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Egipto, yacimiento en bancarrota

Los problemas financieros derivados de los saqueos y la caída del turismo se suman ahora a la destrucción de valiosos tesoros

Destrozos ocasionados por una bomba en el Museo de Arte Islámico.
Destrozos ocasionados por una bomba en el Museo de Arte Islámico.getty images

La ola de violencia e inestabilidad que afecta Egipto desde la revolución del 2011 no solo se ha cobrado un elevado precio en forma de víctimas mortales, sino también de daños a su patrimonio cultural. El último damnificado ha sido el Museo de Arte Islámico de El Cairo, que ha visto cómo su estructura y parte de sus obras expuestas sufrían serios desperfectos a causa de un potente explosivo. El artefacto, que estalló el pasado 24 de enero, tenía como objetivo la Dirección de Seguridad de El Cairo, colindante con el edificio del museo.

En total, 165 obras sufrieron desperfectos, y de estas, 64 fueron completamente destruidas. “Estas son piezas de cerámica, y será imposible restaurarlas. Una gran perdida”, comenta Abdelrahim Hanafy, unos de los responsables de la institución. El museo, uno de los más importantes del mundo en su especialidad, ha sido clausurado de forma indefinida, a la espera de una restauración que podría llegar a costar cerca de 10 millones de euros. El Gobierno egipcio ya ha empezado a recabar fondos de instituciones internacionales, entre ellas las Naciones Unidas.

Peor suerte corrió el Museo de Malawi, una localidad situada en la sureña provincia de Minia. Este recinto fue desvalijado y parcialmente destruido a mediados del pasado mes de agosto, en plena ebullición posgolpe de Estado. Una turba de vándalos y ladrones se apropió de cerca de 1.250 piezas. Una buena parte de la colección son obras del Antiguo Egipto. Sin embargo, las autoridades han podido ya recuperar unas 900.

El Museo de Arte Islámico ha sido el último damnificado por la violencia

Los efectos de la violencia política se suman a los problemas derivados de la falta de financiación provocada por la caída de ingresos durante los últimos tres años. Después de la revolución que destronó al exdictador Hosni Mubarak, el número de turistas nunca ha llegado a recuperar su pujanza de antaño. “Una parte de las entradas que pagan los turistas va directamente a las arcas de los museos. Así pues, además de un problema de seguridad, desde la revolución tenemos un problema financiero”, comenta Hanafy.

Ya antes de la revolución el estado de algunos museos se resentía por la falta de recursos suficientes. Este es el caso, por ejemplo, de la joya del panorama museístico del país: el Museo Egipcio de El Cairo, que atesora una impresionante colección de más de 120.000 obras del Antiguo Egipto. El museo está situado en uno de los márgenes de la plaza de Tahrir, epicentro de las protestas periódicas que ha experimentado la capital egipcia durante el tumultuoso periodo de transición. A pesar de que ha mantenido abiertas sus puertas incluso en momentos de gran tensión, los turistas brillan por su ausencia.

“Ni tan siquiera tenemos dinero para comprar material de oficina, como bolígrafos, o sufragar el coste del mantenimiento de los ordenadores”, lamentaba Yasmin el Shazly, responsable del Departamento de Documentación, en una entrevista para Reuters. “Siempre ha sido difícil porque el dinero generado por el museo va al Gobierno y raramente vuelve a nosotros. Pero ahora, sin dinero viniendo del turismo, es peor que nunca”, agrega.

El museo tiene un sistema deficiente de almacenamiento y control de todas sus piezas, y se sospecha que algunas de las que se encuentran almacenadas han sido sustraídas y sustituidas por réplicas. Asimismo, la ordenación, señalización y las explicaciones de las obras expuestas no está a la altura del valor de su patrimonio. En cambio, esto no sucede con otros de los principales museos del país, como el moderno Museo Copto, situado en el viejo Cairo, o el precioso Museo Nubio de Asuán, construido con la ayuda de la Unesco. Al grupo se espera que se sume a partir de 2015 el Gran Museo Egipcio, que estará situado cerca de las pirámides. Dedicado al Antiguo Egipto, está destinado a convertirse en uno de los mayores centros culturales de restos arqueológicos del mundo.

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