Apocalipsis de mediana edad
'Bienvenidos al fin del mundo' confirma el genio y la identidad única de Wright
El primer largometraje de Edgar Wright, Zombies party (2004), se abría con imágenes de un Londres poblado de transeúntes ensimismados que parecían muertos en vida. La plaga zombi aún no había comenzado: cuando los informativos empezaban a dar cuenta de la catástrofe, los protagonistas seguían tan enfrascados en sus cosas que tardaban en darse cuenta de que estaban metidos en una película de terror.
Seis años después del estreno de Arma fatal (2007) -película que utilizaba el esquema de la buddy movie para lanzar cargas de profundidad contra las esencias británicas-, Bienvenidos al fin del mundo cierra una posible trilogía hibridando la comedia dramática de reencuentro y el cine apocalíptico, variante invasión sutil ultra-corpórea. El resultado es sobresaliente: una película que confirma el genio y la identidad única de Wright a la hora de reciclar los mecanismos del cine espectáculo y la tradición de los subgéneros para decir cosas no poco profundas sobre lo humano.
La introducción marca el tono con vehemencia: un relato épico de nostalgia alcohólica que, en su desenlace, se revela confesión, en inoportuna clave triunfal, dentro de una terapia de alcohólicos anónimos. Ahí está, latente, el gran tema de la película: una reivindicación del derecho del ser humano al fracaso y a la auto-destrucción frente a la aséptica e inquietante promesa de felicidad que ofrecerán unos invasores que hablan con el lenguaje de la nueva empresa, el pensamiento positivo y la gestión de recursos humanos.
La introducción del elemento fantástico, a través de un desencuentro inter-generacional en el lavabo de un pub, define la película como inconfundible producto nacional de esa Gran Bretaña imaginaria donde la tradición de Los Vengadores (John Steed y Emma Peel, por supuesto), el Dr. Who y el Dr. Quatermass se cruza con la libertad cómica de series como The Young Ones, La pareja basura o Spaced, la telecomedia que unió por primera vez los talentos de Wright, Simon Pegg y Nick Frost.
Babelia
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