El cómic ya es subastable
Christie’s obtiene en París un éxito inusitado con la venta de originales del galerista Daniel Maghen
Puede que existan aún personas que duden de la consideración del cómic, historieta o novela gráfica como el noveno arte. Que no se hayan dado por enterados de su riqueza, de su capacidad evocadora y representativa para vehicular en viñetas la ficción y la no ficción. Pero el mercado del arte sí lo tiene claro. La sede en París de Christie’s asegura haber superado varios récords mundiales con su primera subasta de tiras de cómics, planchas de imprenta e ilustraciones originales, celebrada el sábado en la avenida Matignon, por valor de 3.889.500 euros.
En Francia, paraíso —junto con Bélgica— de la creación literaria ilustrada, solo faltaba Christie‘s por sumarse a la venta de originales, algo que llevan haciendo desde hace años Artcurial, Sotheby’s y Neret-Minet. Y el resultado ha sido espectacular. Un crayonné (esbozo) de Hergé para la historieta Tintín en el Tíbet ha sido vendido por 289.500 euros. El dibujo original con tinta china realizado por Uderzo para la portada del volumen El adivino de Astérix en 1972 fue adjudicado por 193.500 euros, y la plancha original de Astérix en Córcega obtuvo un precio de venta de 145.500 euros.
Christie’s se felicita también por el interés que recibieron otros dos autores ya convertidos en clásicos, André Franquin y Hugo Pratt. La portada original de un número especial de Spirou y Fantasio (Franquin) fue vendida a través de Internet por 157.500 euros, y la plancha original de La macumba del gringo (Pratt), por 55.500 euros. Otros autores presentes en la subasta que han obtenido récords de venta son Will, Moebius, William Vance (belga residente en España desde hace años), Milo Manara, Philippe Delaby, Cosey, la madrileña Ana Miralles y Frank Pé.
El artífice de ese éxito es el galerista, coleccionista y editor afincado en París Daniel Maghen, quien considera que la jornada fue “histórica” para el noveno arte. En declaraciones a EL PAÍS, Maghen transmite también su satisfacción por el éxito de autores españoles a los que ha apoyado particularmente, como Ana Miralles o Enrique Corominas, al que ha publicado en Francia. “Es el resultado de un acompañamiento como galerista, de un esfuerzo por hacer descubrir la obra de estos ilustradores que ahora se ve recompensado”, afirma.
Un esbozo de Hergé para de ‘Tintín en el Tíbet’ se vendió por 289.500 euros
Maghen se considera “de la vieja escuela”. “Es en la novela gráfica donde están ahora los mejores ilustradores figurativos, que han heredado la tradición de Toulouse-Lautrec, Gustave Doré, Carl Larsson y los grandes maestros de los siglos XVIII y XIX”. Quienes compran obra de Jean-Pierre Gibrat (Jeanne et Cécile, Le vol du corbeau) “buscan esa continuidad y esa plasticidad de antaño”, para este experto en ilustración. “Muchos clientes internacionales me compran originales de Gibrat porque para ellos representan la plasmación de la mujer francesa, un ideal de belleza y elegancia parisina que retrató el cine de los años 40 y 50”.
¿Hay algunas líneas de creación que hayan atraído un interés particular de los coleccionistas? “No, realmente”, dice Maghen. “Se trata más bien de coups de coeur, de compras basadas en una emoción que transmite la obra y que conecta con el espectador, como en el caso de las acuarelas de Corominas”.
Maghen estima que en la subasta han confluido dos influencias. “Por un lado, se confirma el interés que despierta el cómic tradicional, lo que la gente ha leído de pequeños. Es una mirada ligada a la infancia (Tintín, Astérix, Mortimer); y por otro lado, la fascinación de generaciones posteriores que han incorporado a autores como Hugo Pratt a su universo cultural de adultos”.
Interrogado sobre el papel de las instituciones, Daniel Maghen asegura que a ese respecto “Francia está en la edad de piedra”. Cita como ejemplo el hecho de que el Museo de Angulema, en la ciudad que alberga el mayor festival europeo de cómic, disponga de un esmirriado presupuesto de entre 30.000 y 40.000 euros anuales para compra de originales. “Se hace mucha compra bibliófila o histórica, pero no se está comprando obra a los grandes autores franceses contemporáneos, como Gibrat, lo que me parece un escándalo”.
Maghen, que empezó a coleccionar y a vender originales de cómic con 19 años, hace un cuarto de siglo, ve reivindicado ahora el valor de esas obras. “Porque no puedes ser plenamente consciente de la belleza y magnitud de una ilustración a partir de un libro: hay que ver los originales”.
Ana Miralles explica que ha sido muy importante también para esa explosión “el apoyo de la industria editorial del cómic, que hace que salgan cada año unas 5.000 novedades, con tiradas muy superiores a las que se dan en España”. En el país vecino, explica, “el cómic se entiende como una extensión más de la cultura y una industria floreciente que da trabajo a muchísima gente”.
El éxito de la venta en Christie’s, para Maghen, no es solo el fruto de sus esfuerzos como coleccionista y galerista, sino “la consagración del lugar que ocupan el cómic y la ilustración como bellas artes”.
La próxima gran cita en esta especialidad del mercado del arte será el 24 y 25 de mayo, cuando Artcurial ponga a la venta en París un fondo esencial de originales de Hergé y Tintin, entre otros grandes autores. Eric Leroy, experto de la casa de subastas, no duda en afirmar que será “un fin de semana histórico”, para el cómic.
Babelia
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