirata, compañía cofundada por Margarita Sánchez, de referencia durante la Transición), reconvertida, en delicado equilibrio, en comedia de costumbres entreverada de misterio. Con la ligereza de viñetas de cómic, las escenas de Puntadas sin hilo narran la historia de cinco personajes orillados socialmente, uno de los cuales compra un piso con una habitación cuya puerta nadie debe atravesar, por contrato: una especie de puerta del infierno, como la que tapona, según la leyenda, el monasterio de El Escorial, pero en formato doméstico.

Si la anécdota de la obra de Margarita Sánchez evoca la de Casa tomada, cuento de Cortázar mucho más ceñido estilísticamente, la condición que se impone a los propietarios sucesivos de la vivienda parece tomada de la cotidianeidad más inmediata: en uno de los inmuebles que lindan con el Teatro Lara, donde la función se representa, existe un piso grande en el cual, en los años ochenta, cuando el coliseo estaba abandonado y en su interior anidaban yonquis y otras gentes sin sitio donde caerse, había un salón con un boquete enorme que daba al escenario y que su propietaria bloqueó amontonando muebles, para impedir la entrada de intrusos.

Ese agujero negro que contaminaba su hogar con impregnaciones de ficciones escénicas pretéritas (y con la realidad degradada de los drogodependientes allí avecindados) y el umbral a una dimensión extraña imaginado por la autora madrileña y evocado con vigor por las versátiles interpretaciones sin red de Oti Manzano y Miguel de Juan, que ponen el alma en el empeño dirigidos por José Piris, colocados vano con vano, adquieren una virtud metateatral equivalente a la que tendría representar Atraco a las tres en la cámara acorazada de un banco desvalijado.

PUNTADAS SIN HILO

Autora: Margarita Sánchez.

Intérpretes: Oti Manzano y Miguel de Juan.

Dirección: José Piris.

Madrid. Teatro Lara, los martes de septiembre.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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