Sin equipo, en autocaravana por Europa y con 10.000 euros en el bolsillo
Álvaro Díaz Lorenzo escribe, produce y dirige 'La despedida', todo un ejercicio de amor al cine rodado en condiciones precarias
Ganas no le faltan, aunque confiesa que cada día se plantea dejar de invertir el dinero que gana como profesor de inglés y trabajos en alguna serie en hacer sus propias películas. La despedida, el segundo largometraje de Álvaro Díaz Lorenzo —el primero Café solo o con ellas obtuvo el premio del público en el Festival de Cine de Málaga y se convirtió en una de las películas españolas más taquilleras de 2007— es todo un ejercicio de amor por el cine. Sin equipo técnico, el director se lanzó a viajar en una autocaravana por Europa con la única compañía de los tres actores protagonistas —Bart Santana, Joaquín Abad y Diego París—, y 10.000 euros en el bolsillo. 16 días en los que recorrieron la zona de Normandía, la ciudad de París y otras localidades francesas para terminar en Roma, donde recogieron en el aeropuerto a la única actriz del filme, Marta Nieta, rodar con ella cuatro días, volver a dejarla en el aeropuerto y, carretera y manta, regresar a Madrid a bordo de la autocaravana. 16 días en junio de 2013 y 6.000 kilómetros de viaje, en los que rodaron con una cámara y un micrófono, sin permisos y buscando la solidaridad de la gente. Solo en Roma, donde alquilaron un pequeño apartamento en el barrio del Trastévere consiguieron dejar la incomodidad de las pequeñas camas de la casa rodante. Álvaro Díaz Lorenzo (nacido en Madrid en 1977 pero criado en Fuengirola, Málaga) escribió, dirigió, rodó y montó esta despedida, que confía en que no sea la definitiva en el mercado del cine.
La despedida narra el viaje por Europa de tres amigos para cumplir el deseo de un cuarto amigo fallecido, al que llevan en una urna con cenizas. Siempre habían hablado de ese viaje sin mujeres, del anhelo de recorrer algunas de sus ciudades preferidas. Ahora, cumplen aquella promesa con el encargo de abrir cada uno una carta del amigo desaparecido, en el que le confiesa duras verdades. Así, van esparciendo por el lago de Annecy, en Francia, desde lo alto de la Torre Eiffel en París o el Coliseo romano las cenizas de su amigo Jose.
El filme, reconoce su realizador, surge de la frustración de no poder hacer siquiera una película barata con producción. No tiene distribuidor todavía pero ya ha sido seleccionada, el único título español, en la sección oficial del Festival de Newport Beach, en California, Estados Unidos, donde se estrenará el próximo día 27. “A los actores no les he pagado nada, solo los gastos del viaje pero eso sí les he prometido un porcentaje de los futuros beneficios, si es que los hay”, cuenta animoso Díaz Lorenzo. Hasta en el trabajo del sonido directo ha contado con la colaboración de estos tres intérpretes, que ensayaron durante bastante tiempo en Madrid, antes de comenzar ese viaje europeo que realizaron en junio del año pasado. “El guion lo escribí ya sabiendo las limitaciones que me iba a encontrar. Todo está adaptado a las necesidades de la historia”. Como la subida a la Torre Eiffel, que realizaron por supuesto sin permiso y con una urna con falsas cenizas que tuvieron que pasar por el arco de seguridad. Díaz Lorenzo iba con la cámara detrás de los tres actores quienes, ante las preguntas de los gendarmes franceses, les contaron una mentira a medias. Si les dijeron que su pretensión era arrojar las cenizas de un amigo, aunque no que todo formaba parte del rodaje de una película. Los gendarmes, enternecidos, les dejaron pasar sin problemas.
“Da un poco de pena y de vergüenza pedir a los actores que trabajen gratis, aunque les prometa un posible beneficio futuro. Es terrible que muchos cineastas se vayan a quedar por el camino”, lamenta Díaz Lorenzo.
Babelia
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