Yo a Londres y tú a Madrid
El escaparate principal de la moda española vuelve a solaparse con la pasarela británica. Una coincidencia nefasta para los diseñadores de la MBFWM que ni inmuta a los de la LFW.
Entre la última exhalación de napa de Roberto Torretta y las tres gracias encueradas con las que arrancaba Etxeberria, J.W. Anderson volvía a demostrar lo que significa dejarse la piel como diseñador. Sucedía ayer sábado prácticamente a la vez, en un mismo y extraño lapso temporal pero en distintos universos, tan paralelos como lejanos. En efecto, está pasando: Madrid y Londres desfilan a la par. Exactamente los mismos días, casi a las mismas horas. Es lo que tiene empecinarse en meter tu cuña en el apretado calendario internacional de un entramado cada vez más voraz, el de la moda, del que la industria española no es sino su zona fantasma.
El órdago lanzado hace tres años por el British Fashion Council, organismo no institucional que rige la London Fashion Week, ha sido impactante. Ha recuperado para su causa etiquetas venerables como Burberry; se ha ganado a su principal cadena de pronto-a-tirar, Topshop, con su impagable reclamo en el planeta indumentario juvenil, pero también a emperadores del lujo y las alfombras rojas del alcance de Tom Ford y Marchesa; se ha re-reinventado como el escaparate de la rabiosa novedad/modernidad y, encima, ha conseguido tener a toda la prensa de su parte. Sí, ha sabido vender la moto (especialidad británica, por otro lado). Tanto que hasta se lo está poniendo cada vez más difícil a Milán y se atreve a plantarle cara a Nueva York, nueva meca dorada del peregrinaje bianual del negocio. Lo certifica un estudio de Global Language Monitor, una empresa estadounidense especializada en big data que designó “Londres” como la top buzz word (término generador de mayor expectación) en 2013 tras rastrear el nombre de las principales fashion weeks en 300.000 publicaciones impresas y digitales de todo el mundo, según informaba días atrás The New York Times. Ni rastro de la Mercedes Benz Fashion Week Madrid en el mismo informe, claro.
En realidad, el bullebulle londinense suena ya a viejas noticias. Las nuevas, atención, llegan desde Ifema, el consorcio público que orquesta las ferias de comercio en la capital y organiza la principal pasarela española. La cita madrileña contraataca aglutinando por primera vez en sus 30 años de historia los desfiles de la MBFWM y los salones Momad Metropolis (prêt-à-porter, calzado y accesorios), Bisutex y MadridJoya. “El mayor escaparate global de moda y tendencias del sur de Europa”, proclama. Un esfuerzo que, en palabras de Cuca Solana, directora del evento desde 1985, “quiere contribuir a unir por fin creación e industria, poniendo en contacto directo a productores y diseñadores”. ¿Les suena el discurso? Para el caso, la pregunta es: ¿cómo contribuye tan ímproba iniciativa a generar mayor visibilidad para nuestro diseño? “En esta edición se han acreditado 80 periodistas internacionales”, responde. Todos vienen invitados por la organización. Pueden apostar a que es más fácil encontrarlos de cañas en las terrazas de Santa Ana que en las gradas del Pabellón 14.
La veterana Barbara Barker, de WWD –el diario estadounidense que pasa por ser el boletín oficial de la moda-, es una de las que cumple. Al menos, hace un par de semanas le dedicaba un par de páginas a “la gran estrategia de la moda española”. Su reportaje incluía además los perfiles de tres marcas “en ascenso en Madrid”: Pol (la etiqueta de Paula de Andrés), Teresa Helbig y Alvarno, el dúo que ahora ejerce la dirección creativa de la parisina Azzaro y que habla de “vientos de cambio” en la plataforma madrileña. “Nosotros no actuamos como mamá Ifema. Solo ayudamos a los diseñadores a crecer ofreciéndoles todo lo necesario, aunque quizá los hayamos malacostumbrado en algún momento [hace seis años que la pasarela se autofinancia, sin subvención del Gobierno regional]. No hay ninguna otra fashion week que haga lo que la nuestra”, tercia Solana, que también admite que nunca se ha intentado el diálogo con el British Fashion Council para solucionar el conflicto de fechas: “Londres es una pasarela con muchos altibajos y nosotros llevamos otra velocidad. Y creo que nos está funcionando. Ahí están los ejemplos de Delpozo y Etexeberria, que han sabido catapultarse de aquí a Nueva York”. En efecto, la emigración es lo que nos queda. También en moda.
Roberto Piqueras es precisamente uno de nuestros expatriados en Londres. Debutante en el Ego de Cibeles, el premio que consiguió en 2011 le ayudó a establecerse en la capital británica. Sus presentaciones estilo guerrilla (ocupaciones urbanas/performances antes que desfiles al uso) cada vez que toca fashion week le han granjeado el ruido mediático que aquí siempre se le negó. “En España solo se quiere ver cóctel y ceremonia encima de una pasarela. La desconexión entre las marcas y la realidad de la calle es tremenda. En Gran Bretaña no interesa nada de eso: aquí se toman la moda muy en serio, no a broma como he experimentado en España muchas veces”, arguye el joven diseñador barcelonés, que aboga por la proyección internacional: “Si Madrid y Barcelona quisieran apoyar a sus diseñadores deberían organizar un espacio en París durante su semana de la moda para presentarlos a toda la prensa internacional especializada y así abrir mercado. Invitar a medios que solo alimentan el cotilleo no contribuye a nada”. Mientras sus colegas desfilan estos días en la MBMFW, él está aprovechando la LFW para despachar piezas de sus colecciones, desde la primavera/verano 2011 hasta la actual, en la boutique The Lazy Ones, en el muy hipster East London. “Estoy reservando la próxima aparición para un poco más adelante, porque quiero presentar mi universo de una forma más crítica y social, mostrando mi punto de vista sobre temas como la privatización del suelo en Londres, hasta qué punto las calles son de los ciudadanos y las consecuencias del turismo”, explica Piqueras, que hizo pública su última propuesta en formato zip a través de las redes sociales, desde las que podía descargarse el fichero con las imágenes de la colección.
Quien sí volverá a desfilar en esta edición de la pasarela londinense es otro español, Emilio de la Morena, un valor ya consolidado Pirineos arriba merced a su escultórico -y lujoso- prêt-à-porter. Será el martes 16, entre Siomone Roche y Meadham Kirchhoff. El mismo en Madrid, toca la jornada del Samsung Ego. Adivinen dónde va a estar el foco de atención internacional.
Babelia
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