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El exilio español en la novela

Pocos libros recrean la vida de los españoles en México tras la Guerra Civil

Niños españoles durante su desembarco del 'Sinaia' en Veracruz (México).
Niños españoles durante su desembarco del 'Sinaia' en Veracruz (México).

Cuando la silueta del buque se impuso en el horizonte, el gentío que estaba en el puerto de Veracruz estalló en aplausos y vítores. A bordo del Sinaia iban 1.599 exiliados de la República española, tan desgarrados como esperanzados. Habían salido hacía 18 días de la costa sur de Francia, después de haber huido de la represión franquista. Eran los primeros de un total de 25.000 que el Gobierno mexicano acogería entre 1939 y 1942. Así que aquella mañana, en el soleado puerto jarocho, descendían del barco escritores, ingenieros, médicos, arquitectos, maestros, químicos, carpinteros y campesinos… y se quedaban atónitos al ver el cálido recibimiento, lleno de banderas tricolor y enormes pancartas con frases como "¡El Sindicato de Tortilleras le da la más cordial de las bienvenidas a nuestros hermanos españoles!". "¡Si es que México es la leche! Aquí hasta las lesbianas están bien organizadas", dijo algún recién llegado, antes de enterarse de las diferencias lingüísticas entre el español de México y el de España.

Los detalles sobre el asentamiento de estos "nuevos mexicanos" en la vida cultural y cotidiana del país norteamericano los cuenta Macu Tejera Osuna en Me llevo la canción (Plaza & Janés), una novela "sobre un tema por descubrir, que fue enterrado durante la dictadura y después relegado en la democracia y del que hay muy pocos libros", dice la también autora de Amapola, historia basada en la serie de televisión Amar en tiempos revueltos, de la que fue guionista durante ocho años y publicada en la misma editorial.

“He hecho una ficción documentada del exilio español a México visto desde la otra orilla” Macu Tejera, escritora

Tejera comenzó a investigar sobre el exilio español en México con la intención de preparar una nueva serie para una productora. Al final, el proyecto no fue aceptado, pero ella quedó "enganchada" a la cuestión y decidió escribir una novela. Fue a bibliotecas y hemerotecas, revisó decenas de páginas web con datos históricos, ensayos, testimonios y fotografías… Reconoce que no conversó con ningún superviviente o familiares de los exiliados y que nunca jamás ha ido a México. "He hecho una ficción documentada, pero vista desde la otra orilla. Ese fue el principal ejercicio de imaginación que realicé. Quería, además, que esta novela tuviese varios protagonistas, porque cada exiliado se arraigó en tiempos distintos", puntualiza.

Esta es una de las pocas ficciones existentes sobre el exilio español. David Trías, director editorial de Plaza & Janés, asegura que Me llevo la canción es la primera novela que recibe en toda su trayectoria sobre este asunto. "Aquí se ha tocado muchas veces, y desde distintas ópticas, el tema de la Guerra Civil, pero no el del exilio, sobre todo el exilio en México, un país al que llegaron muchos de los mejores creadores españoles. Me parece que es un tema muy literario, como Jordi Soler ha demostrado", asegura.

Soler, descendiente de exiliados catalanes, nació y creció en la selva mexicana de Veracruz y ahora vive en Barcelona. Basándose en los recuerdos de su abuelo, escribió La guerra perdida (Random House), titulo bajo el que se agrupan Los rojos de ultramar, La última hora del último día y La fiesta del oso, sus tres novelas sobre la guerra, el exilio y la memoria. Coincide con Trías en que el exilio español en México resulta prácticamente inexistente en la literatura, tanto mexicana como española.

Para Soler, "los que se fueron al exilio, desde el punto de vista español simplemente desaparecieron; desde México, los exiliados españoles son reconocidos por sus aportaciones culturales, científicas, empresariales. Pero su exilio se pierde en medio de la gachupinada: los españoles que llegaron a México a hacer fortuna".

Barco 'Sinaia', que transportó hasta el puerto de Veracruz (México) a gran parte de los refugiados españoles.
Barco 'Sinaia', que transportó hasta el puerto de Veracruz (México) a gran parte de los refugiados españoles.

Soler cree que "tampoco ayuda la proverbial antipatía que despierta el español en México y que también le toca a los exiliados, aun cuando, a diferencia de los gachupines, llegaron a México porque no tenían otra opción. Los exiliados, y esto lo sé de primera mano, hicieron un esfuerzo enorme por mimetizarse. Muy pronto se dieron cuenta de que en México la vida como español era más complicada y para matizar su origen oscurecieron la historia de su exilio".

Experiencia colectiva

En la novela de Macu Tejera el exilio es retratado como una experiencia colectiva. Hay varios personajes con tramas propias y desavenencias entre los grupos de exiliados que se formaron en México, pero la solidaridad y la esperanza prevalecen entre canciones.

"Cárdenas siempre dijo que México se había beneficiado del exilio español porque llegaron muchos creadores, pero también ganaron los republicanos. Porque salieron del infierno y llegaron a México y fueron recibidos de manera estupenda. Ambos países ganaron pero, sobre todo, se unieron más que nunca", dice la escritora. Recuerda que en junio, Felipe VI aprovechó su visita a México para agradecer la acogida y reivindicar la aportación de los exiliados.

Hace un año, sin embargo, cuando se cumplió el 75º aniversario del exilio, Jordi Soler escribió en EL PAÍS que "hay que hacer todavía mucha diplomacia y mucha pedagogía para conseguir que España sea el primer aliado de México y que esto lo sepan, y lo entiendan y lo sientan, no solo los empresarios, los políticos y los artistas, sino toda la gente, que los mexicanos sientan a España como suya y los españoles sepan que tienen su casa del otro lado del mar".

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