Los que se van, los que se quedan
Repaso urgente a algunas de las muertes más ilustres del mundo del cine y a las biografías de algunos de los que se salvaron de la caída

Pocos universos han sufrido tanto el impacto de las drogas como el del espectáculo y, en concreto, el del cine. Sometidos al escrutinio del ojo público las veinticuatro horas del día, ricos y famosos, jóvenes y adulados hasta la extenuación, los actores han sido una constante en la lista de víctimas de una plaga que no deja títere con cabeza y que llena –día sí, día también- las páginas de los medios de comunicación.
La combinación letal lo es aún más (si cabe) al otro lado del Atlántico, donde las estrellas viven en un mundo impermeable, más solitario que blindado.

La muerte de Philip Seymour Hoffman ha servido para desatar unos cuantos infiernos, los habituales rankings, los reportajes de costumbre sobre aquellos que sucumbieron al demonio de las drogas (River Phoenix, John Belushi, Heath Ledger, Cory Monteith… añada los nombres que considere oportunos).
Cuando al mejor actor de su generación le encuentran víctima de una sobredosis, todo es posible. La aparición, además, de medios de comunicación dedicados íntegramente al cotilleo y el chascarrillo, provoca que –dinero mediante- cualquier detalle relativo a la autopsia, el informe policial o los atestados judiciales se filtre con una facilidad asombrosa. Mientras se escriben estas líneas ya circulan por la red el –presunto- número de papelas que había en casa de Seymour Hoffman, las conclusiones forenses, el índice de estupefacientes y opiáceos en la sangre del actor y hasta la ropa que llevaba puesta. Pronto alguien se atreverá a publicar lo que pensaba momentos antes de cerrar los ojos.

Aún se recuerda en Hollywood el ruido que provocó la muerte del mencionado Ledger, allá por 2008, cuando algunos ofrecieron auténticas locuras por el diario del actor, en el que supuestamente se reflejaba el estado mental que le condujo a la muerte. El diario nunca apareció, y con él se esfumó la idea de sacar más jugo a la muerte de un gran intérprete en la cima de su carrera. Alguien debería haber escrito, a modo de escarmiento, lo triste que es perseguir fantasmas que llevan encadenado al pie una bola de latón.
Pero ¿y qué hay de los que se quedan?

Pocos recuerdan en estas fechas a personas como Robert Downey Jr, Michael Douglas, Matt Damon, Samuel L. Jackson, Drew Barrymore o Robin Williams. Probablemente porque el hecho de que sus coqueteos con el alcohol, la cocaína y la heroína no acabó con ellos en el cementerio o sus cenizas en el océano. Los que se quedan tendrán que seguir soportando que sus debilidades (llámense adicciones, o rupturas, o –simplemente- un mal día) se expriman con todo lujo de detalles para que el público puedo comprobar que –al final, sí- también ellos eran humanos. También ellos tenían vecinos que les daban los buenos días, amigos que les echarán de menos y familias a las que proteger. No está de más recordar que el añorado Seymour Hoffman tenía tres hijos, de edades comprendidas entre los seis y los once años. No debería ser naif pedir comprensión (si no respeto) sobre todo aquello que tenga que ver con la muerte de un actor. Confirmada la sobredosis de Seymour Hoffman, la sustancia que la provocó y el destino final del intérprete, no debería quedar mucho más que ofrecer al rebaño. O quién sabe, quizás ahí empieza la historia que no interesa contar: la del hueco que tocará tapar a los que aún siguen aquí...
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
De la reinserción social a la dana, la IA o la cultura urbana: estas son algunas de las historias educativas más relevantes de 2025
La Audiencia de Valencia respalda el 80% de los recursos presentados a la jueza de la dana
Nasry Asfura es el presidente electo de Honduras tras un mes de recuento y presiones internacionales
El Departamento de Justicia de EE UU recibe un millón de nuevos documentos sobre el caso Epstein
Lo más visto
- Víctor Bermúdez, profesor de Filosofía: “Hemos perdido el control del proceso educativo, lo que damos en clase es en gran medida un simulacro”
- Zelenski confirma que cualquier pacto con Rusia deberá ser ratificado en referéndum
- “Un jardín con casa, no una casa con jardín”: así es la premiada vivienda de 146 metros cuadrados que se camufla con la vegetación
- La revalorización de las pensiones queda en el aire por la negativa de la derecha a apoyar otras medidas sociales
- TVE se reivindica (con pulla) en su gran noche televisiva




























































