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Buika corona el festín del jazz de Tánger

La XV edición de Tanjazz concita a una colonia internacional en el Palacio de las Instituciones Italianas

Javier Casqueiro
Buika en el cartel de Tanjazz 2014.
Buika en el cartel de Tanjazz 2014.

Tánger, tras varios lustros relegada, bulle ahora en el norte de Marruecos en todos los sentidos. La ciudad está en obras y levantada por los cuatro costados y culturalmente los festivales se suceden. Esta noche termina la XV edición de Tanjazz, que ha reunido durante cinco días a más de siete mil personas y 40 conciertos en el histórico Palacio de las Instituciones Italianas, una de esas joyas arquitectónicas hispano moriscas escondidas de la ciudad, destinado a albergar en sus 32.000 metros cuadrados de salones con mármoles de carrara, jardines, fuentes y hasta cinco escenarios diferentes, un auténtico festín del jazz. La española Concha Buika coronó en la noche del sábado la fiesta con un concierto grandilocuente que se convirtió en un espectáculo de deconstrucción de la copla para toda la colonia internacional.

El Tanjazz no es todavía una cita obligada en el panorama musical. Es aún bastante desconocido. Algunos de los asistentes valoran esa situación porque concede a esta cita estival un carácter de joya exclusiva, solo para entendidos, al otro lado del Estrecho. El Tanjazz no es solo un festival de jazz. La música, ese tipo de música, es la disculpa para convocar a las noches de la mítica Tánger a un público diverso y multicultural que acude atraído por el nombre de una villa que evoca tiempos distintos, cuando a mediados de siglo pasado disfrutaba de un estatuto internacional y unos residentes y visitantes más libertarios.

El Tanjazz es una actividad cultural diferente, sobre todo, por el espacio que lo alberga. El Palacio de las Instituciones Italianas o Palacio del Sultán Moulay Hafid, donde se rodaron muchas escenas de la serie española El Tiempo entre costuras, es un lugar con magia y con pasado. El complejo, ubicado en el barrio de Hasnona, abarca una extensión de 32.800 metros cuadrados, 8.000 edificados, de estilo hispano morisco, levantados entre 1912 y 1914 por el sultán Hafid para rivalizar en poder con el palacio Dar el Majzen. No le dio tiempo a verlo acabado. Cedió el sultanato y sus dominios a su hermanastro y cuando el país empezó a caer en desgracia tuvo que exiliarse. El recinto pasó luego por distintas etapas de cesión, compras y subastas hasta que acabó en manos del Gobierno italiano, que ahora lo usa para actividades culturales.

Tanjazz ha encontrado ahí un cobijo particular. Durante cinco días, desde el pasado miércoles hasta esta noche del domingo, se reproducen en sus cinco escenarios diferentes hasta 40 conciertos de gran nivel musical. La mayoría son bandas y vocalistas de jazz internacionales, pero también se convocan otros tipos de música. El lema de esta XV edición ha sido “Leyendas de ayer y del mañana” y bajo ese manto un buen número de grupos y cantantes han rendido homenaje cada noche a Louis Armstrong, Duke Ellington, los Beatles, Gershwin o Nina Simone. Los platos estrella de este año han sido la prometedora Cécile McLorin, con toda su dulzura desplegada en la noche del viernes, y la consagrada Concha Buika. La actuación en la noche del sábado de Buika fue un desparrame de todo su repertorio de copla, soul, flamenco y hasta funk. La versión que realizó de Santa Lucía desconcertó al comienzo pero la emoción con la que cantó Mi niña Lola y otras de sus canciones más reconocidas recuperó el aliento del auditorio hasta crear el caldo de cultivo propicio para sus momentos más excesivos.

Los visitantes del Tanjazz y del Palacio han vivido así cinco días o un fin de semana de fiesta de la música y el reencuentro bajo un ambiente y una temperatura espectacular, en un recinto único, con múltiples bares y restaurantes, pero con entradas un poco caras (40 euros al día) para facilitar la presencia de los residentes locales con menos recursos.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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