Mil años de arte por amor a Dios
Una muestra reúne en Madrid más de cien piezas religiosas: óleos, tablas y esculturas
Desde Adán y Eva al Apocalipsis, pasando por la vida de Jesucristo, ángeles, apóstoles, vírgenes, profetas y la Muerte. Un recorrido por el cristianismo y una selección del arte religioso español del siglo X al XX es la propuesta de la exposición A su imagen. Arte, cultura y religión, que reúne en el Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa, en Madrid, más de cien obras con estrellas como Goya, Velázquez, El Greco, Murillo, Zurbarán, Rubens, Ribera, Gregorio Fernández y Berruguete. Esta muestra, que puede verse hasta el 12 de abril de 2015, congrega piezas procedentes en un 50% de 22 diócesis de toda España (catedrales, iglesias, conventos), un 30% de instituciones como el Museo del Prado y el Reina Sofía, “y el resto son de particulares”, explicó el comisario, Isidro Bango, encargado de acompañar a la reina Sofía en el recorrido inaugural.
Con un presupuesto de un millón de euros y organizada por la Fundación Madrid Vivo —representada ayer por el empresario Juan Miguel Villar Mir— la exposición se despliega en 14 salas en las que se suceden óleos, tablas, esculturas, códices y tapices. “Todos cedidos de forma gratuita”, explicó Villar Mir. Este rosario de piezas conforma un relato de la religión “tanto para creyentes como para los que no lo son, porque podrán entender muchos de los tópicos de nuestra cultura”, dijo Bango. Este hizo hincapié en que algunas de las obras apenas se habían movido de su ubicación habitual, como las dos enormes cabezas de madera de “un Adán con bigote, un poco chuleta, y Eva”, de Alonso Cano, de 1666, procedentes de la catedral de Granada. Igualmente, los gigantescos candelabros de plata repujada de la catedral de Palma y el Tríptico de la Anunciación (1540-41) del flamenco Joos van Cleve, que está en la catedral de Santo Domingo de la Calzada (La Rioja). Precisamente, esta fue una de las maravillas por las que mostró más interés doña Sofía, junto a Sansón y el león, de Rubens (1616-17), en el que se ve al personaje bíblico en el momento de desgarrar las fauces de la bestia; y Tentación de Santo Tomás, de Velázquez.
En el paseo acompañaron a doña Sofía, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; el presidente del Congreso, Jesús Posada, y la alcaldesa de Madrid, Ana Botella. Entre las paradas, el comisario se explayó en “una obra maestra, Jesús en casa de Marta y María”, de Matthijs Musson. También, ante “uno de los más hermosos zurbaranes, la Virgen niña”, con la Giralda en la esquina inferior izquierda.
Una de las salas de las que se mostró más orgulloso el catedrático Bango fue la que exhibe el conjunto de esculturas de Gregorio Fernández, cuyo Arcángel san Miguel comparó con el David de Miguel Ángel. Más adelante, en la estancia en penumbra que se llama Pasión y muerte cuelga el pequeño goya Oración en el huerto, de 1819 (47x35 centímetros). “No se puede pintar más en menos espacio”. Casi al final del recorrido, en la sección Polvo eres y al polvo volverás, sobresale el tétrico In ictu oculi, que pintó en 1672 Juan de Valdés Leal, donde la Muerte, representada como un esqueleto, llega con un ataúd y la guadaña, mientras con la mano libre se dispone a apagar una vela, una vida. A su derecha, “la obra deudora contemporánea”, la Procesión de la muerte, de Solana (1930).
Por lógica, esta muestra de arte sacro acaba con el Juicio final. Ahí destaca el tríptico que con ese tema realizó en 1494 Vrancke van der Stockt para el Ayuntamiento de Valencia y cuyas tablas, dispersas desde el siglo XIX, se han reencontrado para esta ocasión. Le anteceden los monstruos pintados en los pergaminos del Beato de Valcavado, del siglo X, que servían para aterrorizar a los fieles de entonces con lo que ocurriría cuando llegase el día de la ira y todo se redujese a cenizas.
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