Sónar apuesta por la boda del arte y la tecnología
El festival arranca hoy en la nueva Barcelona en un formato que combina lo lúdico con el estímulo a la creatividad
Sónar arranca hoy en una Barcelona diferente, sacudida por el cambio político. Es lógico pensar que la nueva situación pueda afectarle. Desde siempre el festival ha aspirado a ser algo más que un simple espacio lúdico —aunque nadie que lo haya vivido negará lo importante que es esa parte— y de hecho ha trascendido incluso lo cultural para devenir una cita compleja y ramificada (“un acontecimiento 360 º”), con complicidades empresariales e industriales, que se ha convertido en una de las señas de identidad de la ciudad, uno de sus iconos.
Más allá de la intensa —160 actuaciones, 8 escenarios— y muy atractiva programación, encabezada por el estreno del nuevo show de Chemical Brothers, el regreso a nuestro país de los Duran Duran y nombres como Die Antwoord, Autechree, Róisin Murphy, FKA twigs, Flying Lotus o Skrillex, la reorientación de Sónar como un lugar fundamental de encuentro de creatividad y tecnología (con el Sónar + D convertido en un ambicioso congreso internacional), invita a reflexionar sobre el papel del festival y su encaje en la nueva Barcelona.
“Conflictos ni los hemos tenido ni los esperamos, no somos el Mobile World Congress ni una franquicia”
Los directores del Sónar, Ricard Robles, Enric Palau y Sergio Caballero, no parecen en principio preocupados por el cambio que ha dejado a Ada Colau, cuyas prioridades van más allá del tecno, al frente de la alcaldía. “Conflictos ni los hemos tenido ni los esperamos, no somos el Mobile World Congress ni una franquicia”, sintetiza Robles en una comida con la cúpula del festival en el Giardinetto. “Desde 1994 hemos trabajado com gobiernos municipales y autonómicos de todos los colores, excepto del PP, que no ha gobernado. A veces, cuando se producen cambios, tardas más en conectar, en encontrar a los interlocutores específicos, en que se entienda que Sónar no es algo que afecta solo a los responsables de Cultura sino también a los de otra áreas como Urbanismo, pero en general las dificultades no son tanto políticas como técnicas. Nosotros trabajamos sobre todo con los técnicos. Hay decisiones logísticas que a veces tardan. Al anterior Gobierno también le costó entendernos”.
Los responsables del Sónar, que aprovechan para felicitar al nuevo Gobierno, desconocen aún quienes serán sus nuevos interlocutores, pero creen que habrá técnicos que continuarán.
“Sónar nació hace 22 años”, reflexiona Palau, “lo hace un equipo de gente de aquí y está imbricado con instituciones, escuelas, centros de formación... hay todo un camino hecho y una conexión muy palpable con la ciudad. La nueva fase es más de detalle. la nueva administración tendrá sus objetivos, pero Barcelona se tiene que aprovechar de este enganaje que es Sónar y de y su solvencia”.
“Como festival no sentimos ninguna aprensión hacia el nuevo Gobierno de la ciudad”, subraya Robles, “como ciudadanos, cada uno tiene su sensibilidad”. “Llevamos muchos años y muchos regidores municipales”, señala Caballero. “Los cambios simpre provocan cambios pero suelen ser positivos”.
Los directores del Sónar recalcan que en el Sónar + D participan más de 90 entidades de la ciudad. “El Sónar es algo muy diferente a un evento puramente musical”, recuerda Palau. Es una casa común. un espacio de expresión, con muchos proyectos y desarrollos. Con Sónar + D se incorpora el audiovisual y las industrias tecnológicas en un marco que impulsa a hacer negocio. La idea es que nuestro usuario natural venga a Sónar a hacer más cosas aparte de la cultura y el ocio. Queremos que venga a inspirearse, a buscar formación o partenaire para su idea. De lo más inspiracional a lo más productivo. Todo eso va más allá de que haya un Gobierno u otro, pero por supuesto es importante que nos encontremos en el camino”.
¿Es Colau una habitual del Sónar? Los directores de Sónar entrecruzan miradas. “No sabemos si ha venido antes. Estamos a la espera de confirmar que venga como alcaldesa”, señala Robles. “Que venga a verlo”. Xavier Trías sí que fue. Y el que era un asiduo era Jordi Hereu.
El nuevo modelo “360 º” de Sónar parece un híbrido de festival y simposio (en la acepción moderna de congreso y no en la griega de “reunión en la que se bebe” —que es de suponer que también—). “Es las dos cosas, festival y congreso, de lo lúdico a lo práctico”, apunta Palau, “sin abandonar su esencia, integrando nuevos actores que no estaban, como el mundo universitario, al que ayudamos a desvirtuarse, a salir de lo virtual”.
Entre las novedades tecnológicas de esta edición figura el experimento que desarrolla el Barcelona Supercomputing Center de seguimiento de espectadores a los que se instalarán sensores para saber dónde están en cada momento. ¿Un buen control de la pareja? “Es un experimento científico voluntario, no va por ahí la cosa“.
“En realidad no hay un cambio de modelo”, dice Robles, “siempre hemos aspirado a ser más que un festival de música; pero es cierto que este año la palabra 'creatividad' es central junto a 'música' y 'tecnología' y que usamos menos 'festival'. Pero ojo, mucho de eso ya estaba como semilla en Sonarmatic y forma parte del ADN de Sónar. De hecho, nos avanzamos a los tiempos. Lo que ha sucedido es que ha habido un avance en la hibridación natural del artista y el tecnólogo en la misma persona, que se hace sus propias herramientas, y nosotros acompañamos ese proceso”, continúa Palau.
