Las nuevas consolas, a prueba en la Gamescom de Colonia
Con el PC como líder del mercado, Sony, Nintendo y Microsoft compiten en la gran feria europea
No caben ya medias tintas. Cuando los datos señalan ya cambio de líder en el mercado (el PC toma la delantera), las tres consolas de nueva generación —PlayStation 4, Xbox One y Wii U— ya no pueden especular. Si el año pasado bastaba con el impulso del cambio de generación, ahora estas plataformas necesitan demostrar su valía en un mercado que cada vez mira más al ordenador, Internet y los móviles y tabletas.
La Gamescom de Colonia, que abre hoy sus puertas al público, es la cita de cabecera para reencontrarse con el jugador. Más de 350.000 personas se dejaron los dedos y los ojos el año pasado en el sinfín de stands (este año, sobre 700) que tupen los140.000 metros cuadrados que ocupa el evento. La organización prevé superar esta cifra durante los cinco días de evento (del 13 al 17 para el público), que no deja de crecer desde que Leipzig le pasó el testigo a la cuarta urbe en tamaño de Alemania que reposa a orillas del río Rin.
Los ases en la manga
Steampunk, monstruos, acción y una reproducción al detalle del Londres victoriano. Estas son las armas del gran juego de PlayStation 4 para 2015, el que se espera que demuestre el potencial de la nueva generación en la consola de Sony.
Lo que promete Remedy es una revolución. En este título exclusivo de la consola de Microsoft el palabro transmedia (fusión de artes para una misma ficción) cobra toda su dimensión. Lo que los usuarios hagan en el juego tendrá efecto en una serie de televisión hollywoodiense. Falta ver lo esencial: cómo se plasma este concepto.
Yhosi's Woolly World (Wii U, Nintendo, 2015)
Que Nintendo va por su cuenta no es nada nuevo. El gigante nipón ha explorado desde siempre estéticas poco convencionales para sus videojuegos. En Yoshi's Woolly World ofrecerá un entorno gráfico basado en la lana (perfeccionando la técnica usada en Kirby's Epic Yarn) para un juego de plataformas protagonizado por el dragón verde de Super Mario.
El desafío de las consolas y de la Gamescom es similar. Ambos buscan descollar. El certamen para dejar ser solo el líder en masa de público y que se le considere como algo más que un primo menor del E3 de Los Ángeles —que se queda con casi todas las exclusivas aunque recibe en comparación menos de un tercio de visitantes, que, eso sí, tienen que acreditar una relación profesional con el mundo del videojuego—. Este año parecen alinearse los intereses de ambos frentes y la Gamescom será prolijo en novedades, presentaciones a puerta cerrada para prensa y toma de contacto con grandes superproducciones que se podrán jugar aquí por primera vez.
Metal gear solid V: the phantom pain es uno de los indiscutibles. El quinto título de la saga principal (o séptimo, según se mire) se presentará por todo lo alto y en directo para todo el mundo el miércoles a las 20.00 en la plataforma de streaming Twitch. Hideo Kojima, creador de la saga y de cada juego, será el maestro de ceremonias de una obra que ha recibido la adoración desde Hollywood, en lo que parece un evidente guiño de la meca del cine a la industria cultural líder en cuota de mercado (70.000 millones de euros, el doble de la taquilla del cine). Bastan las palabras del cineasta Nicolas Winding Refn, ganador del premio al mejor director de Cannes 2011 por Drive: "Contemplar el tráiler de Metal Gear... te hace preguntarte si los espíritus de Dostoyevski, Stanley Kubrick y Caravaggio han poseído a Hideo Kojima porque, usando el arte del videojuego como lienzo, va triunfante adonde nadie ha ido jamás".
El futuro del sector no depende solo de los pura sangre de cada estudio. La guerra por la tecnología vuelve a saltar al ruedo del sector. Pero no es la de siempre, la de quién tiene mejor aspecto visual que quién, sino la que puede cambiar para siempre no el qué se ve, sino el cómo y el dónde se ve. La realidad virtual vuelve a cruzar puños por última vez en 2014 entre sus dos máximos púgiles hasta el momento: el Oculus Rift de Facebook (comprado por casi 1.500 millones de euros) y el Morpheus de Sony, que solo podrá probar la prensa a puerta cerrada por última vez en 2014. La carrera por ser el primero ya está en marcha. Una carrera en ambos dispositivos que tiene prevista su meta para 2015.
No solo compiten las grandes firmas. En el creciente mercado del videojuego, cada vez más mapamundi, la lucha por destacar es feroz. El norte de Europa está demostrando cómo hacerlo. El fenómeno Minecraft y sus 54 millones de copias (tercer videojuego más vendido de la historia) es la punta de lanza de cientos de empresas y juegos que están consiguiendo éxito tras éxito tanto de crítica como de público. Finlandia, Noruega, Suecia, Islandia y Dinamarca son este año las naciones socias del Gamescom y tendrán un área especial para demostrar el gran momento que viven. Pero hay otros 16 países en juego. Entre ellos España. La roja del joystick tiene dos proyectos que están causando sensación: Rime (Tequila Works), del que se espera al fin novedades tras el éxito de sus presentaciones en 2013 y Gods will be watching (Deconstructeam), un juego al que le llueven palos y alabanzas a partes iguales por su dificultad y por las decisiones morales a las que enfrenta al jugador (tortura, secuestro, experimentación biológica).
Pero además del combate por hacerse un hueco en el mundillo, la Gamescom tendrá también mucho color. El de los innumerables cosplayers, los visitantes que se disfrazan de personajes de juegos. Contarán con su propia zona, la Cosplay village (pabellón 10.1), donde el termómetro friki llegará al rojo vivo. Un pabellón más allá, tocará probarse en deportes de siempre, aunque en versiones estrambóticas: desde partidos de ping-pong que se juegan con la cabeza hasta un futbolín humano. Y en la playa de la zona al aire libre pincharán djs y se podrá jugar al voley playa practicar el surf sobre una ola artificial sobre una plataforma giratoria. Volviendo al medio, en el área vintage se expondrá una gran muestra de no poca ambición: contar las cuatro décadas historia del videojuego en 1.000 metros cuadrados. Consolas, ordenadores y... autómatas.
Babelia
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