Calatrava, de sur a norte de Manhattan
El arquitecto expone siete esculturas en Park Avenue
Santiago Calatrava dice sentirse neoyorquino. “Como nos pasa a todos los que amamos esta ciudad. Hacen falta solo 25 minutos o una hora, dependiendo del tráfico que haya del aeropuerto a Manhattan, para sentirse neoyorquino”, decía el lunes 8 por la mañana en mitad de Park Avenue, delante de una de las siete grandes esculturas que ha creado y expone con la galería Marlborough a lo largo de la exclusiva avenida de Manhattan.
“Es la tercera vez que puedo exponer en este ciudad. En 1993 el MoMA me dedicó una muestra, cuando aún era un desconocido; y además me pidieron una escultura para el patio del museo. Y luego el Metropolitan me dedicó otra [en 2005]”, recordó para referirse a la estrecha relación que mantiene con la ciudad.
Las siete obras escultóricas son “estructuras abstractas, pero están basadas en un sentido de observación del crecimiento de la naturaleza”. Las ha creado intentando que captaran la energía y dinamismo de la ciudad, con la que las esculturas se relacionan en contacto directo con el público; y también las hizo inspirado por “la fuerza extraordinaria que tiene la naturaleza en este país”, asegura. “Y que me llevó no sólo a hacer bocetos, sino también a pintar y crear estos modelos que fueron creciendo hasta alcanzar casi el resultado final”, contó el arquitecto.
“Las siete piezas están relacionadas unas con otras, son parte de una misma familia y de una serie mucho mayor, pero éstas nos parecían las más convenientes para exponer en este epicentro neurálgico de la ciudad”, continuó.
Estas esculturas son una obra de arte y la estación también; y espero que todo el mundo lo tome así”
Sus formas, como hojas envueltas en sí mismas o que buscan el cielo, recuerdan a la estación que construye desde hace 12 años en la Zona Cero al sur de la isla de Manhattan y que, por ahora, sólo ha abierto alguna zona. “Reflejan un poco la estética del Path”, confirmaba. “Aunque estas esculturas son autónomas, viven por sí mismas y tienen su propia identidad”. Y responden a su “entendimiento de la arquitectura como un arte y a reflejar el enorme sentido plástico que puede tener la arquitectura”. “Como el edificio de la estación de la Zona Cero que no es sólo un edificio–dijo–, sino que pretende ser también un ornamento de la ciudad”.
Nueva York es la ciudad en la que Calatrava vive desde hace años y una ciudad que ha sabido apreciar su trabajo, aseguraba hoy, a pesar de la multitud de críticas que ha recibido en los últimos años por los problemas desencadenados durante la construcción de la estación de la Zona Cero, a la que llaman “un glorioso despilfarro”. “Recién llegado aquí, poco después del 11-S, me invitaron a participar en el concurso de la Zona Cero y lo gané y llevo 12 años trabajando con Port Authority; y después gano un segundo concurso para la reconstrucción de San Nicolás, también en la Zona Cero. Todos estos proyectos son controvertidos, pero sigo viendo que este proyecto es un orgullo para esta ciudad. Es difícil. Ha habido muchas sorpresas técnicas e imprevistos. Pero no creo que haya estado involucrado jamás en un proyecto con tanta trascendencia y tanto significado”.
“Estas esculturas son una obra de arte y la estación también; y espero que todo el mundo lo tome así”, dijo. Y detrás de las dos está su intención de acercar el arte a la gente. “La estación de la Zona Cero sigue la tradición de los grandes espacios de esta ciudad como Grand Central, uno de los espacios seculares más bellos que se han hecho nunca en el mundo. Esa es la idea que nos ha guiado siempre: aprender de esta ciudad y emularla”.
La serie de siete esculturas titulada On Park Avenue estará expuesta a lo largo de Park Avenue entre las calles 52 y 57 hasta mediados de noviembre.
Babelia
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