Cultura denuncia el “amateurismo” del proyecto San Sebastián 2016

El Gobierno considera que el proyecto de capitalidad cultural europea de San Sebastián para 2016 se encuentra en una fase delicada. De hecho, no es el único que lo cree. Los vaivenes, medias verdades y mentiras enteras en el devenir del proyecto y en el seno de un organigrama que, a día de hoy, ni siquiera cuenta con un director general definitivo han llenado de sombras el futuro a corto plazo, y no digamos a medio y largo. Cuando solo falta año y medio para que Donostia se convierta en teórico epicentro cultural del Viejo Continente, el juicio del Ministerio de Cultura (uno de los cuatro socios dentro del Patronato de la capitalidad, junto a Ayuntamiento de San Sebastián, Diputación de Guipúzcoa y Gobierno Vasco) es sumarísimo: el proyecto es “amateur” y “localista” y, rescatando una sonada frase del secretario de Estado José María Lassalle ante la comisión de Cultura del Congreso, “podría no llegar a buen puerto”.

No menos temores alberga la actual directora general de Industrias Culturales y del Libro, Teresa Lizaranzu, que es además la representante del Ministerio en el Patronato de la Fundación San Sebastián 2016. “Sí, existe el temor de que las cosas sigan por este camino. Hay preocupación por cómo se ha ido desarrollando el proyecto, pero yo creo que ahora lo que hay que hacer es trabajar, intentar poner remedio para que la capitalidad pueda seguir adelante”, explicaba recientemente Lizaranzu durante una charla con este diario en su despacho de la madrileña Plaza del Rey.

La directora general se refería al carácter errático de la gestión que desde el consistorio donostiarra y la Diputación guipuzcoana —ambos gobernados por Bildu— viene haciéndose en este asunto. Nombramientos a dedo, dimisiones, incumplimientos de presupuestos y de plazos, críticas mutuas dentro de la propia organización del proyecto de capitalidad... y sobre todo varios toques de atención por parte del comité de seguimiento del proyecto (comité que depende de la Comisión Europea) son las razones de esta inquietud.

“Tenemos todo el interés en que el proyecto de capitalidad siga adelante, y creo que San Sebastián tiene una tradición, unas iniciativas culturales y proyección internacional que justifican que así sea”, confiesa Teresa Lizaranzu. “Es una ciudad que tiene el Festival Internacional de Cine, el Festival de Jazz, marcas culturales de tradición y yo creo que tienen la experiencia suficiente”. Sin embargo, la directora general de Industrias Culturales se muestra convencida de una cosa: “Por ahora, la Fundación desde luego no ha estado a la altura de la labor que tenía que hacer. ¿Cuál es la prioridad máxima ahora mismo? Buscar una nueva directiva que pueda, junto con el liderazgo que corresponde a la ciudad y a la alcaldía, reencauzar este proyecto. Ahí estamos cuatro administraciones, cada una con sus responsabilidades, bajo ese seguimiento que hace Bruselas del proyecto”.

Preguntada sobre si el tiempo se ha echado ya encima de San Sebastián 2016, teniendo en cuenta que queda año y medio y que las agendas en materia de gestión cultural suelen ser a años vista, Lizaranzu admite que sí, que empieza a hacerse tarde: “Es preocupante, claro que sí, pero habrá que hacer todavía más esfuerzos para evitar que los retrasos que se han producido por la sucesión en la directiva de la Fundación no impidan encauzar el proyecto. Entiendo que el proyecto de base era interesante, suscitó grandes expectativas, aunque era muy complejo. Es un proyecto muy conceptual y muy difícil de trasladar a lo tangible”.

Fue el propio Ministerio quien recientemente se dirigió a la Comisión Europea para dar cuenta de su preocupación ante la marcha del proyecto, un proyecto, no se olvide, del que el Gobierno forma parte (y al que se ha dotado de 1.200.000 euros de fondos públicos). “Bueno, nosotros”, explica Lizaranzu, “lo que hemos hecho ha sido trasladar cuál es nuestra visión de lo que ha sucedido con San Sebastián y qué es lo que nosotros creemos, cuáles son las prioridades que pensamos que tienen que adoptarse en el seno de esa Fundación, que es la que está pilotando día a día el proyecto, en la que nosotros tenemos un representante. La función del comité de seguimiento es esa adecuación al proyecto original. Cuando sus expertos se desplacen a San Sebastián, esperamos que trasladen a todos los que estamos en ese Patronato cómo ven ellos los problemas y qué elementos ven que puedan ayudar a reencauzar la capitalidad cultural”. Esa visita de los dos expertos del comité de seguimiento se produjo precisamente ayer (ver recuadro).

La ciudad entera y las instituciones han de involucrarse” Teresa Lizaranzu

¿Se considera en el Ministerio de Cultura que las tarjetas amarillas a la marcha del proyecto pueden tener efectos nocivos para el mismo? “Yo no sé si se trata de una tarjeta amarilla, yo creo que el comité de seguimiento hace una labor también, no solamente de tarjetas amarillas, yo creo que hace una labor también de apoyo. Ellos también tienen interés en que las capitales europeas sean un éxito. Es una iniciativa europea”.

Localismo y amateurismo son, a juicio de la representante ministerial en el Patronato de la Fundación, los dos vicios de San Sebastián 2016. Queda por ver la forma en que se corregirá el tiro. “Lo que ha estropeado el proyecto es la forma en la que se produce la salida de la directiva de la Fundación: es muy sintomática. Ya lo dijo el secretario de Estado de Cultura, el propio amateurismo y localismo han influido en cómo se ha llevado este proyecto. Pero yo tiendo a ser optimista. Uno de los elementos fundamentales en los proyectos de capitalidad cultural europea es que tienen que involucrar a la ciudad entera. Eso no implica que tenga que ser un proyecto local. Creo que si realmente la ciudad de San Sebastián se involucra y las distintas instituciones que estamos ahí nos involucramos, seremos capaces de sacarla adelante”.