“Si uno de nosotros muere de sobredosis, 10 personas ganarán ese día”
Sorkin recuerda en un obituario una frase que le dijo su amigo Seymour Hoffman Unas 400 personas acuden al funeral del actor
"Phil Hoffman y yo teníamos dos cosas en común. Éramos padres de niños pequeños y nos estábamos rehabilitando de nuestra dependencia de las drogas". Así arranca el emotivo obituario con el que Aaron Sorkin, guionista de series como El ala oeste de la Casa Blanca y The newsroom, ha despedido a su amigo y actor en la revista Time. Philip Seymour Hoffman murió el pasado domingo, 2 de febrero, a los 46 años de forma inesperada y debido, según la investigación, a una sobredosis.
En su texto el guionista desvela una frase profética que le dejó Seymour Hoffman como legado. "Si alguna vez uno de nosotros muere de sobredosis, seguramente, 10 personas ganarán ese día", le dijo el actor al director en una ocasión. "Quería decir que nuestras muertes serían noticia —cómo ha sucedido— y que, tal vez, alguien se asustaría e iría de inmediato a rehabilitación", continúa el texto de Sorkin.
"Philip Hoffman, ese tipo decente, magnífico, grandioso actor, que nunca se sintió superado por ningún papel porque dominaba a la perfección el arte de interpretar, no murió porque estuviera deprimido, ni porque se pasara con la dosis, murió porque era un adicto a la heroína. Tenemos que dejar de pensar que si se hubiera inyectado la dosis adecuada esto no hubiera pasado, que él ahora estaría bien", añade el obituario.
Por fin este viernes, rodeado de su familia y en la que fue su ciudad natal, Nueva York, Hoffman ha sido enterrado, aunque los rumores sobre las circunstancias de su muerte probablemente continúen un poco más de tiempo. El funeral, al que acudieron unas 400 personas, fue a puerta cerrada por deseo explícito de sus allegados y tuvo lugar en la Iglesia de San Ignacio de Loyola, en Manhattan, el mismo sitio en el que se celebraron los sepelios de Jacqueline Kennedy Onassis y Lena Horne, una legendaria actriz y cantante afroamericana de jazz y música popular. La noche del jueves hubo un velatorio en la casa del actor.
Hoffman fue encontrado muerto, por una supuesta sobredosis de heroína, en su apartamento de Manhattan el pasado domingo. Desde entonces, las noticias sobre la causa de su fallecimiento, su adicción a la heroína, las detenciones de sus proveedores, la autopsia no concluyente y las despedidas emocionadas de sus compañeros y amigos no han dejado que el alma de este actor con mayúsculas descanse en paz.
Hoffman fue siempre muy claro en cuanto a su adicción, y se acababa de separar de la que fue su pareja durante 15 años, Mimi O' Donnell, con la que tenía tres hijos. La policía informó el pasado miércoles que la autopsia elaborada al cuerpo del actor no era concluyente y que se necesitaban más pruebas para determinar la causa exacta del fallecimiento. Las autoridades encontraron al fallecido en el baño de su casa con una jeringuilla en el brazo y docenas de bolsas que contenían heroína.
La adicción de Hoffman ha causado un gran revuelo en los medios estadounidenses, en los que se ha destapado el repunte del consumo de esta droga en el país en la última década —entre 2007 y 2012 creció un 80%— y la muerte de decenas de personas en varios Estados por inyectarse heroína adulterada.
La familia informó que a final de este mes se organizará un acto público en honor del actor. Hoffman fue nominado al Oscar en cuatro ocasiones, ganando uno en 2006 por su papel de Capote en Truman Capote. También fue candidato a los premios Tony —de teatro—en dos ocasiones. Broadway quiso honrar su memoria apagando las luces por un minuto, un honor que se hace cuando fallece un gran actor.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.