Antonio Machado, premio a la Mejor Labor Editorial Cultural

Los libros de la periferia comercial y del pensamiento publicados por A. Machado Libros desde el final del franquismo se situaron ayer en el centro de la noticia. La editorial fue distinguida con el Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural por “su continuada y destacada trayectoria en el mundo del libro, como editor de fondo adaptándose a los nuevos tiempos sin perder rigor científico e intelectual”, según el jurado designado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. El premio distingue el conjunto de la labor editorial de una persona física o jurídica que destaque por su aportación a la vida cultural.

Y eso es A. Machado Libros. Aunque algunos se preguntarán qué editorial es esa pero, en cambio, si escuchan los títulos de sus colecciones saldrá un espontáneo: “¡Claro!”, “La conozco”, “¡Ah, sí!”, o un simple y expresivo: “¡Aaahhh!”… Y esas colecciones son La balsa de la medusa (ensayos sobre arte coordinada por Valeriano Bozal), Papeles del tiempo (historia), Acuarela (ensayo filosófico y política), Nuevo aprendizaje (educación y pedagogía), Musicalia Scherzo (ensayo sobre música) y, claro, A. Machado Libros con temas de teatro, narrativa, pensamiento y memoria. Tal es su posicionamiento que el jurado se refirió a ellas.

Esa transmutación o solapamiento de nombres es parte de la historia de la vida de la editorial; en 46 años ha tenido cuatro nombres: Visor Poesía Libros y Comunicación, Visor Poesía Libros, Visor Distribución y A. Machado Libros, vigente desde 1998. Es un premio a un nombre que forma parte de la divulgación y prestigio del libro en España. Sus fundadores y propietarios están presentes en otras dos partes de la cadena del libro: Machado Grupo de Distribución (distribuidor de sellos independientes) y Librería Machado (de referencia en Madrid, con dos locales).

Desde fines de los sesenta

Nació a finales de los sesenta. Desde la localidad madrileña de Boadilla del Monte, donde tiene la sede la editorial y la distribuidora, su fundador y editor, José Miguel García Sánchez, tras expresar su agradecimiento por el premio, declaró: “Echo de menos más compromiso de las instituciones y de la sociedad hacia los libros”.

Luego evocó veloz el germen de todo. Cuando trató de abrir con su hermano Jesús una editorial en 1969 y no era fácil obtener una licencia del franquismo, los dos pidieron a su amigo y artista Alberto Corazón que la solicitara. Ahí empezó la aventura. Se llamó Visor Poesía Libros y Comunicación. En 1973 deja el nombre de Comunicación, con el cual publicaban ensayo político y Corazón salió del proyecto. Tras la muerte de Franco, en 1975, Jesús García se quedó con Visor Poesía y Miguel siguió solo bajo el nombre de Visor Distribución, hasta 1998 en que se cambió por A. Machado Libros, “para no enredar más”.

Para entonces, y desde 1996, al frente de ella ya está Aldo García Arias, hijo de Miguel. A él la noticia lo sorprendió ayer en la librería de la madrileña calle de Fernando VI, que compraron en 1975. Justo en el área de libros de bolsillo, donde antes había un solar y donde en su día expusieron Tàpies, Barceló o el Grupo Crónica.

Otras tres personas completan el equipo de la editorial: Antonio Borrallo (diseño y maquetación), Natalia Rodrigo de Oliveira (contratos y prensa) y Lilián Oliveira Rodríguez (toda la actividad en Internet y redes sociales). Desde el comienzo, dice Aldo García, la línea ha sido la misma: “Distinguirnos con libros que no sean de rabiosa actualidad sino que duren en el tiempo. A partir de esa premisa como valor hemos cubierto temas de ensayo desprotegidos por otros editores. Sin huir de la polémica. Queremos contribuir a confrontar las ideas. Crear libros que puedan ayudar al conocimiento y el pensamiento”.

Para Aldo García el premio llega en un buen momento para reconocer la labor de editoriales independientes y con un sector tocado por la crisis del libro y la económica general. NO duda en afirmar: “Uno de los problemas graves que ha tenido este país, y antes de 2008, es que el libro ha perdido presencia en las aulas y en la sociedad en general. Pero sobre todo en la universidad donde se está graduando gente sin leer libros. El problema más allá del placer de la lectura es que se pierde la posibilidad de rebatir ideas. El libro lleva tiempo menospreciado por la sociedad. A nadie le parece extraño que una comida o una camiseta cueste 20 euros, pero sí un libro, sin tener en cuenta que es un producto de trascendencia. Es hora de recuperar su prestigio”. Quiere que el libro deje de estar en la periferia y vuelva al centro.