Pequeña novela negra
Mañana, con EL PAÍS por 6,95 euros, 'El detective Lucas Borsalino', un cuento de Juan Marsé
Un sombrero borsalino de piel de conejo, heredado del abuelo y utilizado presuntamente por detectives, gángsteres y otros maleantes es un objeto sugerente para cualquiera. Mucho más para Lucas, un niño de siete años de imaginación desbordada y una cierta alergia al mundo de los adultos. Como el hábito hace al monje, poco más le hace falta al niño para hacerse investigador privado y solucionar el extraño caso de los robos en su urbanización. Este es el argumento de la novela negra en miniatura El detective Lucas Borsalino, primera aproximación de Juan Marsé (Barcelona, 1933) a la literatura infantil.
El título, con el personaje atormentado —a su manera— y el misterio irresoluble que el género exige se distribuye mañana con EL PAÍS por 6,95 euros dentro de la colección Mi primer..., coordinada para Alfaguara desde 2010 por Arturo Pérez-Reverte. El sexto libro del conjunto, todos los domingos con el diario hasta el 6 de julio, llega tras los títulos de Mario Vargas Llosa, el propio Reverte, Javier Marías, Eduardo Mendoza y Almudena Grandes, y precede a los creados por Luis Mateo Díez y Enrique Vila-Matas.
El escritor niega haber compartido la reticencia que presentaron algunos de sus compañeros (Vargas Llosa, Mendoza) a la hora de acercarse a la literatura para niños. "Siempre es interesante tener una experiencia literaria nueva", asegura el catalán. Al fin y al cabo, su planteamiento a la hora de escribir no cambia con la edad del lector: "Yo lo que quiero es hacerlo bien y terminar cuanto antes". Pérez-Reverte coincide con él en que, si un elemento hizo posible ese éxito de convocatoria, ese fue la dificultad del infantil. "Todos tenemos nuestra manera de estructurar una historia, y hemos procurado que parte de eso permanezca, pero meterse en el cuento corto para niños suponía un desafío técnico muy interesante", explica el coordinador.
Así, la historia de Lucas, el botín robado compuesto por un jamón, un bikini, un reloj y un chupete, y la urraca parlanchina (principal sospechosa) tiene el mismo origen que Últimas tardes con Teresa o El embrujo de Shangai: el charco misterioso de la inspiración. No se impuso límites, asegura, por el hecho de dirigirse a niños. "Apenas pienso en el lector cuando escribo". Lo hace, eso sí, "para niños inteligentes", de la misma manera que narra para "adultos inteligentes". Al menos, lo suficiente como para resolver el misterio final. Un objeto falta en el la guarida del ladrón. ¿Quién habrá robado el bañador plateado de mamá?
Babelia
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