Una mirada del futuro y otra del pasado inauguran el cine ecuatoriano en 2014
Quito 2023, de ciencia ficción, y Saudade, un retrato íntimo, aburren y sorprenden a los espectadores
El largometraje de ciencia ficción que abrió la producción nacional este año no resultó muy sugestivo. El filme Quito 2023, que se estrenó en febrero, mostró la historia de un grupo de rebeldes que quiere acabar con una dictadura militar que parece de los años 70 u 80, pero pertenece al 2023. El guión desilusionó a muchos espectadores que acudieron a las salas de cine animados por el recuerdo de las 13 películas ecuatorianas que pasaron por la cartelera el año pasado. Y esta desilusión que produjo el debut del cine nacional quizá ahuyentó al público (y a los dueños de las salas de cine) que vuelven a desconfiar de la producción local.
Quito 2023 puede pasar por un buen intento de reunir dinero (220.000 dólares consiguió la productora El Imaginario Colectivo) para hacer un proyecto audiovisual. Los resultados de taquilla fueron irrisorios, apenas hubo 10.000 espectadores en las tres semanas que estuvo en las principales carteleras. El proyecto no nace de una escuela de cine formal sino de las buenas ganas de un par de amigos: un ingeniero de sistemas (César Izurieta, el director) y a una persona que venía del mundo del marketing y las relaciones internacionales (Juan Fernando Moscoso, el guionista). El primero quiso hacer una película de ciencia ficción sobre una muralla que mantiene a la gente atrapada y el segundo escribió esa ficción distópica de la capital de Ecuador en tan solo 21 días.
Menos mal para el cine ecuatoriano se estrenó en marzo Saudade y las salas de cine se volvieron a llenar. Las diferencias con la cinta de ciencia ficción empiezan desde el tiempo dedicado al guión.
Juan Carlos Donoso, director y guionista de la nueva cinta, escribió nueve borradores y tardó seis años en pulir su guión. Este joven de 30 años, además, proviene de esa cantera de cineastas que han pasado por la Universidad San Francisco de Quito y han sido formados por otros directores que ya han probado su talento como Tania Hermida, a quien Donoso editó su segundo largometraje (En el nombre de la hija), o Iván Mora, quien fue su profesor de dirección y con el que participó en el proyecto Sin otoño, sin primavera.
Saudade es la ópera prima de Donoso y cuenta la historia de un grupo de amigos que vive en libre albedrío mientras el país sufre la grave crisis financiera generada por el feriado bancario de 1999, que poco a poco toca a todos los protagonistas de la película. Quizá lo único reprochable es que documenta poco la crisis bancaria y que es más un filme autobiográfico, como la mayoría de las óperas primas ecuatorianas.
Donoso defiende el carácter político de su película y cuenta sus motivaciones personales para hacer la película. En una entrevista dada a un diario local dice que: “Mi artista favorito, el mexicano Gabriel Orozco, dice que ‘si el arte no es político, es muy aburrido’. Yo creo profundamente en eso. Por otro lado, yo vengo de una formación familiar muy de izquierda. Crecí en ese ambiente artístico y político, en el que de una u otra forma tuve cierta conciencia de cómo funciona el mundo (...) Un poco la película va de eso también. Creo que los que tenemos 30, 33 años, crecimos con una generación de militantes que dieron tanto por la militancia, que también botaron un poco la casa. En esa vía, la cinta también plantea el hecho de que muchas veces hay que hacer crítica a la misma izquierda, desde la izquierda, y una de esas críticas es, precisamente, ese espacio de lo cotidiano y de lo íntimo”.
Saudade, que fue posible gracias al premio de Producción para Largometraje de Ficción del Consejo Nacional de Cine y que recibió un aporte de 90.000 dólares de Ibermedia, lleva una semana en cartelera y hasta ahora la crítica ha sido muy favorable. A nivel internacional, la cinta se ha visto en ocho festivales de cine y esta semana el equipo de producción se marchó a los Encuentros del Cine Latinoamericano de Toulouse.
Este año queda todavía por ver cinco estrenos (entre las que hay otra que trata sobre el feriado bancario de 1999) y alguna de las diez películas más que están en posproducción y podrían llegar a estrenarse en este año. El reto es superar el récord de los trece estrenos del año pasado y convocar a más de los 235.000 espectadores que, según el Consejo Nacional de Cine, prefirieron la producción nacional en 2013. Uno de los errores que no pueden volver a cometer es hacer que las películas ecuatorianas compitan entre ellas. El año pasado hubo un boom de estrenos a fin de año que no fue bueno para sumar espectadores.
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