Lola Salvador

Ha sido una buena noticia que el premio Nacional de Cinematografía haya recaído en una guionista por su larga contribución al cine y no sólo por un trabajo realizado en los últimos meses. Con frecuencia los gestores del cine en el ministerio de Cultura se han empeñado, reglamento en mano, en prolongar con este premio nacional un éxito obtenido en el año, transformándose prácticamente en un Goya más… aunque económicamente más sustancioso. Y otra buena noticia es que haya recaído en la especialidad de guión, que desde que en 1982 le fuera concedido a Rafael Azcona no había vuelto a ser considerada.

Quizás sorprenda el nombre de Lola Salvador ya que ha solido firmar sus guiones como Salvador Maldonado y, si no me equivoco, sólo ha usado el suyo auténtico cuando codirigió junto a Carlos Molinero el documental de autor Palmeras en la niebla (2006). Con Molinero ya había escrito el largo Salvajes (2001), que también produjo ella. Porque Lola Salvador ha hecho de casi todo en el cine, y casi todo bien. Resuena todavía el ruido de sables que hubo con las autoridades militares en torno a El crimen de Cuenca, por la que fue procesada la directora de la película, Pilar Miró, y de la que Lola Salvador escribió el guión sobre una idea de Juan Antonio Porto. Y a Salvador se deben igualmente tanto adaptaciones de obras literarias o teatrales –Bearn o la sala de las muñecas, de Llorenç Vilallonga, y Las bicicletas son para el verano, de Fernán Gómez- como novelas propias –Mamita mia, tirabuzones, o la trilogía El olivar de Atocha, cuya versión televisiva puede encontrarse en Internet…- Bajo su aire discreto, y oculta tras unas gafas oscuras, Lola Salvador lleva bregando en el mundo del cine, la radio y la televisión toda su vida, y ahora, a sus setenta y seis años, ve recompensado en parte el esfuerzo. Más vale tarde…