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Antonio Banderas vuelve a casa

El malagueño protagoniza y produce ‘Autómata’, filme de ciencia ficción de Gabe Ibáñez

Gregorio Belinchón
El actor, productor y director Antonio Banderas, en San Sebastián.
El actor, productor y director Antonio Banderas, en San Sebastián.Javier Hernandez Juantegui (EL PAÍS)

Antonio José Domínguez Banderas (Málaga, 1960) llega a San Sebastián y la ciudad se vuelca. Es difícil encontrar a alguien que hable mal de él, aquí y en general en la industria cinematográfica. Española o hollywoodiense. Hoy en el Zinemaldia ha sacado sus mejores galas para defender Autómata, película de Gabe Ibáñez, el realizador de Hierro, que el actor protagoniza y produce. Una historia que, según su director, bebe de la ciencia-ficción clásica del cine de los años setenta y ochenta, con algo de la obra de Isaac Asimov y con referentes innegables como Blade Runner. Banderas ha aparecido con americana azul y blusa blanca, dispuesto a afrontar de cara la división de opiniones –más en contra que a favor- que ha recibido su filme en los dos pases de prensa. Y cuando hay que arremangarse y promocionar su trabajo, no hay nadie mejor que Banderas.

Lo primero que recordó es que el guion se lo pasó Elena Anaya un día en la sala de maquillaje de La piel que habitó (la actriz le dijo eso de o la haces tú o no la hace nadie), desglosó las aventuras que corrió Ibáñez para conocer a Banderas en el rodaje en Túnez de Oro negro, y lo complejo de un filme rodado en Bulgaria, donde no hay ni un metro cuadrado de desierto, paisaje obligado en Autómata. Y por supuesto, de su rapado: “El director y yo hablamos sobre el look. No es un cambio de dirección en mi carrera sino que era sencillamente lo que pedía el personaje. Como productor, aviso, quiero aclarar que esto no es una superproducción, sino que la hemos hecho con sangre, sudor y lágrimas. Ha sido un viaje de cuatro años y se podría hacer una película con lo que pasó en ella. Cinco millones de euros, esa es la verdad de esta película. Para avanzar, como productor, decliné mi salario, tiré de relaciones personales y pedí muchos favores”. Sí que aseguró que no hubo grandes enfrentamientos entre el Banderas actor y el productor: “Mis dos labores nunca entraron en conflicto, pero no pude ir a los ensayos en Bulgaria porque estaba más pendiente de la producción, que para mí no es tanto buscar dinero, que también, sino encontrar los elementos materiales para el filme, buscarle a Gabe las herramientas que necesitara. Quise que Gabe hiciera la película que él lleva a dentro. Que salga ese director que alberga en su interior, y que es muy coherente en su obra y en su vida”.

El Banderas productor está contento con cómo van las ventas internacionales, que ya incluyen Estados Unidos. “Ahora veremos cómo se estrena. Pero hay que entender que es un filme pequeño, de autor, no de palomitas. Por eso es coherente que concurse en este festival ya que no es una película mainstream, sino que tiene que ir poco a poco encontrando su público. Nosotros jugamos otro tipo de juego”. Sobre el futuro del cine de ciencia-ficción en España, el malagueño apuntó: “Aquí cuando hacíamos ciencia ficción parecía comedia. Y sin embargo es un género que sirve para hablar de cosas actuales, por ejemplo, de la pérdida de valores, de hombres que matan a hombres como si fueran perros. Los robots en el fondo acaban siendo los buenos en esta historia”.

Tampoco tuvo peros en la lengua al hablar de premios y de su carrera: “Hacer una película para conseguir un oscar es ruin. A mí me ilusiona hacer mi trabajo. Cada vez que empiezo una película pienso que va a ser la mejor de mi carrera. Yo trato de darlo todo, así entiendo mi profesión. Ahora busco más proyectos en España [el malagueño va a protagonizar en octubre Altamira, sobre el descubrimiento de las cuevas]. Hollywood es una marca, no un sitio, y esa marca puede que se haya quedado pegada a mí, pero yo quiero hacer cosas distintas y buscar talento”. Ahondó en el tema de la meca del cine: “Hollywood me limita por mis acentos. Llevo 23 años trabajando y cargo con ciertos hándicaps, me llegan solo ciertos personajes. En Europa, en España, me encuentro con que puedo hacer cosas que allí no me llegan. Estoy en este extraño camino en que quiero que mi profesión vuelva a ser lo del principio, un hobby”. A cambio le ha dado una agenda y una red de contactos casi infinita. En Autómata, como ejemplo, se escucha la voz de Javier Bardem. “A él y a Melanie Griffith les agradezco sus aportaciones. También hablé con Avi Lerner [mítico productor], y su empresa Millennium nos ha respaldado en las ventas internacionales… y rodamos en sus estudios en Bulgaria: íbamos de hangar en hangar, cogiendo atrezo de otras películas. Les robamos coche, neones, la ropa…”.

Finalmente, ante el dantesco panorama actual de la industria cinematográfica española, y preguntado sobre qué le aconsejaría al ministro de Educación, Cultura y Deporte José Ignacio Wert, Antonio Banderas aseguró: “Si supiera darle consejos al ministro, sería ministro. Este filme se ha hecho sin ayudas estatales, gracias a mis relaciones construidas en 30 años de carrera. Yo hoy lo que pido no es para mí, sino para chavales jóvenes. Necesitamos que el Gobierno abra un poco la mano. Que baje el IVA, que empuje estas primeras producciones, que puede ir la gente más al cine para que descubran nuestras historias. El Gobierno tiene que abrir la mano para que podamos respirar un poquito”.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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