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Un multitudinario guateque de las músicas actuales

La gala de Los 40 Principales llena el Palacio de Deportes de Madrid

Jesús Ruiz Mantilla
Un momento de la actuación de Ricky Martin en la gala de Los 40 Principales.
Un momento de la actuación de Ricky Martin en la gala de Los 40 Principales. SAMUEL SÁNCHEZ

Desde hace ocho años, más o menos con las luces navideñas en Madrid, llega la gran gala de Los 40 Principales en el Palacio de los Deportes. No le ha costado abrirse paso como uno de los grandes acontecimientos de la cultura de masas a nivel hispano, pero con el mérito de ser considerada fundamental para cada artista internacional que goce del beneplácito del público en España o Latinoamérica.

Así, lo mismo consagrados latinos globales —desde Ricky Martin, que abrió la gala, o Alejandro Sanz, los Estopa y Dani Martín— que anglosajones con brillo ascendente —como los Imagine Dragons, llegados directamente desde Texas—, pocos han faltado a la gran fiesta española del pop.

Los premios se han ido sucediendo puntuales desde las siete de la tarde hasta más allá de las 10, en una celebración multitudinaria que aunaba miles de adolescentes que cada día se acercan a la cotidianeidad de la radio pegados al dial de Los 40, o descargándoselo cómodamente mediante podcast, junto a padres que quizás iniciaron su enciclopedismo musical pendientes de grabar canción a canción en cintas variadas de hierro o cromo, escuchando y apretando pacientemente el pause antes de que entrara la voz del locutor.

De Ricky Martin a Imagine Dragons (o One Direction, eso sí, estos en foma de vídeo), ha habido espacio en las actuaciones para la bella Malú, para la frescura canaria de Efecto Pasillo, para la tatuada visita de un chico salido de un show de talentos como James Arthur, para el delirio que ha venido de manos de Antonio Orozco, la emoción que ha despertado Melendi o la gracia saltarina y coreografiada de Auryn.

Todo ello, entremezclado en una gala que iba mezclando pellizcos musicales, presencias conocidas del cine y la televisión para entregar los galardones, y la emoción de los nominados, con los premios en la mano y el consabido agradecimiento.

Mientras, en el backstage se daban cita como en una ocasión obligada artistas en busca de oportunidades, productores, periodistas, familia, amigos y agentes que fueron felicitando a los que llevaban en la mano la estatuilla de esta suerte de grammys hispanos. Comenzó el reparto con Alejandro Sanz, que se llevó la recompensa a la mejor gira, de veterano a novato —“estoy emocionado, es el primer premio que me dan”—, aparecía John Newman para recoger su cosecha por el mejor videoclip internacional vistiendo su canción Love me again. El de mejor clip nacional ha sido para Auryn.

Los One Direction han saludado mediante grabación y han agradeciedo el premio al mejor álbum internacional por su Take me home, mientras que el de nacional fue para el cada vez más creciente Pablo Alborán, encantador. Fue él quien cerró la entrega por la mejor canción también. Un dúo que interpreta junto a Malú: Vuelvo a verte.

Más méritos reconocidos por lo que ha sembrado este año han sido para Ricky Martin, incombustible, con noble vocación de cruzado —“uniendo culturas, llevando nuestro idioma a diferentes partes del mundo”, dijo— y reconocido como mejor artista latino justo después de que la categoría de internacional fuera para el gancho que tanto recuerda a lo que un día fue Michael Jackson, llamado Bruno Mars.

Nobleza obligaba y también hubo ocasión de reconocer carreras y trayectorias. Los 12 años de rumba en un contexto cambiante y adverso son para ponerse a los pies de quienes han vendido cuatro millones de discos y han levantado al público con letras y ritmos de barrio bajo el nombre de Estopa.

Lo mismo que a Dani Martín, por su versatilidad, por su saber meterse con medida lo mismo en el cine que en el puro poderío pop en la música, primero junto a El canto del loco, después en solitario. Fue por eso por lo que recibió el reconocimiento al artista polifacético. Y entre las revelaciones hubo hueco para reconocer a Pablo López —nacional— y a Macklemore & Ryan Lewis, al tiempo que Imagine Dragons se llevaron el galardón de mejor grupo de rock, reconociendo su creciente poderío.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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