La particular jornada de Oriol Broggi
El director catalán estrena su versión teatral de la 'Giornata particolare' de Ettore Scola
Nueva epifanía de la pareja Antonietta/Gabriele. La abnegada ama de casa, esposa de fascista y madre de balillas y piccole italiane, y el intelectual homosexual que se encuentran como los únicos vecinos que no han acudido al desfile en honor de la visita de Hitler a Roma el 6 de mayo de 1938 tenían los rostros de Marcello Mastroaianni y Sofía Loren en Una giornata particolare,la célebre película de Ettore Scola de 1977. En 1984 los personajes reencarnaron en Josep Maria Flotats y Anna Lizaran en la puesta en escena de este último de la historia en el teatro Poliorama. Y Ahora vuelven en la piel de otra gran pareja, Pablo Derqui y Clara Segura. Lo hacen en la producción en catalán de La Perla 29 dirigida por Oriol Broggi que se estrenó anoche en la la Biblioteca de Catalunya, en Barcelona, como uno de los montajes más esperados de esta temporada tan intensa.
Ayer, pocas horas antes del estreno, Broggi no podía ocultar su nerviosismo. “Las referencias son de aúpa, y además siempre tienes las dudas de última hora de si habrás elegido las mejores opciones para explicar la historia”, señalaba. Tras el Cyrano, le comento, ahora la Giornata: otro éxito de Flotats. “Sí, otro Flotats, soy consciente. Y también me gustaría hacer Per un sí o per un no que montó en 1986. La Giornata no la vi en su momento en el Poliorama pero oí hablar mucho a mis padres, fue parte de la progresiva, muy teatral llegada de Flotats a Cataluña, tras el Eduard II, y antes del Cyrano. Yo tenía muchas ganas de hacerla, me parece una super gran historia. Así como el Cyrano de Flotats era muy especial y el nuestro no, sino que tratábamos de llevarlo a su esencia, aquí al contrario nos distanciamos respecto al original, a la película, tomando decisiones más teatrales”. Pasar de película a teatro, continúa el director, “es más complicado de lo que pensaba, resulta más fácil al revés; has de reducir lenguaje y ahí está mi aportación”. Le ha resultado complejo, por ejemplo, llevar a escena los primeros planos de Scola. “Has de amplificar los gestos y corres el peligro de quitar realismo a una obra que tiene mucho. Los italianos tienen un realismo muy especial, pasa como con De Filippo. Y yo he querido que el espectador tenga las mismas sensaciones originales cambiando solo el lenguaje”.
“El fascismo ha cobrado gran importancia en el montaje”
Broggi destaca que cuenta con dos grandes intérpretes, Derqui y Segura, paraje comparable a la que formaban entonces Flotats y la Lizaran. Dice que no ha querido ofrecer una lectura actual, que cree que la obra no precisa. “El tema de la homosexualidad de Gabriele no resulta tan problemático por supuesto como en los años cuarenta en que transcurre la acción. El personaje más actual es ella, Antonietta Tiberio, que es infeliz sin saberlo. Pero la historia está muy bien explicada y no precisa de traslación ni de modernización. Es como la vida misma y la muerte, como Shakespeare, como Chéjov, como Mouawad”.
El tema del fascismo, sin embargo, “ha acabado adquiriendo una importancia que no esperábamos en el montaje, ha sido algo progresivo y que nos ha ido sorprendiendo, lo bestia que era y lo tremendo que era Mussolini se ha ido filtrando en la puesta en escena”. Ha hecho falta añadir unas transiciones musicales para marcar el paso de esa particular jornada en el escenario. Eso y algunas frases aquí y allá de autores, como su querido De Filippo. Se está convirtiendo Broggi en un todo un italiano de adopción, apunto. El director ríe. “Sí, me gusta mucho lo italiano, hay algo muy civilizado pero a la vez muy fuerte, muy duro y auténtico, vivo, que contrasta con nuestra domesticada Cataluña”.
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