"La idea es que nuestro usuario natural venga a Sónar a hacer más cosas aparte de la cultura y el ocio"
¿Son compatibles los dos modelos de festival, el lúdico y el digamos sesudo? “Es un reto, pero es algo muy natural nuestro, sienpre fue parte inspiracional”. Los artífices de Sónar son conscientes de que siempre habrá público que acudirá solo por la diversión, y le importará una higa la formación, la industria y el negocio. ¿Era más gamberro el Sónar antes? “No, no, no”, saltan sus directores. “Todo esto suena muy serio explicado, pero visto es muy gamberro”, acota Robles. “No se trata de que suba un señor a un escenario a decir algo, a explicar lo bien que se lo montó con tal o cual invento, ese no es el formato, es mucho más informal”.
“El debate es falso”, insiste Palau, “Chemical Brothers o Flying Lotus no pueden ser más lúdicos. Parte gamberra, entendida como lúdica, hay mucha en este Sónar, como en todos. Seguimos y seguiremos apostando por propuestas artísticas rompedoras y extremas, rompedoras tecnológicamente pero estéticamente también”. “La tecnología no nos interesa per se”, subraya Robles, “sino cuando cae en manos de artistas que desarrollan un discurso interesante, gamberro también, porqué no”.
Los responsables del Sónar no aceptan que se diga que el festival es acrítico con la tecnología. “No sé si tenemos que entrar en eso, en si la tecnología es buena o mala”, matiza Palau. “De hecho se usan tecnologías modernas pero otras antiguas: hemos hecho conciertos con máquinas de coser y ¿no son tecnología los Stradivarius y las Stratocaster? En todo caso, Sónar no somos Apple Store, fascinados por el iPod blanco. No somos militantes de la nueva tecnología, ni lo son tampoco los artistas que nos gustan. Déjame recordar que fuimos el primer festival que trajo a Barcelona a Calle 13 (cuyo reciente concierto en el Poble Espanyol, por ciertol atrajo a Ada Colau) . No nos abonamos a un discurso de buenos y malos, ni nos vemos en la necesidad de dar explicaciones. No se trata, esperamos, de quién se queda y quién se va de Barcelona”.
Como otro icono de una cierta Barcelona, ¿qué opinan desde Sónar del cierre de Vinçon? ¿Alguna lección? “No es culpa nuestra”, bromean. “Es otra problemática, la de los comercios pequeños frente a los grandes”. Palau subraya que el cierre de Vnçon “nos hace más mediocres como ciudad; hay que luchar por mantener el perfil de ciudad no banal”. Pero advierten: “Nosotros no tenemos ningún sentimiento negativo ni de fin de ciclo, al contrario, ¡estamos al 200 %!”.
"Seguimos y seguiremos apostando por propuestas artísticas rompedoras y extremas"
¿No hay sensación de que todo pasa muy deprisa y las cosas son muy fungibles? “Es condición de los tiempos, pero el festival trata de no perder la memoria y nos gustra traer a gente que lo recuerda”. El trío del Sónar, todos cuarentones, no piensa tampoco en pasar el testigo a gente más joven. “No pensamos en sucesores ni herederos”, dicen y se ríen al compararles con otro trío. “No somos Tricicle, ni la Trinca”. Y ya en serio: “Tenemos un equipo detrás nuestro que se va regenerando. No somos imprescindibles”.
En todo caso, parece imposible imaginar la imagen del Sónar sin Sergio Caballero. “Precisamente la máxima tecnología que se ha usado históricamente en eso es el Photoshop, y este año no hay tecnología alguna, todos los gemelos, las veinte parejas, son reales. Como lo eran las majorettes del 2013”.
La imagen de este año es un guiño a la del 2000, que trajo polémica al denunciar Eulàlia Vintró, diputada de IC que promocionaba el maltrato a la mujer al aparecer dos con bolsas de plástico en la cabeza. Vuelven a figurar las dos adolescentes gemelas con supuestos poderes paranormales. “Me hizo gracia hacer un remake”, explica Caballero, que considera que la polémica fue “ridícula”, “y pensé qué podrían estar haciendo las gemelas 15 años después. Les busqué unos gemelos y celebramos una falsa boda y el banquete en la Colonia Güell a los que convocamos a otros 40 gemelos, o sea un total de 44. De ahí sacamos las imágenes del cartel”. Todos esos gemelos se pasearán por el Sónar Noche. O sea que no será que te has pasado con la bebida o la química.
De la programación explican que hay grandes momentos que la gente espera como Chemical Brothers o Skrillex pero el 80 % del cartel es poco conocido. “No somos un festival de cabezas de cartel y apostamos por la diversificación”. Sostienen que en el escenario actual no hay cambios radicales sino microtendencias, como la PC Music, y señalan que la música electrónica se regenera más que otros géneros musicales como el pop o el rock. ¿Lo de Duran Duran es porque llevaban la carpeta del cole con sus fotos? “Fueron pioneros en el uso de la realidad aumentada en sus conciertos, siempre han hecho un pop muy arriesgado y unos videoclips muy innovadores y poseen una estética muy moderna”.
¿Cómo hay que afrontar como usuarios la gran exigencia física del Sónar? “Yo hace ya días que tomo Nutratom; una dieta ligera, beber mucha agua y dormir todo lo posible son recomendables, no hay grandes misterios”, dice Palau, para el que personalmente la solución a no caer extenuado es “ir más tarde y acabar antes”. “Nosotros en todo caso no somos el público, estamos demasiado preocupados de que todo vaya bien para disfrutar. Y hay conciertos sensacionales que luego te los tienen que explicar”.
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