Bailar tango con el espejo
Unos mellizos argentinos compiten en la final mundial, disputado entre 574 parejas de 37 países. Su propuesta: "Dos hombres que desafían a la danza"
Que el tango se bailó desde antiguo entre hombres es una verdad (casi) universalmente aceptada y es relativamente frecuente que lo bailen parejas de hermanos. Pero que dos varones, y mellizos, lleguen a la final del Mundial de Tango que se celebra estos días en Buenos Aires es todo un acontecimiento. Nicolás y Germán Filipeli, nacidos en 1986 en Lanús (el barrio del sur del Buenos Aires que Sergio Olguín dejó para la historia en su novela homónima), bailan tango desde los 15 años. Empezaron en campeonatos juveniles y ahora los dos se dedican profesionalmente a bailar, cada uno de ellos con su pareja femenina (el año pasado mantuvieron un show durante dos meses en Corea), lo que Gómez de la Serna llamó una música llena de despedidas.
La propuesta con la que compiten los hermanos Filipeli quiere ser provocadora y al mismo tiempo es claramente deudora de los clásicos. Los hermanos Macana o José Garófalo y Carlos Stassi —de la milonga Porteño y bailarín— son dos parejas de hombres que llevan años variando sobre el tema. En los Filipeli el juego de seducción entre hombre y mujer se transforma, según sus propias palabras, en “dos hombres que se desafían en la danza”, utilizando la idea del espejo como recurso escenográfico y aprovechando su gran parecido físico. Lo único seguro es que hasta ahora nadie había llevado este reto a la final mundial.
La idea de este espectáculo “marcadamente masculinista” se les ocurrió en 2010, bailando los cuatro en la popular milonga Torquato Tasso de San Telmo. “Pero nosotros somos graciosos y a la vez serios”, explica Nicolás. En el Mundial pasado quedaron en tercer lugar. Para llevarle la contraria al sacrosanto Astor Piazzola —“el tango de ahora es solo una imitación nostálgica y aburrida”—, Nico y Ger, como los conoce su público, apostaron por lo que Gustavo Mozzi, una de las voces más autorizadas en el mundo del tango, llama la escena cambiante: “Me interesa que convivan bajo el paraguas del festival tradición y vanguardia. Hay mucha energía y mucha potencia en la gente que está bailando ahora”.
Prestigioso compositor y guitarrista, Gustavo Mozzi es desde 2008 director artístico del Festival Mundial de Tango, cuya primera edición tuvo lugar en 2003. Convencido de que lo más importante es “conectar las nuevas visiones actuales del tango con los clásicos, con aquellos grandes nombres que le dieron fama mundial”, sostiene que el caso de los hermanos Filipeli es único “también por su altísimo nivel. Tienen una técnica muy depurada y consiguen transmitir emoción: eso es lo más importante”. Mozzi los sitúa en el marco de un fenómeno generacional, comprensible porque “realmente vivimos una década dorada del tango”. Cuando la Unesco declaró el tango Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2009, se trataba de preservar “no una imagen fija o una esencia, imposible de fijar, sino un espíritu, una manera de entender la vida a través del baile”. Con esa intención Mozzi creó la sección Clásicos del futuro, que ha resultado ser la revelación del certamen y donde se están dando a conocer “verdaderos talentos de 20 años y menos”, explica a pocas horas del cierre del Mundial que durante una semana se ha celebrado en La Usina del Arte, una antigua fábrica de electricidad junto al barrio de La Boca, dirigida también por Mozzi.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.