De mayor, astronauta
Enrique Gato impone unos magníficos ritmo, puesta en escena y montaje, dibujando así un refrescante entretenimiento
Una película española para conquistar el mundo. ¿Cómo? Con una trama, unos personajes y unos ambientes como los de las películas que conquistan el mundo: las estadounidenses. ¿Es eso un defecto? Según se mire, pero más parece una opción que una carencia. Atrapa la bandera, nuevo largometraje de Enrique Gato tras el extraordinario éxito de Las aventuras de Tadeo Jones (casi tres millones de espectadores, más de 18 millones de euros de recaudación), se articula a partir de una hermosa idea histórica y de un estupendo modelo de aventura infantil. Lejos de las servidumbres autoimpuestas en Tadeo con la saga de Indiana Jones, tanto en el diseño de personajes como en la estructura y los guiños paródicos, la película, incluso sin salir en algunas de sus secuencias de las convenciones de las odiseas espaciales, logra componer un emocionante relato de superación.
Atrapa la bandera
Dirección: Enrique Gato.
Intérpretes (voces): Dani Rovira, Michelle Jenner.
Género: animación. España, 2015.
Duración: 95 minutos.
Con el abandono de la carrera espacial, los niños de hoy, en su apuesta por querer ser de mayores algo ambicioso a lo que sólo llega un puñado, ya no quieren ser astronautas sino futbolistas. Pero los que vivieron siendo críos aquellos primeros pasos del hombre por el espacio lunar no lo olvidan. Como Jordi Gasull, coguionista, productor e impulsor del proyecto. Atrapa la bandera sabe reunir en la trama a tres generaciones, manteniendo a los niños y su espíritu efervescente como motor de todas las acciones, tanto en su atrevimiento inconsciente como en su inmensa capacidad para la amistad consciente. Y aunque el diseño de los dos críos protagonistas no sea lo más brillante de la función, como en lo mejor de Tadeo, Gato impone unos magníficos ritmo, puesta en escena y montaje, dibujando así un refrescante entretenimiento para toda la familia, y protagonizado por toda la familia, en el que la idea que mueve la trama quizá no quede tan lejos: una nueva carrera espacial, no entre estados enemigos como en los años sesenta y setenta, sino entre lo público y lo demencialmente privado.
Babelia
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